Sifón: a cien años del descubrimiento de la insulina
Antonio Tenorio

Innovación, Tecnología y Sociedad

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Encontrado por el egiptólogo y novelista alemán Georg Ebers, en el Papiro que lleva su apellido, y que dataría del siglo XIV antes de la era cristiana, se hallan ya trazos…

Imagen: Healthline.
Imagen: Healthline.

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Apenas despunte este 2022, el descubrimiento de la insulina, vital para salvar la vida a millones de enfermos de diabetes, cumplirá 100 años.

La diabetes es una enfermedad cuyas referencias se remontan a la antigüedad.

Encontrado por el egiptólogo y novelista alemán Georg Ebers, en el Papiro que lleva su apellido, y que dataría del siglo XIV antes de la era cristiana, se hallan ya trazos de lo que parecen ser los síntomas de la diabetes.

En el siglo II, ya en el Imperio Romano, Galeno, padre de todos los médicos, hace mención también de la diabetes. Lo hace siguiendo a Areteo de Capadocia, griego que habiendo estudiado en Alejandría es el responsable de dar nombre a la diabetes.

Georg Ebers
Georg Ebers (Imagen: Wikipedia).

Según Areteo, la diabetes es una enfermedad en la que la carne y los músculos se funden para convertirse en orina. De ahí que el nombre de la enfermedad refiere, en griego, a la palabra “sifón”, poniendo el acento en el síntoma más llamativo del padecimiento, el exceso de orina.

De acuerdo con el médico e historiador Germán Sánchez Rivero, “fue Tomás Willis quien, en 1679, hizo una descripción magistral de la diabetes, quedando desde entonces reconocida por su sintomatología como entidad clínica. Fue él quien, refiriéndose al sabor dulce de la orina, le dio el nombre de diabetes mellitus (sabor a miel)”.

En un largo y documentado ensayo sobre la historia de la diabetes, Sánchez Rivero destaca al médico inglés Mathew Dobson, a quien se le debe haber determinado la presencia de azúcar en la sangre.

sifon en egipto
Imagen: Dicciomed.

Como determinante será el hallazgo de Thomas Cawley en 1788 de que la diabetes mellitus tenía su origen en el páncreas, “por ejemplo por la formación de un cálculo”, pensó en ese momento.

Sobre este camino señala Sánchez Rivero: “Los trabajos clínicos anatomopatológicos adquirieron gran importancia a fines del siglo pasado, en manos de Frerichs, Cantani, Naunyn, Lanceraux, etc. Y culminaron con las experiencias de pancreatectomía en el perro, realizadas por Mering y Minskowski en 1889”.

Aunque Cawley erró en el origen, su descubrimiento fue esencial para todo lo que vino después, asociado exactamente con el funcionamiento del páncreas, hasta llegar a la insulina.

Fueron los trabajos desarrollados en la segunda mitad del siglo XIX los que permitieron corroborar las funciones del páncreas como glándula capaz de reducir los niveles de glucosa en la sangre.

diabetes investigacion en perros
Imagen: Diabetes.nu.

Por otra parte, cuenta Sánchez Rivero, se suceden dos hechos. Primeramente, en 1869 el joven médico berlinés Paul Langerhans, descubrió islotes de células pancreáticas que podían ser separadas de los tejidos que las rodeaban.

En segundo término, unos años más tarde, en 1893, el médico belga Édouard Laguesse sugiere que esos racimos constituyen la parte exocrina del páncreas.

De tal suerte que, unidas estas dos realizaciones científicas, se dan las condiciones para que Jean de Meyer denomine “insulina” a la sustancia procedente de los islotes (en latín islote se denomina “insula”) y proponer que debía poseer una actividad hipoglucemiante.

El cambio de siglo entre el XIX y el XX será testigo de repetidos esfuerzos por aislar la insulina. Los avances presentados, sin embargo, aunque se acercaban cada vez más, seguían presentando la misma falencia: por una razón u otra no era posible su administración terapéutica.

Entre hallazgos, pruebas y fallos se construye el sendero del conocimiento. Acumulación de saberes, sí, pero también la combinación entre condiciones dadas, capacidades personales y la azarosa circunstancia.

Frederick Grant Banting.

Tal y como alertan los investigadores catalanes Alberto de Leiva, Eulalia Brugués y Alejandra de Leiva-Pérez, experiencias pioneras entre 1890 y 1919 en el tratamiento de la diabetes experimental, mediante la administración de extractos pancreáticos o de implantes subcutáneos de tejido pancreático a perros pancreatectomizados, habían obtenido resultados negativos, con algunas excepciones”.

Entre el verano de 1921 y los inicios de 1922, sobrevendría quizá el momento más crucial de esta larga travesía; el punto que a la vez sintetizaba todas las contribuciones anteriores, significaría un salto cualitativo en lo realizado hasta entonces.

Un estudiante de química, no titulado, fue elegido para servir de ayudante del eminente profesor Frederick Grant Banting, quien a su vez trabajaba en los laboratorios de fisiología de la Universidad de Toronto, al lado del Prof. John McLeod.

Guiado por sus mentores, desde luego, fue Charles Best, cuenta Sánchez Rivero, el encargado de aislar la presunta proteína. Al aplicarla a un perro diabético, consiguieron reducir en dos horas el nivel de glucosa en la sangre del animal. Habían descubierto la insulina.

origen de la insulina
Imagen: CurioSfera Historia.

En 1922, hace justo cien años, el 23 de enero, Leonard Thompson, un adolescente diabético con apenas 14 años de edad, se convirtió en la primera persona en recibir el tratamiento con insulina.

Toda enfermedad, como bien hizo ver en su momento el pensamiento preclaro de Susan Sontag, es mucho más que un padecimiento físico.

La enfermedad, en general, y cada una, en particular, reserva en la historia de lo humano una representación simbólica.

Su historia es no sólo muestra de que es en el encadenamiento de saberes y realizaciones como se construye el conocimiento, sino también reflejo de las fragilidades y fortalezas de lo humano; en todo tiempo.

Aprendizaje.

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