Educación a distancia
Julieta Fierro

Ciencia bajo demanda

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Una universidad debe enseñar conocimiento universal, de allí su nombre. Debe ofrecer una gama amplia de carreras y realizar investigación: generar nuevo conocimiento, y difundir la cultura. Una universidad que ofrece unas cuantas carreras no es en realidad una…

Lectura: ( Palabras)

Pienso que es el momento de comenzar a atender la demanda de la educación superior para todos los mexicanos. Es imposible que las grandes universidades aumenten su matrícula para dar cabida al medio millón de personas que rechazan. La única solución para satisfacer la demanda es ofrecer educación de calidad a distancia.

El primer paso para lograr esto es la instalación de internet de alta velocidad en todas las ciudades mexicanas y equipar numerosas aulas virtuales; con personas entrenadas en educación a distancia para ayudar a los nuevos usuarios a usar las plataformas existentes.

Una universidad debe enseñar conocimiento universal, de allí su nombre. Debe ofrecer una gama amplia de carreras y realizar investigación: generar nuevo conocimiento, y difundir la cultura. Una universidad que ofrece unas cuantas carreras no es en realidad una universidad, sino una escuela.

Algo que se podría hacer para que aun las escuelas pequeñas tuvieran acceso a una diversidad de disciplinas es integrar a un grupo de especialistas pertenecientes a las grandes instituciones académicas, para elegir y diseñar cursos a distancia que no sólo se puedan cursar para fortalecer las nuevas universidades que se piensan construir, sino las existentes y sobre todo para entrenar a cualquier persona que desee cursar educación superior. Sólo mediante cursos a distancia se podrá masificar la enseñanza. Los cursos estarían a cargo de grupos multidisciplinarios que incluyan a los grandes maestros de las universidades más prestigiadas acompañados de especialistas en educación y evaluación en línea. Para masificar la educación de ser posible habría que combinar la educación presencial y remota, donde las materias técnicas se aprendieran en las empresas.

educación a distancia

En mi opinión, habría que comenzar impartiendo clases de español, el uso correcto de la lengua es imprescindible para entender y comunicar. También habría que ofrecer cursos de historia, inteligencia artificial, ética, así como materias de distintas carreras, en particular las técnicas. Que durante los primeros años de educación a distancia se recibiera una educación universal combinada con materias de especialidad.

Considero que es fundamental enseñar inglés; el dominio de esta lengua abriría las puertas de la educación a distancia que ofrecen las universidades norteamericanas mejor calificadas, los MOOCs: Massive Open Online Courses. En general muy pocos alumnos certifican estos cursos porque su manejo del inglés es insuficiente, y sobre todo porque la formación que recibieron en el bachillerato no cubre los conocimientos necesarios para comprender los MOOCs, pues son de alto nivel. Así que si hubiese cursos en línea de distintos niveles de inglés, más cursos básicos, en modalidad a distancia se podrían formar lo suficiente bien a los alumnos para que pudiesen aprobar los MOOCs. Aun sin obtener los certificados de las universidades norteamericanas, los alumnos aprenderían qué es de lo que se trata y, más tarde, por medio de exámenes las universidades locales podrían ofrecer la certificación. Es decir, lo importante es aprender, de preferencia en las mejores universidades posibles, y para eso se necesitan fundamentos fuertes que se podrían adquirir por educación en línea.

Si las universidades mexicanas colaboran, impartiendo cada una algunos cursos a distancia, siempre de gran calidad, poco a poco se iría construyendo una base educativa para consolidar la formación de las nuevas universidades.

educación a distancia
Foto: Luis Sevillano.

Es evidente que no todas las carreras se pueden aprender en línea, pues en ocasiones se requiere de realizar prácticas. Así que sólo unas clases y unas cuantas carreras se podrían cursar de manera remota. Sin embargo, si un chico tomó cursos técnicos a distancia, se puede incorporar a las industrias, donde complementaría su formación con prácticas laborales, y de esta manera, ingresaría a trabajar con mejores bases para entrenarse y prosperar.

Es difícil tomar cursos en línea. En general, pertenecer a un grupo escolar es estimulante, se puede estudiar y trabajar en equipo ‒que es la manera moderna de funcionar‒, haciéndole preguntas en tiempo real al docente. No obstante, para el medio millón de mexicanos que quieren aprender ya la formación remota es la única solución. Por cierto, así como los habitantes de todo el mundo se benefician de los MOOC’s norteamericanos, los de habla hispana se beneficiarían de los mexicanos.

¿Cómo se financiaría este proyecto? Si las grandes universidades se asociaran con la SEP, ésta construiría las aulas virtuales, dotándolas con equipo y personal, y a cambio las instituciones académicas generarían cursos de actualización a distancia, que tantos profesores demandan para mejorar sus prácticas docentes.

Si a largo plazo contamos con centenares de buenos cursos en línea, cada quien va a poder aprender lo que quiera cuando quiera.

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Luis Wertman
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Construcción Ciudadana


( Palabras)

Regresar de esta pandemia, a una nueva realidad, pasará por el uso intensivo de la tecnología. Como nunca lo hemos visto, diferentes ámbitos de esta vida que surgirá de la crisis sanitaria serán a través de pantallas, micrófonos y cámaras portátiles. 

El trabajo no volverá a concentrarse en los grandes edificios de oficinas y tendrá que incluir varios días desde casa, porque muchas y muchos profesionales preferirán la convivencia y la comodidad de su hogar a los traslados en transporte público o en automóvil. 

La frontera entre trabajar desde una terraza soleada, a miles de kilómetros de distancia, en una compañía que podría estar basada en otro país, se diluyó por esta pandemia y ahora es el caso de personas que no están pensando en regresar pronto a un esquema presencial.

En un dato sorpresivo, The New York Times publicó que, por primera vez, las personas pasan más tiempo de compra en el principal sitio que conocemos para ello, que en los pasillos del supermercado más famoso. 

Este cambio en la movilidad, el comercio y en el trabajo será definitivo y los números de productividad y de tiempo de conexión terminarán por imponerse en las decisiones que tomen las empresas para conservar talento, contratar a los mejores del ramo, y medir el desempeño de sus colaboradores.

solidaridad a través de pantallas
Imagen: KAICIID.

Mercados como el inmobiliario, el turístico o el de aparatos tecnológicos de última generación, se alterarán por completo. Una propiedad en un pueblo mágico, que cuente con servicio de internet rápido, escuelas de cierto nivel, podrían atraer a familias que buscan calidad de vida, espacio y tiempo libre, contra la oferta de departamentos y casas en ciudades llenas de tráfico.

Los hoteles también podrían convertirse en las nuevas oficinas y entregar un servicio completo por temporadas para aquellos que no necesitan estar ocho horas sentados frente a una computadora en un cubículo. Si no lo creemos, veamos cómo se ha comportado el mercado de rentas temporales de inmuebles durante esta contingencia. Las alzas en fines de semanas largos que no son los que están establecidos por las autoridades en el calendario, es el segmento que mayor crecimiento ha tenido en casi 18 meses.

Pero nada de esto sería posible sin las conexiones remotas, las aplicaciones de videoconferencia y los teléfonos celulares con capacidad para convertirse en auténticas oficinas portátiles. ¿Cómo será conectarse a una junta desde la pantalla del refrigerador? Tal vez, pronto lo veremos.

Aunque nada sustituye el regreso a clases a la convivencia presencial con otras personas, es posible que la educación, sobre todo la superior, pase una buena parte en línea mientras, por ejemplo, un estudiante trabaja en otra ciudad o vive en otro país. Eso ahorraría mucho dinero a quien busca obtener una licenciatura o un posgrado, que no necesariamente podría pagar si fuera a residir al campus de una preparatoria o de una universidad.

actividades desde Zoom
Imagen: Distintas Latitudes.

Los miles de cursos en línea y de los canales de videos en los que puedes entrar en contacto con cientos de personas que tienen tus mismos intereses, también pueden volverse plataformas de comercio, acuerdos de negocios, compra de propiedades y hasta intercambio de conocimiento a una velocidad que esperábamos en el futuro, pero que ya está aquí.

Como ciudadanos tendremos que cuidar que la competencia se fomente y que las buenas prácticas prevalezcan en el comercio electrónico. Brindar seguridad cibernética será tan importante como garantizarlas en las calles y evitar caer en manos de un delincuente será una tarea civil que se trasladará a la red.

Este futuro que ya nos alcanzó, también cambiará nuestra idea de contacto personal y ese aspecto debemos cuidarlo bien. Es una cuestión de equilibrio entre pantallas e interacción física. Puede que nos hayamos adaptado a no ir a comprar nada a un centro comercial, lo que no es conveniente es que dejemos de salir y compartir con otras personas del espacio público. La vida remota facilita muchos aspectos del día a día y nos puede acerca con las personas que más nos importan, pero no olvidemos que el fundamento de una sociedad sana es el contacto, el diálogo constante y la colaboración enfocada en el bien común. Eso no lo puede dar ningún aparato electrónico.

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Claudia Schatan
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De qué se trata


( Palabras)

Lo que se intuía, ahora se plasma en cifras concretas: el COVID-19 nos condujo en México y en el resto del mundo a hacer un uso mucho más intensivo de los medios digitales de comunicación. Así lo reflejan las cifras publicadas por Datareportal. En enero de 2021 había 90.8 millones de personas usando Internet en México, es decir, 70.1% de la población. El número de usuarios de Internet aumentó en 3.5 millones entre enero 2020 y enero de 2021 en México, es decir, un 4% (tasa similar a la registrada en los dos años previos a la pandemia), pero a nivel mundial ese incremento fue mayor, de 7.3%.

La contraparte de esta mayor demanda de conectividad es la oferta de infraestructura para la conexión. La velocidad de descarga de las conexiones de Internet móvil aumentó 13.2% entre enero de 2020 y enero de 2021, alcanzando 32.08 MBPS y la velocidad para las conexiones de Internet fijas se incrementó 30.4%, llegando a 44.5 MBPS. El 95.9% de los usuarios de Internet usan la modalidad móvil, cuya velocidad de conexión es bastante menor que la fija y además creció menos que ésta. Comparado al resto del mundo, México se ve rezagado en infraestructura digital. En enero de 2021, México ocupaba el lugar 69 entre 140 países, respecto a la velocidad de su banda ancha móvil, y el lugar 77 en velocidad de su banda ancha fija entre 175 países.

La digitalización ha mostrado dos caras durante la presente pandemia: por una parte, está siendo una gran ayuda para mitigar algunos efectos de la pandemia y el aislamiento social al que ésta nos condena, pues gracias a ella se ha podido emprender el trabajo a distancia, la educación virtual, la atención a muchos pacientes en forma remota y el e-commerce y muchas transacciones financieras en línea se han podido realizar sin tener que desplazarnos a los comercios o a los bancos. Por otra parte, se profundiza la desigualdad social en la medida en que no todos tienen acceso a las redes sociales, ni a los servicios digitales de diversa índole, o bien, aún teniéndolos no pueden aprovecharlos por diversos motivos. De ahí que las diferencias sociales después de la pandemia serán muy probablemente mucho más marcadas que antes de ella. Estas diferencias se pueden apreciar claramente en los servicios de educación, de salud, y financieros, entre otros.

educación sin conexión internet
Imagen: Expediente Público.

Quizás uno de los impactos más fuertes del distanciamiento social debido a la pandemia ha sido en el área de educación. Con el cierre de todas las escuelas en el país, hubo un cambio abrupto y forzoso hacia la enseñanza en línea para un total de 36.6 millones de estudiantes, en el ciclo 2019-2020. La Secretaría de Educación Pública (SEP) creó el programa “Aprende en Casa” ( y después, “Aprende en Casa II”) para ofrecer clases remotas junto con la distribución física de los correspondientes materiales para ellas (libros oficiales). Las clases se transmiten a través de la TV (y en menor medida la radio), que es el medio que llega a la mayor cantidad de hogares en México. Existe asimismo un programa –Aprendiendo desde mi Comunidad– para comunidades pluriculturales con emisiones de contenidos educativos en 15 lenguas originarias de entidades como Oaxaca y Chiapas, también con el apoyo de canales de TV y radio. Este medio de enseñanza por vía de TV y radio, si bien cumple con llegar a la mayor parte de los hogares, tiene la gran desventaja, frente al Internet, de no ser interactivo y el diálogo entre alumnos y maestros está limitado a consultas telefónicas. Una encuesta reciente publicada por MEJOREDU sobre el programa de educación en casa muestra que para compensar las limitaciones señaladas, los maestros han recurrido a diferentes formas y medios para establecer comunicación con estudiantes y padres de familia. No obstante, los docentes señalaron en dicha encuesta que no pudieron atender a los alumnos con mayores desventajas, o mayor vulnerabilidad. Además, percibieron una falta de motivación de los alumnos, un insuficiente apoyo de las familias, problemas de conectividad y su propia falta de capacitación para impartir educación a distancia.

Un problema adicional que hay que señalar es que aun la TV y la radio no llegan a todos los rincones de México, en donde hay pobreza extrema y sin disponibilidad de estos aparatos. Hay alrededor de 301,000 alumnos que están en dicha situación y, para ellos, se ha planeado una combinación híbrida de apoyo a la educación en forma digital (con Google Classroom) y presencial, por lo que un promotor educativo, en principio, visita regularmente a estos estudiantes en sus casas y apoya el aprendizaje con instrumentos digitales que él mismo lleva. Sin embargo, es difícil garantizar una atención de los maestros y una respuesta continua de parte de los estudiantes. A ello hay que agregar que cuanto más aislada está la población, más caro es tratar de acceder a medios como la TV satelital para continuar con los estudios, pues su costo difícilmente puede ser cubierto por familias pobres.

sin educación, pobreza, internet
Imagen: Cerosetenta.

Dentro de este panorama, hay que señalar que ha habido un esfuerzo importante para enfrentar, por ejemplo, la falta de preparación de los maestros al inicio de la pandemia para impartir clases a distancias, especialmente en el sector de educación del sector público. Destacan, en este sentido, la iniciativa “Estrategia de educación a distancia: transformación e innovación para México”, respaldada por una alianza entre Google for Education, YouTube y SEP en que se capacita virtualmente a profesores para enseñar a distancia con Google Classroom. También se utiliza el programa Teams de Microsoft con este propósito. Se estima que alrededor de 800 mil docentes han tomado cuatro webinars que les ayuda a prepararse para enseñar virtualmente. Sin embargo, queda mucho por hacer.

Un reciente informe con cifras al 15 de julio de 2020 provee un análisis comparativo sobre “Internet y Educación en Línea” para 30 países de la OCDE, específicamente para tres indicadores: Accesibilidad a la Educación en Línea, Accesibilidad a Internet, Ambiente del E-Learning. México aparece con el peor desempeño de los países analizados. Entre los elementos que más le perjudican para la educación a distancia son el limitado acceso a computadoras desde casa, la escasa disponibilidad de cursos en línea, la lenta velocidad de Internet tanto en banda ancha fija como de Internet móvil. Evidentemente a ello hay que agregar la falta de preparación de muchos profesores y alumnos para poder operar adecuadamente a través de estas vías virtuales.

educación y conexión a internet
Imagen: El Universal de Querétaro.

Al cabo de un año, y algo más, de restricciones impuestas a la educación por la pandemia, se perciben las limitaciones para que los alumnos puedan dar continuidad a sus estudios a distancia. Éstas no se pueden atribuir exclusivamente a las restricciones de acceso digital sino también a factores como el COVID-19 mismo y a la necesidad de trabajar de muchos alumnos, como muestra una encuesta reciente de INEGI sobre el impacto del COVID-19. El hecho es que no se inscribieron al ciclo escolar 2020-2021, 5.2 millones de personas, que equivalen al 9.6% del total de población de entre 3 a 29 años, lo que refleja una alarmante tasa de deserción.

Esta situación no es de extrañar cuando se ve, por ejemplo, que la educación a distancia no ha podido mantener el tiempo que normalmente los alumnos dedicarían al estudio, lo que ha socavado la capacidad de aprendizaje y, a futuro, el nivel educativo con el que contarán los jóvenes al final de su formación escolar. Un estudio reciente (no publicado aún) de Boruchowicz, Parker y Robbins (2021) enfocado en estudiantes de entre 12 y 18 años en México, analiza el uso de tiempo de estos alumnos distinguiendo entre el lapso dedicado a los estudios, al trabajo fuera de casa y al trabajo doméstico. Al comparar la dedicación al estudio de esos niños en un momento pre-pandemia (enero a marzo 2020) y otro en pleno COVID (septiembre, 2020), se percibe que aumentó en 10% el número de alumnos que no le dedican ningún tiempo al estudio. Los que sí dedicaron tiempo al estudio, destinaron 30% menos de éste a dicha actividad respecto al período pre-COVID-19 (y esto es más pronunciado para los niños más grandes). El panorama es aún peor si se considera que el tiempo dedicado al estudio se hace por vía remota y que por este medio hay un menor aprovechamiento de la educación que por su forma presencial, al menos en las escuelas públicas, que son la gran mayoría en México.

desigualdad y educación
Imagen: Criterio.HN.

En realidad, el efecto de la pandemia sobre la educación no tendría que haber sido tan adversa si hubiera habido un mayor grado de preparación del país para ello. Sin duda la experiencia acumulada en algo más de un año de distanciamiento social ha ayudado a todo el sistema educativo a irse adaptando a la educación a distancia, desde la mayor preparación que están adquiriendo los maestros, los alumnos y las familias, hasta el mayor uso de medios digitales. Pero se necesita un esfuerzo mucho mayor para que México logre superar el atraso en la actividad educativa, esencial para el desarrollo socio-económico del país que, al igual que otros países latinoamericanos ya acumulaba severos problemas desde mucho antes de la pandemia (véase, por ejemplo, el estudio sobre pobreza educacional del Banco Mundial).

Más aún, la pérdida de escolaridad y de calidad de ella, por las circunstancias por las que pasamos, generará efectos perdurables en la desigualdad social entre los que pueden y los que no pueden seguir estudiando en la presente pandemia. A ello se agregan las diferencias en la calidad del aprendizaje de los que sí están inscritos para seguir sus estudios pero cuyo acceso al Internet es desigual, y la preparación de maestros y alumnos para este tipo de enseñanza-aprendizaje que es también muy dispar.

Se necesita, entonces, una verdadera revolución en la infraestructura digital en México, con una simultánea alfabetización del uso de estos medios de toda la población, de manera que la educación pueda enriquecerse vía Internet (más que a través de la TV y la radio) y que la educación a distancia sume y no reste al nivel de preparación de los estudiantes.

educacion, rezago, internet
Imagen: Animal Político.
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Innovación, Tecnología y Sociedad


( Palabras)

Educación a distancia, insisten en llamarle. Cual prueba de que en las transiciones los términos de mundos pasados se resisten a desaparecer.

A contracorriente de la aceptación entusiasta de Marx de que todo (lo sólido) se desvanece en el aire, las mentalidades que resisten se aferran a sus referentes pasados.

Ya se decía, y se decía bien, una cosa son las competencias, las habilidades, y otras muy diferente, es estar listo para dar el salto en el mundo de las representaciones.

Es decir, se pueden haber cursado talleres, diplomados o posgrados para operar herramientas digitales. Mas, al momento de determinar valores, categorías, planos del mundo afectivo se podrá seguir siendo (vergonzosamente) binario.

¿De qué distancia se habla cuando usa el concepto “educación a distancia”? ¿Cuál es la noción que se tiene de cerca, lejos, espacio, distancia cuando se acepta sin más un término así?

educacion a distancia
Ilustración: Magisnet.

Ésa es la discusión de fondo. El mundo de los cambios de mentalidad. De construcción de nuevos horizontes en los que nociones que comúnmente damos por buenas, se enfrentan al filtro de los nuevos tiempos.

La masificación en el uso de plataformas digitales aplicadas al proceso de enseñanza aprendizaje, es una oportunidad de incalculable valor para dar el paso definitivo que nos acerque al mundo de las realidades, mentales y físicas, del presente.

Estar en el mundo digital, entendido como la legendaria construcción heideggeriana de un-estar-en-el-mundo, pasa entonces, necesariamente, por el lenguaje como representación de nuestro orden mental.

Lo que hacen las tecnologías digitales aplicadas a la educación es exactamente lo contrario a lo que la palabra “distancia” implica.

Las herramientas tecnológicas han traído consigo, justamente, lo contrario a distanciar: acercan, comunican, sincronizan, superan las barreras del espacio físico, y vuelven contiguo lo que de otro modo estaría condenado a ser distante.

Lo digital es, por paradójico que pueda parecer, justo, la superación de la distancia. La oportunidad de construir una contigüidad en la que aparecen rostros, se oyen voces, se miran gestos, se comparten imágenes.

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Ilustración: R. Sermet Öner.

He tomado a manera de préstamo, casi textual, el encabezado que el diario El País, dio hace poco a una entrevista con el rector de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).

La UOC tiene 25 años de estar trabajando un modelo digital, cuenta a la fecha con más de 75 mil estudiantes y más de 5,500 trabajadores.

A últimas fechas, el Ministro de Universidades del gobierno español, el legendario investigador Manuel Castells, ha colocado de manera reiterada a la Universitat Oberta de Catalunya como un paradigma a seguir por parte del sistema tradicional de enseñanza superior.

“Con la emergencia, cada profesor ha impartido la clase como considera que es online y al final, depende de la artesanía de cada profesor”, afirma Josep A. Planell, rector de la UOC.

Se trata empero, acota Planell, quien a pesar de todo aplaude el esfuerzo que ha hecho la educación tradicional, más de una respuesta ante una emergencia que de un sistema de educación en línea.

Es cierto, como el propio Planell manifiesta que la bendita combinación entre bienes y servicios de calidad es esencial para dar el paso definitivo hacia un verdadero sistema híbrido de educación presencial y en línea.

El que los estudiantes cuenten con equipos potentes y que a la vez haya un servicio de conectividad de calidad y costo razonable, son dos variables indispensables.

Aflora aquí, sin embargo, como piedra de toque lo que desde AlfabetizaDigital (AlfaBD) hemos venido sosteniendo a lo largo de un lustro: el centro de todo ese nuevo engranaje es el cambio de mentalidades.

Planell, el rector de la UOC, no habla de educación a distancia, es cierto, pero sigue llamando a su planteamiento enseñanza online.

planell
Josep A. Planell i Estany, Rector de la Universitat Oberta de Catalunya (Fotografía: Flickr).

De lo que se trata, sostenemos en AlfaBD, es más bien de dar el paso definitivo e insertarnos no en una lógica en la que el soporte determine el concepto, sino a la inversa.

Esto quiere decir pasar de nombrar al nuevo tipo de educación de los nuevos tiempos de acuerdo con sus características extrínsecas: que si no es el mismo lugar es a distancia, que si es por Internet es online, que si no hay una aula compartida es no presencial.

El nuevo modelo de enseñanza-aprendizaje debe ser resultado de un gran salto cualitativo en el orden de nuestras representaciones.

La educación digital trasciende las pantallas, el tendido de redes o los aparatos sobre los cuales habrá de ocurrir una parte de ella.

Lo digital habrá de devenir en nuevas interacciones, nuevas sensibilidades, nuevas formas en la empatía humana y la construcción de lo común.

La educación digital no puede ser concebida como un supletorio por si lo tradicional falla, por si el estudiante no puede ir todos los días, por si el docente está en otro país.

De lo que hablamos aquí es del empeño por transitar de lleno y ocupar uno de los espacios simbólicos centrales de todo orden de época: ése donde ocurre la transmisión del saber, la información y la experiencia.

Lo digital no son las pantallas; sí, un nuevo pensar.

Pensarnos.


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