El miércoles 23 de marzo tuve el gusto de participar en la mesa redonda sobre ‘La invasión rusa a Ucrania. Los aspectos geopolíticos y las implicaciones globales’, en la Faculta de Derecho de la UNAM. Agradezco mucho la invitación al brillante Director de la Facultad de Derecho, el Dr. Raúl Contreras Bustamante esta oportunidad. Compartí la mesa con la Dra. Beata Wojna, exembajadora de Polonia en México, el Dr. Leonardo Curzio, analista político y destacado comunicador y los Profesores Marleck Ríos Nava y Alfonso Muñoz de Cote, de la propia Facultad.
Resumo algunos aspectos de las participaciones de Beata Wojna y Leonardo Curzio. La Dra. Wojna describió la evolución de la invasión rusa a Ucrania desde que se inició hace un poco más de un mes. Efectuó un breve bosquejo de la evolución de ambos países y describió diversos escenarios sobre la evolución del conflicto y su posible culminación. 1.) La derrota del Ejército invasor, fracturas en las élites políticas, económicas y militares de Rusia, retirada de las fuerzas armadas rusas de Ucrania y la caída de Vladímir Putin; 2.) El derrocamiento del Presidente Zelenski; Rusia toma Kiev, ocupa el territorio de Ucrania, o de la mayor parte de este e instala un gobierno pro-ruso; 3.) Ocupación del ejercito ruso de parte del territorio de Ucrania, se efectúa una negociación en la que presionan a Ucrania para la cesión formal de varias áreas del país, 4.) Transformar la guerra de Rusia contra Ucrania es un conflicto directo con la OTAN, el uso de armas de destrucción masiva, químicas, biológicas o incluso nucleares. Este último escenario es remoto pero posible y sería una enorme tragedia para toda la humanidad. Dada la velocidad de los acontecimientos, es claro que esta información debe ser actualizada en forma permanente. Al momento de escribir estas líneas, se anuncia que el martes 29 de marzo se inicia una nueva ronda de negociaciones presenciales entre Ucrania y Rusia.
Leonardo Curzio hizo una brillante descripción de los aspectos geopolíticos y de las características económicas de Rusia en el actual contexto mundial. Describió las similitudes entre la invasión a Ucrania con la agresión de los Estados Unidos a Irak.
En mi participación, destaqué cuatro aspectos. En primer lugar, la invasión de Rusia a Ucrania es una clara violación al Derecho Internacional, desde varias perspectivas. En ese mismo sentido se expresaron los profesores Marleck Ríos Nava y Alfonso Muñoz de Cote. La agresión injustificada a un país independiente, miembro de la ONU, es una clara violación de la Carta de las Naciones Unidas; es también una violación a los Derechos y las libertades fundamentales de los ucranianos. La invasión y los indiscriminados ataques a la población civil perpetrados por las fuerzas armadas rusas son crímenes de lesa humanidad.
Este rompimiento del orden internacional no tiene precedente en Europa desde las invasiones de la Alemania Nazi en la Segunda Guerra Mundial. Es también una reproducción de la violencia soviética contra Hungría en 1956 y Checoslovaquia en 1968. Tanto el Secretario General de la ONU, Antonio Guterrez, como la Presidente de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen y el propio Papa Francisco han condenado en los términos más enérgicos esta invasión. Ha sido también la posición del Consejo de Seguridad y de la Asamblea General de las Naciones Unidas en repetidas ocasiones. No deja de ser asombroso que el pleno siglo XXI se dé en Europa esta violenta invasión. Esto, desde luego, no significa ignorar otros focos de violencia inadmisibles, como lo que sucede en Myanmar, en Yemen o en otros lugares en el mundo en ese momento.
Un segundo comentario se refiere a la resistencia que hay de algunos sectores en México para condenar en los términos más enérgicos esta invasión. Es claro que esta violenta agresión no es la primera en las últimas décadas y que todos estos actos de violencia son condenables. Asimismo, es claro que la invasión de Estados Unidos a Irak fue también violatoria del Derecho Internacional, así como la intervención en Afganistán, pero esto no le quita gravedad a la situación que se vive en Ucrania, lo que representa y los peligros que conllevaría el escalamiento del conflicto con el posible uso de armas de destrucción masiva.
Sin embargo, para algunos sectores de la opinión mexicana, cualquier causa en la que participen los Estados Unidos es criticable, resultado de la historia de América Latina. Es también necesario hacer notar que el gobierno de Putin es muy bien visto por partidos y grupos políticos de extrema derecha en Europa y en Estados Unidos y de extrema izquierda en América Latina.
También existen las opiniones derivadas del ‘realismo’, que cuestionan el ingreso a la Unión Europea y sobre todo a la OTAN de las exrepúblicas soviéticas así como de los antiguos países comunistas de Europa del este. Esto es, no le conceden a la voluntad de los ciudadanos de esos países la importancia de manifestarse para optar por un futuro democrático y de prosperidad. La invasión rusa a Ucrania no hace sino confirmar los fundados temores de los ciudadanos de estos países y de la comunidad internacional en general. En años recientes, durante diversos viajes en Europa del norte y central es común escuchar en diversos círculos académicos, empresariales y políticos el temor al expansionismo del gobierno de Vladímir Putin.
El tercer comentario es en relación con las consecuencias económicas de esta invasión. Un primer aspecto es que el sector energético se ve afectado con implicaciones globales en el precio internacional del petróleo, el gas y otros petrolíferos. Asimismo, se afecta la oferta de granos y fertilizantes a nivel mundial. Como señaló el Presidente de Yara, la empresa Noruega de fertilizantes, más importante del mundo, la pregunta no es si va a haber una hambrona a nivel internacional, sino que tan pronto y de que profundidad. Esta crisis también va a afectar la producción de chips, contribuyendo a interrumpir las cadenas de suministro de bienes de alta tecnología en el ámbito internacional, así como el suministro de minerales de las denominadas ‘tierras raras’, afectando incluso la producción de equipos de alta tecnología.
Un último comentario es en el sentido de un daño mucho mayor. La lucha de Ucrania contra la invasión rusa es la batalla de la libertad contra el totalitarismo; de la dignidad de la persona humana contra el despotismo. Pero esta guerra, así como lo ha hecho el COVID-19 significan el secuestro de la atención de los problemas estructurales que integran la agenda global. Las consecuencias internacionales de esta invasión, así como el riesgo de que el gobierno de Vladimir Putin llegue a utilizar armas químicas, biológicas o nucleares, nos hace dejar de prestar atención a la Agenda 2030 de Naciones Unidas, los Objetivos del Desarrollo Sostenible, al Acuerdo de París de 2015 y su posterior instrumentación en el combate al cambio climático. Nos distraemos de la atención de algunos de los problemas fundamentales que debemos atender sobre la creciente y progresiva destrucción de la naturaleza, la sobreexplotación de los recursos naturales, el rebase de los nueve límites naturales del planeta, la extinción masiva de especies, los problemas del agua y el ciclo hidrológico global, la degradación de los ecosistemas y la proliferación de enfermedades zoonóticas, la contaminación atmosférica y la formación de nuevos compuestos, entre otros. Esto contribuye a incrementar el riesgo del futuro colectivo.
Es claro que este absurdo y arbitrario conflicto se da en el contexto de una nueva lucha de poder por la hegemonía mundial en la que Rusia no es protagonista. Rusia es una economía del nivel de países con mucho menos territorio y población, pero con el arsenal nuclear más grande del mundo. La competencia económica y tecnológica se da entre los Estados Unidos y China. Por último, quiero hacer referencia a dos artículos de Yuval Noah Harari que me parecen importantes, publicados en los medios británicos The Economist y The Guardian. Este popular escritor, en uno de esos artículos, refiere la identidad de Ucrania como nación destruyendo el discurso ruso en la materia y en el otro, ante la agresión de Putin, se cuestiona si el ser humano ha evolucionado o si conserva los rasgos de agresión del hombre primitivo. Queda claro que esta experiencia refuerza la urgencia del diseño de un nuevo orden mundial y pone de manifiesto la importancia de fortalecer los sistemas democráticos para evitar la concentración de poder en autócratas. Frente al peligro de despotismo hay que fortalecer la democracia. Es también urgente rediseñar el orden jurídico internacional frente a éste y otros riesgos globales.
El contenido presentado en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no necesariamente representa la opinión del grupo editorial de Voces México.
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