Ellos se ríen de mi porque soy diferente
Yo me río de ellos porque todos son igualitos
Anónimo
Hace ya poco más de un año, el 26 de diciembre de 2022 estábamos dando la infausta noticia de la desaparición de una gran dama y excepcional maestra.
Cristina Fontes Gómez se nos había adelantado en el viaje que todos, tarde o temprano deberemos emprender. Mujer extraordinaria de vocación y excelencia en la docencia, mostrada a plenitud en cada uno de los momentos de su vida, fue reconocida por la UNAM con la Medalla Gabino Barreda, presea que otorga la Máxima Casa de Estudios a los alumnos que alcanzan el promedio más alto en sus estudios de licenciatura.
https://vocesmexico.com/opinion/maria-cristina-fontes-gomez-merecedora-medalla-gabino-barreda/ Cristina nació el 11 de septiembre de 1945 en Nuevo Laredo, Tamaulipas, al igual que yo, era nieta del General de División Arnulfo R. Gómez y su abuela materna, Encarnación Elías (Doña Chonita), como muchos mexicanos, fue víctima de la violencia que caracterizó a México hace 100 años teniendo que emigrar y refugiarse en otro país.
En 1927, debido al prestigio y popularidad de que gozaba, el General Arnulfo R. Gómez fue elegido –por numerosas instituciones culturales, políticas, sociales y el Partido Nacional Antirreeleccionista– como Candidato a la Presidencia de la República.
Debido al clima de inseguridad creado por Álvaro Obregón al querer reelegirse, el General Gómez envió a Doña Chonita y sus dos hijos: Arnulfo y Aida Gómez Elías a vivir temporalmente en Los Ángeles, California, con el objetivo de ponerlos a salvo de la violencia que caracterizaba esa época y cuyos promotores principales eran Álvaro Obregón, Plutarco Elías Calles y Joaquín Amaro, quienes se convirtieron en el prototipo de la hez que, en muchas ocasiones y por muchos años, ha gobernado a nuestro querido país. Cristina era hija de Aida Gómez Elías y de Paulino Fontes Buelna quien, a la vez, era hijo de Doña Angelita Buelna y del Coronel Paulino Fontes Ruiz, personaje que también se distinguió en su lucha política y democrática por un mejor país, habiendo desempeñado, entre otros puestos, el de Secretario Particular de Don Venustiano Carranza y el de Director de los Ferrocarriles Nacionales de México.
El 5 de noviembre de 1927, en Coatepec, Veracruz, el General Arnulfo R. Gómez fue fusilado por órdenes de Álvaro Obregón, a través del sumiso y timorato “Presidente” Plutarco Elías Calles y, de su “perro de caza”, el analfabeta Joaquín Amaro, tras juicio sumario en el que sin prueba alguna se le acusó de sedición.
https://vocesmexico.com/opinion/mexico-101-anos-de-corrupcion/
El coronel Paulino Fontes Ruiz, partidario del General Arnulfo R. Gómez, milagrosamente salvó la vida refugiándose en el extranjero y, tiempo después, regresó a México.
Durante la II Guerra Mundial, el Coronel Fontes Ruiz fue nombrado Administrador de la Aduana de Nuevo Laredo, debido a la atención especial que requería esa aduana, con el objetivo de evitar muchos de los problemas que estaba generando el contrabando de productos estratégicos en ese periodo y fue precisamente en esa época en la que nació Cristina. La carta que transcribimos abajo es de alguien que fue su alumna, Natalia Crujeiras, y nos refleja la fascinante personalidad de una auténtica forjadora de almas, máxime que esa alumna es hoy nada menos que, Directora del Museo Histórico de la Ciudad de Miami, en el estado de Florida, en los Estados Unidos de América.
Conocer a Cristina era Quererla
María Cristina Fontes Gómez nació en Nuevo Laredo, Tamaulipas, el 11de septiembre de 1945. Fue amiga de la infancia de mi madre, su compañera de aventuras, tristezas y alegrías, por casi 7 décadas, y su hermana espiritual.
Gracias a eso yo crecí considerando a mi tía Cristina como segunda madre.
Cris fue una mujer de una cultura excepcional, con quien podías hablar de cualquier tema de actualidad y siempre aprendías algo. Enseñaba como quien cuenta el cuento más interesante del mundo, siendo capaz de mantenerte absorto por horas con sus historias.
Por lo general, tenía dos o tres puestos extras en la mesa de su comedor “para quien llegue a comer” y hacía bien porque siempre llegaba alguien.
Al pie de su árbol de Navidad, siempre había regalos para visitantes inesperados porque “no me gusta que nadie se vaya con las manos vacías en Navidad”
En su casa se recibía a quien fuera que ocupara posada: amigos, viajeros, artistas hambrientos, exiliados, parientes lejanos, conocidos y extraños.
Cristina se ocupaba en atender y apapachar a quien fuera que llegara a su casa y se desvivía en consentirle.
Miss Gogó (Cristina) dedicó su vida a la enseñanza. Para mí fue maestra de inglés y de vida. Cristy alimentó mi curiosidad por saber y me enseñó a gozar el proceso de aprender. Me impulsó a superarme y salirme de mi área de confort para crecer.
Pero su más grande regalo fue abrazarme como una hija más en los momentos de mi vida que más lo necesité.
Me dio hogar, cobijo y amor a manos llenas. Lo mismo pasábamos horas en la “chorcha” de la sobremesa que, acurrucadas en su cama viendo películas, estudiando para mis exámenes o ayudándome para maquillarme y arreglarme para salir de fiesta.
Cristina era un peligro al volante, así que viví en pánico cada mañana que, por años, me recogió y llevó al cole y luego a su casa a hacer las tareas y almorzar juntas. Pero también atesoré esos momentos donde la intimidad, dentro del automóvil, derrumbaba barreras y nos dejaba compartir conversaciones y secretos que son entrañables para mí.
Detestaba ir de compras con ella porque no tenía reparo en corregir a niños/as extraños a los descubría haciendo alguna malcriadez. Yo me moría de la vergüenza y le reclamaba: ¡que oso tía! Ella sonreía y decía que los niños mal educados eran obligación de todos: It takes a village.
Hablé con Cristina por última vez hace un par de meses, cuando me llamó para felicitarme por ni nuevo trabajo. Saberla orgullosa de mis logros ha sido una de las grandes satisfacciones de mi vida. Tenía ilusión de venir a verla con mis hijos, este año que empieza, pero, Cristy se nos adelantó al cielo este 26 de diciembre.
Mi querida Cris: tu espíritu generoso y lleno de luz sigue vivo en todos los que tuvimos la fortuna de conocerte y quererte.
Gracias, por tanto.
Natalia Crujeiras
*Artículo publicado originalmente en la Revista Acacia, Pensamiento Liberal en Acción, el 10 de enero de 2024, cuyo Director General es Don Guillermo Ayala y Ortiz.
El contenido presentado en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no necesariamente representa la opinión del grupo editorial de Voces México.
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