Threads y Twitter: Titanes en cuadrilátero sin réferi
Claudia Schatan

De qué se trata

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Los dos titanes tecnológicos se pelean en realidad por nosotros, los ciudadanos de a pie que somos su verdadero capital. Con el supuesto propósito de darnos un espacio para nuestra comunicación en tiempo real.

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Elon Musk adquirió Twitter (fundada en 2006) hace menos de un año (octubre de 2022) con el propósito, según dijo, de salvar la libertad de expresión en las redes. No quisiera entrar en la ríspida controversia respecto de si Twitter ahora provee más libertad de expresión al haber menos censura a los contenidos o si se ha convertido en un espacio en el que existe más discurso de odio que antes. Lo cierto es que esta empresa enfrenta grandes retos y probablemente ninguno de los anteriores espectaculares emprendimientos de Musk – Tesla, SpaceX, Neuralink, entre otros – le habían significado desafíos como los que hoy enfrenta.

Los problemas de Twitter pre y post adquisición por Musk son ampliamente conocidos. Antes de la compra de esta plataforma por Musk, Twitter era una empresa al borde de la quiebra, carecía de autenticación de los usuarios, tenía prácticas de seguridad muy cuestionables, se le acusaba de ser un medio a través del cual con frecuencia se transmitían noticias falsas, entre otros. Después de la compra, un recorte de 80% de su personal con el fin de reducir los costos y de hacer más eficiente a la empresa la llevó a tener una serie de problemas técnicos justamente por los despidos; la pérdida de un millón de seguidores (en realidad menos porque muchos de ellos realmente eran bots) y la caída significativa de publicidad son algunos de los asuntos enfrentados por el magnate.

Pero la mayor amenaza aparece ahora con Threads, red social que acaba de ser lanzada al mercado por Mark Zuckerberg, CEO de Meta, a partir de su plataforma de Instagram. Threads es muy parecida a Twitter, por lo que Elon Musk ha amenazado con demandar a la plataforma Meta (META.O) porque considera que Zuckerberg ha copiado el modelo de Twitter (y al parecer de una manera no muy honesta).

Los dos titanes tecnológicos se pelean en realidad por nosotros, los ciudadanos de a pie que somos su verdadero capital. Con el supuesto propósito de darnos un espacio para nuestra comunicación en tiempo real en estas plataformas, con una serie de agregados, como videos e imágenes, entre otros, que sin duda nos son muy útiles, ellos hacen negocio.

Threads y Twitter: Titanes en cuadrilátero sin réferi

¿Qué tanto se parecen ambas plataformas?

Twitter tiene aproximadamente 250 millones de suscriptores. Después de que Musk compró Twitter se crearon otras plataformas o cobraron más vidas algunas que ya trataban de competir con ella, atrayendo a los inconformes con las nuevas reglas de Twitter. Existen varias, como Bluesky (del anterior CEO de Twitter, Jack Dorsey) que tiene 50,000 seguidores, o Mastodon que tiene alrededor de un millón de usuarios (creada con anterioridad), pero éstas difícilmente le hacen contrapeso a Twitter, pues no cuentan con los mismos recursos en línea, ni han podido atraer al público en forma tan masiva.

Pero Threads, la nueva red social creada por Mark Zuckerberg, en los cinco días posteriores a su aparición había incorporado a 100 millones de usuarios. No era demasiado difícil pues la plataforma fue creada por el equipo de Instagram, que tiene una base de usuarios de alrededor de 2,000 millones de personas y a las cuales se les da acceso a Threads con su misma contraseña. De todas formas, hay que ver cuántos de los inscritos se unieron sólo por curiosidad y no serán usuarios activos y cuántos sí.

Esta nueva plataforma, al igual que Twitter, permite a los usuarios generar texto (hasta 500 caracteres, más que los 280 caracteres de Twitter), imágenes y videos (hasta de 5 minutos). Además, a diferencia de Twitter, Threads permite la interacción entre esta plataforma y una segunda, que es justamente Instagram.

Las reglas de “moderación” de contenidos, que fue uno de los motivos detrás de la adquisición Twitter por parte de Elon Musk, será uno de los contrastes entre los dos micrositios en cuestión. Threads, acorde con los parámetros de Instagram, será más estricto que lo dispuesto por Twitter bajo Elon Musk y seguirá teniendo más restricciones sobre el discurso de odio.

Aunque Threads se presenta como una red en proceso de perfeccionamiento, las innovaciones que anticipa podrían superar notablemente a Twitter (aunque Elon Musk también ha hablado de innovar profundamente a Twitter). Threads, por ejemplo, promete tener eventualmente interoperabilidad con otras apps que son compatibles con ActivityPub, red que interconecta a diferentes plataformas lo que mejora la interacción entre los usuarios en el mundo de las redes sociales. Para ello Threads tendrá que distribuirse en diferentes servidores lo que, en principio, la hace más segura al no haber una entidad única que controle todas las comunicaciones entre usuarios y se protegen mejor los datos personales. Sin embargo, aún más que Twitter, esta plataforma podrá recoger una amplia gama de información personal, incluyendo de salud, financiera, de contactos, de navegación, datos de localización y de compras, entre otras.

Threads y Twitter: Titanes en cuadrilátero sin réferi

Por ahora Threads todavía batalla con algunas fallas o limitaciones, como que el usuario no puede ver sólo los mensajes de la gente a la que sigue, sino muchísimos más, que son entradas recomendadas por el algoritmo, pero que entorpece el seguimiento que el usuario quiere hacer de las entradas de las cuentas que le interesan. Este nuevo programa tampoco parece tener hashtags o una herramienta que pueda emplear el usuario para buscar palabras o textos específicos.

¿Y qué pasa con los modelos de negocio de Twitter y Threads?

El discurso de ambas compañías es que su función social es muy importante (y sin duda lo es), pero ambas son empresas gigantes que al fin y al cabo persiguen una ganancia y si alguna de ellas puede cancelar a la otra para quedarse con el pastel completo lo hará. De hecho, Threads entró al mercado antes de que pudiera consolidarse Twitter bajo Musk, y pone en jaque a este último.

Elon Musk tiene algunos principios que chocan con el rendimiento económico que quiere que le provea Twitter y está enredado en varias acciones contradictorias. En primer lugar Elon Musk compró una compañía cuyas ganancias provenían especialmente de la publicidad, lo cual de todas formas no alcanzaba a mantener a flote a la empresa (que todavía carga con importantes deudas). En 2021 Twitter informó que la publicidad proveía el 90% de los ingresos de los 5.1 mil millones de dólares que obtenía. Con el cambio de propietario, muchas compañías de publicidad se retiraron de esta plataforma y agudizaron su problema financiero. Al mismo tiempo, Elon Musk ha dicho que no le gustan los publicistas porque ejercen presiones o condicionan la forma en que operan las plataformas. En 2019 tuiteó “Odio a los publicistas”. Estos, de hecho, y contra los deseos de Musk, pueden forzar los criterios de moderación de contenido si, por ejemplo, no quieren aparecer junto a un mensaje pro-nazi.

A Musk le gustaría poder prescindir de los publicistas y por eso ha ideado otras fuentes de ingreso que le ayuden a sustentar económicamente su plataforma. Por ejemplo, ha decidido crear Twitter Blue, programa al que los usuarios tendrán que estar suscritos, pagando 8 dólares al mes, con lo cual podrán tener ciertas ventajas sobre aquellos que no están suscritos. De hecho, se ha reducido a 1,000 el número de tuits que un usuario “no verificado”, es decir no inscrito en Twitter Blue, puede ver, contra 10,000 a los que tienen acceso los suscritos. Otras ventajas que ofrece el estar suscrito a este programa es la posibilidad de editar los textos, ver menos anuncios, escribir textos más largos, mayor seguridad, etc.

Aquí se percibe una contradicción entre los propósitos iniciales de Elon Musk, de crear una “plaza pública” donde todos pudieran expresarse y oírse libremente, pues ahora las nuevas reglas restringen esta posibilidad.

Habría razones adicionales por las que se estaría limitando el acceso a Twitter, como aumentar el control de información. Twitter cuenta con billones de conversaciones que pueden ser una fuente invaluable para los modelos de gran lenguaje (LLM, por sus siglas en inglés) de las compañías de inteligencia artificial. De hecho, Elon Musk se ha quejado frecuentemente de estas compañías: “Casi todas las compañías de IA, desde las startups hasta algunas de las compañías más grandes en la Tierra, han estado escarbando [reuniendo] grandes cantidades de información [de Twitter]”. Daría la impresión de que Musk quiere cobrar por ella a grandes compañías como Google, lo que también podría contribuir a aliviar sus problemas financieros. Existen interpretaciones más pedestres sobre el porqué de las restricciones al acceso a Twitter, como por ejemplo, que la capacidad de almacenar información por parte de la empresa se ha visto limitada fuertemente por los recortes que Musk ha hecho en los servicios en la nube, llegando al punto de rehusarse a pagar por ellos a Google Cloud. Por ahora todas estas interpretaciones pueden tener validez.

De todas formas, al momento, Twitter no tiene realmente una solución a sus problemas económicos y su dependencia de la publicidad seguirá, razón por la cual, quizás, ha nombrado como CEO de Twitter a Linda Yaccarino, una gran publicista que ha sido presidenta de ventas de publicidad de NBCUniversal.

Mientras Elon Musk enfrenta estas múltiples batallas, Threads es lanzado en el mercado sin publicidad y Zuckerberg ha dicho que no pensará en la monetización de esta plataforma hasta llegar a mil millones de usuarios (la mitad del número de inscritos en Instagram, actualmente). Con el respaldo económico de Instagram y Meta probablemente puede operar cómodamente por ahora. Pero Threads no es hermana de la caridad y Zuckerberg querrá sacar grandes ganancias de ella, sin duda. Así, el día que Threads quiera atraer publicidad para financiarse probablemente le reste una buena cantidad de anuncios a Twitter, y es posible que termine dándole un golpe mortal a esta compañía, si es que no se lo ha dado ya.

Un último punto: ya sea como observadores de anuncios en pantalla, o como proveedores de una inmensa cantidad de información personal al participar en redes sociales, insumos invaluables para las empresas de inteligencia artificial, o como suscriptores de Twitter Blue u otras formas de cobro de acceso a las plataformas digitales, nosotros, el público, somos el capital con que operan estos gigantes tecnológicos. Al ser consumidores de sus productos obtienen el máximo de información posible sobre nuestras vidas, hábitos, gustos y hasta defectos para usarlos con fines mercantiles.

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