Voy derecho y no me quito. Si me pegan… me desquito
José Elías Sahab

De todo y de nada

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Sigamos muy de cerca lo que viene hacia adelante. No se vislumbra un escenario bueno ni para el mandatario, ni para su país.

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Lectura: ( Palabras)

#VoyDerechoYNoMeQuito

Recuerdo cuando era niño de primaria, hace muchos ayeres, que en la escuela no fallaba el niño repulsivo que, con un grupo de seguidores cual borregos a su pastor, asediaban al resto de sus compañeros. Ahora lo llaman “bullying”, en mis tiempos le llamábamos “agandalle”.

El “gandalla” era aquel que abusaba de los demás, con malas intenciones y muchas veces generaba un daño o destruía algo.

La frase “Voy derecho, no me quito. Si me pegan, me desquito” fue acuñada muchas veces por estos niños y jóvenes, mientras caminaban por los pasillos del colegio, en los recreos o entre clases, para destruir todo lo que se encontrara a su paso o golpear a cualquier otro muchacho que se encontrara frente a ellos.

La frase señalada en el párrafo anterior también puede aplicarse muy bien a los necios, obtusos y cortos de miras que sólo quieren hacer su santa voluntad y no les cabe en la cabeza que pueden existir otras opciones de caminos a seguir, además de la suya.

Cuando quien tiene esa actitud de “gandalla” es el mandatario de un país, esto se torna mucho más preocupante y de mucho mayores consecuencias. Puede llevar a su país a la ruina y causar un problema, de enormes proporciones, para sus ciudadanos.

Es muy importante hablar de este mandatario, porque le aplica perfectamente la frase que intitula este artículo.

La irracionalidad que este mandatario tiene para querer imponer a fuerza su régimen y su política, lo ha llevado a arremeter con absoluto autoritarismo. Amedrentó y ahora arrasa con todo. No le importa que la mayoría no lo apoye. Él escucha a esos pocos que le adulan y sólo a esos. Para él, ellos son las víctimas; los demás, sus adversarios.

El mandatario es autoritario, manipulador, esconde la verdad y determina una realidad que sólo a él le conviene. Persigue, encarcela, amenaza y destruye. Para él no existe el Estado de Derecho y ahora, más que nunca, lo ha dejado de manifiesto con sus últimas actuaciones.

Recibe el repudio de muchos países porque él crea enemigos donde no los hay. No entiende que en el concierto internacional ya no hay espacio para rencores históricos.

Este mandatario disfraza su ignorancia y complejo de inferioridad con discursos incendiarios y prensa a modo. No sabe que el mundo lo observa y que cada vez está más solo.

Se desquita, como dice la frase, de un pueblo que no se deja intimidar, que no acepta su forma de gobernar y que, si se amedrentan, saben que el futuro para su país será más bien, regresar al pasado. A ese pasado oscuro donde no había libertades y únicamente importaba la fuerza del Estado. Por eso quiere arrasar, que sus “adversarios” no tengan forma de levantarse y que logre imponer su gobierno, su política y su fuerza.

Este mandatario parece más un dictador y usa las medidas más absurdas y arcaicas para querer acallar al que no está con él. Lo que no entiende es que su economía sufre ya las consecuencias de sus actos y el descontento es inmenso.

Sigamos muy de cerca lo que viene hacia adelante. No se vislumbra un escenario bueno ni para el mandatario, ni para su país.

Hoy más que nunca debemos de repudiar a Vladimir Putin y la invasión a Ucrania. Es un mandatario que puso su ego por encima de todo.

¡Rusia está muy lejos de México, gracias a Dios!

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