Las vacunas para prevenir la Covid-19 y sus patentes
Manuel Ramiro Hernández

Visión Integral

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Poco a poco irán surgiendo nuevos hallazgos y conocimientos que replanteen los esquemas de vacunación, no sabemos si los que recibimos otra vacuna tendremos que vacunarnos a los seis meses, al año, o cuándo.

Imagen: Alex Castro.
Imagen: Alex Castro.

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La vacunación para Covid-19 avanza a diferentes ritmos en el mundo, mientras hay países que han conseguido vacunar a gran parte de su población, como Estados Unidos, que han conseguido inmunizar prácticamente a todos los adultos y van a empezar a vacunar a sus adolescentes; hay países que sólo han conseguido vacunar a unos pocos de sus habitantes. El Reino Unido tiene un avance considerable, pero los países de la Unión Europea no han logrado alcanzar los ritmos y porcentajes que se habían planteado inicialmente. Si bien es un logro notable haber conseguido vacunas para prevenir la infección por SARS-CoV-2 en varios laboratorios de diversas naciones, primero la producción de los biológicos no ha podido ser de los niveles que se requieren. Asimismo, la distribución de las vacunas no ha sido tan ágil de acuerdo a lo requerido; y, por último, la aplicación de la vacuna ha presentado dificultades, aunque se ha ido superando por el aprendizaje y el gran reto que se tiene, además que ya ha sido aceptado universalmente que la prevención a través de la vacunación es la mayor esperanza para vencer a la pandemia.

En muchos sitios se ha ido perfeccionando su aplicación, hasta lograr que en la mayoría de los casos sea de manera rápida y amable para los individuos. Estados Unidos es el único país que ha conseguido una eficiencia realmente masiva, su poderío ha quedado demostrado plenamente al conseguir los biológicos, distribuirlos y aplicarlos amplia y adecuadamente. No sabemos si en China se ha alcanzado algo similar, la población es cinco veces mayor, y además no se recibe información que nos precise los avances del proceso. En América Latina, si bien en algunos sitios se ha vacunado no a un ritmo ideal, pero sí bueno, como en Brasil, Argentina y Chile, hay países que tienen un retraso considerable como Perú y Bolivia, por no mencionar a los países centroamericanas que están en condiciones deplorables en cuanto a vacunación; aunque la Covid-19 ha causado menos estragos en ellos. No sabemos muy bien qué pasa en Asia en cuanto a la aplicación de vacunas.

Como consecuencia de ser una enfermedad nueva y por tanto una serie de vacunas nuevas, y a pesar de que la mayoría de los estudios fase III son alentadores, han ido surgiendo inconvenientes, por mencionar sólo algunos me referiré a lo sucedido con la vacuna de AstraZeneca. Se presentaron algunos casos de trombosis venosa, aunque ciertamente muy pocos frente al número de dosis aplicadas que, en ocasiones, incluye a la circulación del sistema nervioso central. Esto ocurrió especialmente en mujeres jóvenes; las complicaciones surgidas condujeron a suspender la aplicación o cuando menos a retrasarla y, por supuesto, surgieron muchas dudas y rechazos. Lo que se ha considerado es que son complicaciones raras, muy poco frecuentes y que sucede en mujeres jóvenes, de manera que en ellas no debe usarse; además se ha aprendido a tratar la trombosis, logrando buenos resultados.

vacunas y patentes
Imagen: Theresa Chiechi.

Me parece que todo esto surge por la falta de conocimiento en una enfermedad que recientemente apareció y, por supuesto, por la falta de experiencia en la vacunación que la previene. Refiriéndome a otra situación no conocida mencionaré lo señalado el pasado 18 de mayo acerca de la vacuna Cancino. Se planteaba inicialmente que una sola dosis sería suficiente para brindar una inmunidad eficiente, sin embargo, al abrir un estudio en México se determinó que el nivel de los anticuerpos baja más o menos de manera rápida, y a los individuos que se les había aplicado una dosis finalmente recibirán una segunda.

Poco a poco irán surgiendo nuevos hallazgos y conocimientos que replanteen los esquemas de vacunación, no sabemos si los que recibimos otra vacuna tendremos que vacunarnos a los seis meses, al año, o cuándo. Tampoco sabemos si el surgimiento de variantes en las cepas de SARS-CoV-2 obligará a modificar las vacunas para conseguir mejores resultados ante la diseminación de estas nuevas cepas. Desafortunadamente no se cuenta con un medicamento que haya probado ser realmente eficaz, el que más se acerca a ello es el Remdesivir, con dos grandes inconvenientes, el primero y más importante no parece modificar sustancialmente el curso de la enfermedad y, segundo, su costo es elevadísimo, habrá que tener paciencia y orden para la búsqueda de un fármaco eficiente y seguro.

Ante esta gran problemática, al presidente Biden se le ocurrió mencionar que una solución sería que las farmacéuticas que producen las vacunas perdieran las patentes al respecto. Me extraña sobremanera que precisamente el presidente de Estados Unidos haya mencionado la necesidad de perder las patentes en tan poco tiempo. Desde luego, la solución planteada fue inicialmente con júbilo por muchos. Yo voy a ser, sólo un poco, políticamente incorrecto. El esfuerzo y el logro de las diferentes empresas farmacéuticas es muy importante. No es fácil conocer el costo de las vacunas, España informó que en los primeros 10,000,000 de dosis se gastó 9.1 millones de euros, lo que significa que cada dosis costó unos 270 pesos mexicanos. Un estudio de la Unión Europea establece que el costo de las diferentes vacunas oscila entre 4 y 13 euros por dosis, lo cual puede estar de acuerdo con el dato publicado en España; los costos en México son difíciles de establecer, las notas contienen una danza de cifras en el número de vacunas recibidas y su costo.

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Imagen: TRT World.

Desde luego que si tomáramos como una media 270 pesos por dosis México, tendrá que gastarse unos 60 mil millones de pesos en las dos dosis que se requieren por habitante. El costo para la India será unas diez veces mayor; seguramente habrá países que no puedan enfrentar estos costos por altos e inesperados, y es necesario que se vacune la mayor parte de la población mundial para domar al SARS-CoV-2. Los mecanismos establecidos por la OMS a través de su programa COVAX, pocos resultados han tenido; hay que insistir que el papel de la OMS ha sido triste y desafortunado, y ante la necesidad de erigirse como líder ha fallado. No declaró oportunamente la pandemia, no declaró fijar el uso de cubrebocas, el aislamiento de los casos ni tampoco el distanciamiento social como determinantes para contener la diseminación del virus; lo hizo cuando ya estaba diseminado.

La OMS debería buscar mecanismos que hicieran que los países menos ricos pudieran tener acceso a las vacunas requeridas. Para ello, la OMS tendría que buscar donativos con los países de primer mundo y con las empresas farmacéuticas precios especiales. Todavía no se establece plenamente el valor que tuvo, y tiene, que el Ing. Slim haya apostado por la vacuna AstraZeneca, haciendo una inversión considerable, cuando la fabricación de la vacuna era sólo un proyecto. Pronto se envasarán en México muchas dosis de la vacuna hecha en Argentina, todo como respuesta a esa inversión; los problemas para esos dos países serán menores y quizá alcance para ayudar a otros. Si bien es indudable que las farmacéuticas son empresas que ganan mucho dinero al fabricar y distribuir muchos medicamentos, no puede restarse su capacidad de innovación que en las tres últimas pandemias ha quedado manifiesta.

En el caso del SIDA se han producido antivirales que han conseguido convertir a la enfermedad de ser aguda y mortal a un padecimiento crónico con una buena esperanza de vida y calidad en ella. En epidemia de gripe en 2009, rápidamente se consiguió una vacuna que mucho ayudó a contener lo que parecía mucho más grave, cuando menos inicialmente. Ahora, con la Covid-19, tienen ya varias vacunas que dan gran esperanza. Insisto, no sabemos si la vacuna tendrá que ir variando conforme avance el tiempo para cubrir las modificaciones del virus, por lo que esto requerirá de las capacidades de la industria. Por supuesto que el aliciente a la innovación y el éxito es económico, pero los intentos por conseguir nuevos medicamentos y distribuirlos por otros mecanismos han conseguido pocos y puntuales productos. De modo que retirar las patentes no acarrearía buenos resultados, debe buscarse la cesión de los derechos para situaciones especiales.

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Una respuesta a “Las vacunas para prevenir la Covid-19 y sus patentes”

  1. La vacuna es un gran logro. Sin embargo, la situación sigue siendo de incertidumbre, sentido de urgencia, falta de tratamiento eficaz, presión para ensayar remedios ante indicios apenas esperanzadores, ignorancia de las consecuencias futuras o de largo plazo de nuevas modalidades de inmunización, etc.

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