Copa General Arnulfo R. Gómez: Reconocimiento a la Excelencia en el Ejército Nacional Mexicano (Pt.3)
Arnulfo R. Gómez

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En 1925, para alejarlo de México, el General Gómez “fue Comisionado para viajar por el extranjero” y, contrariamente a lo que había sucedido con otros militares que también fueron “Comisionados fuera del país”

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El General Gómez continuó desarrollando su profesión y la misión que le encomendaron de capacitar, reestructurar y modernizar al Ejército Nacional y, en 1924, publicó su primer libro titulado El Centinela, también conocido como Manual del Ordenanza, un tratado de lo que podría describirse como el A, B, C de la Milicia Mexicana ya que, a través del mismo, se sentaron las bases y se convirtió en el manual para reorganizar y modernizar al Ejército Mexicano insistiendo en darle solidez a su estructura y operación, así como coherencia y cohesión a la cultura castrense en sus actividades cotidianas. 

Este libro era el vademécum para el desarrollo de las actividades de la Secretaría de Guerra y Marina durante el periodo 1924/1928 pues, era el marco teórico y el sustento del Programa de Trabajo que el General Arnulfo R. Gómez había diseñado y que desarrollaría como Secretario de Guerra y Marina ya que había sido seleccionado como titular de la dependencia, por el que sería Presidente de la República, Plutarco Elías Calles; sin embargo, la negativa del General Gómez de seguir las órdenes de Álvaro Obregón de asesinar a Don Adolfo de la Huerta al final del año de 1923, provocó que el General Gómez cayera de la gracia de Obregón y hubiera una oposición total para su nombramiento, situación que debido a la enorme debilidad de carácter de Plutarco Elías Calles, así como su habitual y total sometimiento a las órdenes y caprichos de Obregón, impidió que fuera el titular de la dependencia.

En lugar del General Gómez, Álvaro Obregón impuso a Joaquín Amaro, a quien Plutarco Elías Calles había rechazado por sus lacras, vicios, ignorancia y enormes deficiencias y, después de alguna resistencia contra la orden de Obregón, sólo lo aceptó como Subsecretario de Guerra y Marina encargado del Despacho, designación que Amaro realmente se ganó como pistolero, asesinando a Francisco Villa

Posteriormente, a insistencia y como un premio que Obregón le otorgó, Joaquín Amaro se convirtió en el único titular de la Secretaría de Guerra y Marina totalmente analfabeta hasta muy avanzada su edad adulta y enormemente ignorante, inclusive, en los usos y costumbres sociales pues, era incapaz de comer como una persona normal y educada, sin poder utilizar los cubiertos adecuadamente, por lo que usualmente “cuchareaba” sus alimentos con una tortilla.

Su biógrafa y panegirista, la Doctora Martha Beatriz Loyo Camacho, soslayando y queriendo ocultar sus enormes deficiencias e incultura, simplemente señaló que Amaro era una persona carente de discursos. Por esta circunstancia, Amaro era conocido como el Indio Seco.

Al respecto, Don Pedro Aguilar Paulín -un participante en el Curso Protagonistas del siglo XX: Joaquín Amaro, impartido por la panegirista de Joaquín Amaro, la Doctora Martha Beatriz Loyo Camacho, el 17 de octubre de 2013- fue más claro, preciso y contumaz al calificar al curso, su contenido y al mismo Amaro señalando: 

Ahora resulta que el maldito indio Amaro, fue un bienhechor, un estadista, un patriota, cuando en realidad sólo fue un vulgar pistolero al servicio de los jacobinos norteños; o sea que, dentro de 50 años, vamos a elevar a los altares de la historia a personajes vulgares como Durazo … menuda estupidez de “curso”.

Desgraciadamente, muchos mexicanos, el pueblo en general, han sabido de “la vida y hazañas” de Joaquín Amaro a través la Historia Oficial de México que, como he señalado, en muchas ocasiones es muy mentirosa, ridícula y tan absurda que exalta al inepto, al corrupto y al asesino como es el caso de Joaquín Amaro que, por lo que se dice de él, pareciera un personaje salido de un Libro de Texto Gratuito que actualmente está en revisión, y que  normalmente es la única fuente de conocimientos de muchos mexicanos, de aquellos que se catalogan como analfabetas funcionales pues, saben leer y escribir a duras penas.

Sin duda, Amaro fue el Perro de Presa de Álvaro Obregón, su pistolero, que se ganó el puesto de titular de la Secretaría de Guerra y Marina, chapoteando en charcos de  sangre y, en este caso, la Doctora Loyo Camacho si abunda sobre la barbarie que  caracterizaba a Amaro señalando que sus acciones lo muestran como un ejecutor falto de escrúpulos, implicado en magnicidios tales como el del General Francisco Villa en julio de 1923 y quien, en el colmo del sadismo, ordenó al Coronel Francisco R. Durazo, Jefe de la Guarnición de Parral, Chihuahua, cercenar y robar la cabeza del cadáver del Centauro del Norte para venderla.

Entre otros elementos esenciales característicos de Amaro, que la Doctora Loyo Camacho señala -tratando de justificar de una manera totalmente rupestre, el origen de su riqueza y muy frecuente conducta amoral, degenerada, corrupta, sin ética, atrabiliaria y fuera de la ley- Amaro después de todo también era humano y susceptible a su condición, como tal solapó prácticas de corrupción y enriquecimiento de sus subordinados, de hecho, él mismo se enriqueció convirtiéndose en propietario y empresario al mismo tiempo.

Estas delictuosas acciones se multiplicaron durante la gestión de Calles quien, muy bien aprovechó la carencia de principios y valores de Amaro para imponer malas prácticas de gestión y terror durante su “Administración”. En el periodo de gestión de Calles, su sometimiento a Obregón fue total y definitivo, ya que Obregón aprovechó las características de Calles como un ente pusilánime, timorato y agachón, sin dignidad alguna como Primer Mandatario, quien pasó a ser un decorativo Presidente de la República Mexicana.  

Así, el periodo 1924/1928 se caracterizó por la completa dependencia y obediencia de Calles a Obregón de tal manera que, este periodo, se constituyó en el Verdadero Maximato. Para su control directo, Obregón le impuso como Secretario Particular al nefasto Fernando Torreblanca, a quien también había convertido en yerno de Calles.

Como antecedente de esta deprimente situación hay que señalar que, tras la derrota de Calles en la batalla de Naco, Sonora, Obregón motejó a “su amigo Plutarco” como Mi Teniente Correlón (en vez de mi Teniente Coronel) y además lo bautizó como Plutarco Elías Corres añadiendo: 

Ese no se acerca al peligro, ahora va a ir a pedirle chiche a Arnulfo R. Gómez para que lo ayude, 

lo que era una declaración denigrante y muy explícita del concepto tan pobre que Obregón tenía de Plutarco Elías Calles, y el reconocimiento de la gran capacidad y enormes méritos del General Arnulfo R. Gómez.

Abundando en la pobre actuación de Calles, el Presidente Don Adolfo de la Huerta Marcor, en sus memorias describe el Desastre de Naco, refiriéndose a la terrible situación creada por el timorato Plutarco Elías Calles -aunque este concepto también podría aplicarse a las características esenciales y personalidad de Calles- mismas que dieron origen a algunos de los motes que Obregón y otras personas le adjudicaron pues, estando al frente del contingente armado en Naco, cobardemente salió huyendo y abandonó a su gente.

 Al respecto, Don Adolfo de la Huerta señaló textualmente:

“Acababa yo de desembarcar los picos y las palas para cavar las trincheras, cuando sale Ojeda de los límites de la ciudad de Naco y nos ataca furiosamente. Aquello fue un “desgarriate” general. 

“Sale Calles en un caballo en pelo; lo conocí por su joroba; pasa delante de mí; le sigue Pedro Bracamontes … y es la gran desbandada. El último que salió y al que vi en Las Lomitas batirse con gran bizarría, fue Arnulfo Gómez … “

En 1925, para alejarlo de México, el General Gómez “fue Comisionado para viajar por el extranjero” y, contrariamente a lo que había sucedido con otros militares que también fueron “Comisionados fuera del país” y que se la pasaron muy bien en completa francachela y continuas borracheras, el General Gómez convirtió a su Comisión en un viaje de estudios e investigación muy productivo y exitoso para su persona y para México.

El General Gómez planeó detenidamente su viaje de estudios y visitó la Academia Militar de West Point, el instituto de formación militar más antiguo de EEUU; a Fort Benning, principal sede de la Infantería y Centro de Excelencia de Maniobras del Ejército Norteamericano; y a Fort Riley, sede de la 1ª División de Infantería Mecanizada, de la 1ª División Blindada y del Cuerpo de Ingenieros de Combate de Estados Unidos.

En España, por su ascendencia española, y por la enorme cercanía y comunión de costumbres, tradiciones e intereses compartidos durante más de 400 años por ambos pueblos, el General Gómez sostuvo estrecha relación con los más altos círculos sociales, culturales, intelectuales y militares, lo cual fue ampliamente reseñado por los diarios españoles. 

Pero más importante es que visitó las principales escuelas, academias y establecimientos militares del Reino entre los cuales podemos contar a la Academia de Infantería en Toledo, la Academia de Caballería de Carabanchel, la Escuela de Aviación de Cuatro Vientos, los Talleres Generales de Ingenieros en Guadalajara, la Fábrica de Armas de Oviedo; incluyendo las fortificaciones de España en Marruecos durante la Guerra de El Rif etc.

Entre las muestras de afecto que recibió durante su estancia en España destaca una foto que le dedicó S. M. Alfonso XIII, y una espada de Toledo con una grabación que a la letra dice:

“Al General de División Arnulfo R. Gómez, sus amigos Ràfols y Buñuel. Madrid 1925. 

En este caso se trata del arquitecto Josep Francesc Ràfols i Fontanals (1889-1965) y del cineasta Luis Buñuel (1900-1983), partidario del bando Republicano que terminó refugiándose en México después de la Guerra Civil.

En Francia, también sostuvo estrecha relación con los altos círculos sociales, culturales e intelectuales y, en materia militar, visitó la Academia Militar de Saint Cyr, la Escuela de Aviación de Le Bourget; los establecimientos de Schneider Canet fabricantes de cañones; y las fortificaciones y los campos de batalla de la 1ª Guerra Mundial; así como los más importantes establecimientos militares en Alemania, Bélgica e Italia. 

Como resultado de este viaje de estudios, el General Arnulfo R. Gómez, a su regreso a México rindió un informe detallado de sus actividades al que figuraba como “Secretario de Guerra y Marina”, Joaquín Amaro, único analfabeta que ha sido titular de dicha dependencia. 

Este informe, también incluía una larga serie de propuestas para la mejora y modernización del Instituto Armado teniendo como base la creación de la Escuela Superior de Guerra. 

Con esta información, el General Gómez también elaboró un segundo libro con el título de Estudios Militares, mismo que fue publicado el 15 de enero de 1926 y que, en realidad, también era un tratado sobre los más recientes adelantos en materia militar de los 6 ejércitos más poderosos y modernos de la época.

El viaje del General Gómez propició que, al regreso a México, su imagen y prestigio se incrementara por los estudios realizados sobre estos institutos armados, que eran los más importantes de la época, así como por la serie de propuestas que realizó para modernizar al Ejército Nacional Mexicano.

Su popularidad se incrementó mucho más y, de acuerdo con los comentarios de su Secretario Particular, el Coronel Fernando López Portillo Horn (El Chato), con tantos elogios y opiniones de sus amigos y admiradores que recibió por la publicación de su libro Estudios Militares, el General Gómez bien hubiera podido llenar otro libro si se hubiera decidido a elaborarlo. 

A continuación, transcribo el mensaje que el Ing. Pascual Ortiz Rubio, a la sazón Embajador de México en Brasil y, posteriormente, Presidente de la República, le dirigió al General Gómez:

Correspondencia Particular Río de Janeiro, julio 9 de 1926. 

Sr. Gral. Arnulfo R. Gómez Jefe de Operaciones  Veracruz, Ver. 

Muy distinguido compañero y amigo: 

Acabo de recibir su libro “Estudios Militares”, cuyo doble mérito es el de ser de usted y tratar un tema de nuestra común profesión, me ha despertado tanta simpatía que le prometo leerlo detenidamente y hacerle algunos comentarios en particular.

“Le agradezco mucho la delicada atención del ofrecimiento y por el momento le envío la más cordial felicitación por su obra que nos da la oportunidad de valorar sus altos conocimientos sobre la materia y su esclarecida competencia. 

“Reciba pues, repito, con mis sinceras felicitaciones, un abrazo del amigo y compañero. (Firmado) P. Ortiz Rubio.

Estudios Militares es un tratado exhaustivo de la milicia en donde, el General Gómez, resumió todos aquellos elementos con los que contaban los ejércitos más modernos de la época, a fin de que el Ejército Mexicano pudiera tomar experiencias que marcaran un derrotero posible para su engrandecimiento, buscando con estos estudios las relaciones prácticas de aplicación para nuestro medio militar, por innovaciones fáciles de implantar o la oportunidad de ampliar ciertos conocimientos de carácter profesional, a fin de fortalecer al Instituto Armado. 

Importante es remarcar que, la serie de propuestas concretas del General Gómez para la reestructuración, institucionalización y modernización integral del Ejército Nacional Mexicano tenía, como base fundamental, la creación de la Escuela Superior de Guerra con el objetivo de formar a los oficiales de Estado Mayor teniendo en cuenta que el mando, la movilización, la organización, los métodos de enseñanza, los abastecimientos y las operaciones de guerra dependen de él

Seis años después, en 1932, cuando la propuesta del General Gómez fue puesta en marcha con enorme retraso y desvirtuada, Joaquín Amaro confirmó la imagen de barbaján que se tenía de él -una persona deshonesta, sin principios, sin valores, sin ética profesional ni honor militar- pues la creación de la Escuela Superior de Guerra, Amaro la presentó como una idea suya, sin duda, un cínico, usurpador y verdadero impostor que se constituye en una vergüenza y deshonra para el Ejército Nacional y para México, cometiendo el delito de plagio y mostrando carencia total de ética militar y moral personal.

Como he señalado, la idea de la creación de la Escuela Superior de Guerra fue acompañada de una serie de más de 40 propuestas adicionales del General Gómez que buscaban un desarrollo ordenado e integral, y la acelerada modernización de Ejército Nacional Mexicano.

Desgraciadamente, Joaquín Amaro, de manera mal intencionada, criminal, perversa y en detrimento del desarrollo de Instituto Armado, ocultó estas propuestas o, simplemente, no las leyó por sus deficiencias intrínsecas relacionadas con su analfabetismo.

Infortunadamente, estas propuestas no se adoptaron como un programa lógico, coherente y continuo para el desarrollo óptimo del Instituto Armado como el General Gómez había previsto, sino que se postergaron y se fueron adoptando sin un orden y sin una secuencia lógica a lo largo de 90 años.

A la postre, estas propuestas se fueron adoptando como ocurrencias dentro de un Instituto Armado poco organizado y profesionalizado, lo que se tradujo en una enorme mediatización y lenta evolución del Ejército Nacional Mexicano, sobre todo en la etapa en que el supuesto “Institucionalizador del Ejército Mexicano”, Joaquín Amaro, estuvo al frente de la Secretaría de Guerra y Marina y, después, del Heroico Colegio Militar.

En la realidad, el analfabetismo que caracterizó a Amaro hasta avanzada su edad adulta, su ignorancia, su reducida capacidad intelectual, su carencia de principios y valores, y los numerosos vicios y complejos que lo caracterizaban, fueron el factótum de la mediocridad que caracterizó al Instituto Armado Mexicano con negativas y costosas secuelas que perduraron hasta la segunda mitad de Siglo XX. 

Esto generó un gran repudio hacia la persona de Joaquín Amaro por gran parte de los militares de alta graduación, que se vieron sumidos en ese proceso de deterioro y humillación de las Fuerzas Armadas, al tener que someterse a las órdenes y actuaciones nada ortodoxas, y mucho menos éticas, que impuso la incultura y barbarie de Joaquín Amaro. 

Desgraciadamente, la ignorancia y lacras de Amaro, así como la enorme corrupción prevaleciente durante su gestión, constituyeron el estereotipo y la pobre imagen que se le adjudicó, en forma generalizada, a los miembros del Ejército Mexicano durante largo tiempo, misma que ha sido muy difícil de borrar hasta la fecha y que los estudiosos y altos mandos del Ejército Nacional, conocedores de la realidad, señalan como un negro y decadente período de la historia del Instituto Armado

Conviene señalar que, una larga serie de los hechos delictivos de Joaquín Amaro se presentó como denuncia del egresado del H. Colegio Militar, C. Manuel Gómez M. al Presidente de la República Abelardo L. Rodríguez el 12 de junio de 1933.

Desgraciadamente, Abelardo L. Rodríguez era un ente de la misma ralea corrupta que Joaquín Amaro, motivo por el cual la demanda nunca prosperó. Sobre el particular, History Channel elaboró un documental sobre el Presidente de México, Abelardo L. Rodríguez, a quien califica como el Primer Presidente Mafioso al ser uno de los iniciadores de la mafia latinoamericana relacionado con la siembra de amapola, el juego, el tráfico de alcohol y de drogas, además de que permitió e impulsó la construcción de casinos de la mafia norteamericana; él mismo llegó a tener uno de los casinos más importante en Baja California con el nombre de Agua Caliente. Importante es señalar que la más reciente medida que se implementó teniendo como base una de las propuestas del General Gómez fue en noviembre del año 2014, durante la gestión del General de División Salvador Cienfuegos Zepeda como titular de la SEDENA y fue relativa a la reintegración adecuada de los efectivos militares a la vida civil, que fue propuesta por el General Gómez, en 1924, en su libro El Centinela, en este caso, a través de un Programa diseñado por el BANJERCITO que incluye la capacitación y el financiamiento para el desarrollo de negocios, para aquellos efectivos que se jubilan o se dan de baja del Ejército a fin de evitar lo que había sucedido en los años más recientes en que, algunos efectivos, sin conocimiento adicional alguno al uso de las armas, se integraban a grupos delincuenciales, lo que generó un auge enorme de la delincuencia organizada debido al conocimiento que esos elementos tenían de las capacidades, efectivos, estrategias, métodos y esquemas de operación de las fuerzas armadas.

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