La visita del presidente Xi Jinping a Rusia durante tres días (del 20 al 22 de marzo) no ha recibido todavía su debida atención en su dimensión internacional y, en general, se ha circunscrito a su impacto en la relación de China-Rusia con Estados Unidos y, parcialmente, en su potencial en el proceso de paz en Ucrania ante la invasión rusa.
China y Rusia comparten más de 4,100 km de frontera común y todavía a finales de 1960 tuvieron serias diferencias y hasta disputas militares; en 2001 iniciaron con una nueva etapa de cooperación en su relación bilateral a través de su Asociación Estratégica Integral de 2001 y que fue renovada en 2022; la asociación estratégica abarca una multiplicidad de rubros como el económico, financiero, tecnológico y militar, entre muchos otros.
En este contexto, y considerando la invasión de Rusia a Ucrania de febrero de 2022, la visita de Xi Jinping a Moscú es sin lugar a dudas un fuerte apoyo a Rusia; no es incondicional particularmente ante las diferencias y el énfasis de China de reconocer la soberanía territorial de los países –ante la importancia de Taiwán para China–, pero sí implica el compromiso de China con su socio estratégico en el largo plazo. Más allá de sus profundas diferencias con Estados Unidos, en el último lustro China ha realizado significativos esfuerzos internacionales para consolidar su proyecto de “globalización con características chinas”: diversas iniciativas sobre desarrollo (y pobreza, ante los éxitos de China en la erradicación de la pobreza absoluta), cooperación y seguridad, entre otras; el esfuerzo en lograr coincidencias recientes entre Irán y Arabia Saudita reflejan esta agenda internacional de China. La iniciativa de 12 puntos para “Solucionar la Crisis de Ucrania” es particularmente relevante ante la reunión entre Putin y Xi Jinping y diferente a la propuesta de Estados Unidos y de otros países al respecto.
¿Cuáles son los principales resultados del encuentro en marzo de 2023 entre Xi Jinping y Putin en Moscú? La Declaración Conjunta del encuentro del 21.3.2023 es particularmente valiosa para comprender detalles y la estrategia de ambos países.
Primero. El encuentro refleja “el más alto nivel en la historia” de la asociación estratégica entre ambas partes y busca distanciarse tanto de su propia relación bilateral durante la Guerra Fría, pero particularmente con respecto a instituciones lidereadas por Estados Unidos y la Unión Europea como la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) y su “mentalidad de la Guerra Fría”.
Segundo. La cooperación actual entre ambos países ha priorizado un grupo de actividades socioeconómicas particulares. Por un lado, el sector energético (petróleo, gas, electricidad y nuclear) y el proyecto de Energía Siberia 2 que pudiera conectar los campos de gas de Siberia con China e incluso con los mercados de ASEAN (Asociación de Naciones de Asia Sudoriental) y explícitamente con Vietnam; el proyecto pudiera incluso adelantarse a la fecha de 2030 originalmente establecida. La aviación civil es otro rubro priorizado entre ambos países, concretamente en la fabricación del modelo CR929 para 280 pasajeros.
Tercero. Más allá de la dimensión bilateral, el encuentro entre ambos mandatarios señalan su “interés central” en mantener la soberanía e integridad territorial de los países y parten de las “diferencias regionales y locales” y de que el “goce de los derechos humanos por todos es la búsqueda común de la sociedad humana. Todos los países tienen el derecho de escoger de forma independiente su sendero en el desarrollo de los derechos humanos”. La Declaración Conjunta arriba destacada propone un ámbito internacional todavía poco reconocido y dirigido explícitamente hacia Asia, el Medio Oriente, África y los países miembros del BRICS. Con base en los planteamientos internacionales de China y sus respectivas recientes iniciativas, la Organización de Cooperación de Shanghái y la Iniciativa de la Franja y la Ruta, entre otras, Rusia y China están entonces invitando a la conformación de un “bloque global” alternativo a los existentes bajo el liderazgo estadounidense; países como Brasil, India, otros en África y el Medio Oriente, así como de América Latina y el Caribe (que no es mencionada explícitamente en la Declaración Conjunta) bien pudieran jugar un papel activo en la conformación de este bloque alternativo basado en las diferencias (culturales, económicas, políticas y en su percepción e implementación sobre los derechos humanos, por ejemplo) a diferencia de una perspectiva “hegemónica, unilateral y proteccionista”, en referencia a EU.
La Declaración Conjunta explícitamente reconoce que la génesis de este nuevo “bloque global” alternativo es “una amenaza para el Occidente” y habrá que monitorear y evaluar su evolución en el corto, mediano y largo plazo. Terceros países y regiones, por ejemplo América Latina y el Caribe, deberán considerar seriamente esta propuesta sin caer en simplismos: o un bloque “autoritario” o “pro-chino” vs. la participación en las existentes instituciones globales “libres” y “pro-EU”. Las diferencias entre Rusia y China y la coyuntura en 2023-2024 ante la invasión de Rusia a China –y la muy probable asistencia directa o vía terceros países militar de China a Rusia– seguramente también jugarán un papel significativo en la conformación (o no) de este “bloque global” alternativo.
Enrique Dussel Peters
Profesor del Posgrado en Economía y
Coordinador del Centro de Estudios China-México de la UNAM
http://dusselpeters.com
El contenido presentado en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no necesariamente representa la opinión del grupo editorial de Voces México.
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