El libro de Jiménez Espriú
Manuel Ramiro Hernández

Visión Integral

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El cambio de proyecto del NAICM al AIFA fue una decisión de política de Estado, con la que algunos pueden estar de acuerdo y otros no.

Lectura: ( Palabras)

Al Ingeniero Jiménez Espriú siempre lo había respetado e incluso admirado su participación en la UNAM fue muy destacada, además de ser profesor de la Facultad de Ingeniería, fue su director, miembro de la Junta de Gobierno y me parece que candidato a rector. Durante su paso como director creó la Feria del Libro del Palacio de Ingeniería y la Orquesta Sinfónica de Minería, dos grandes proyectos que se han venido consolidando con el tiempo, además fue coparticipe de la creación y construcción de la Sala Netzahualcóyotl y del Centro Cultural Universitario, quizá el proyecto cultural universitario más ambicioso de los últimos años; funciona cada vez de mejor manera y crece, la instalación de museo es una muestra de ello.

Además Javier Jiménez Espriú fue subsecretario de Comunicaciones y Desarrollo Tecnológico en la SCT, subdirector comercial de PEMEX y director de Mexicana de Aviación; todo durante los gobiernos neoliberales que antecedieron al actual, al mismo tiempo dirigía un despacho que tiene o tenía muchas obras y gran éxito. Me extrañó su adhesión irrestricta al gobierno de Andrés Manuel López Obrador desde sus prolegómenos, primero fue nombrado gestor de la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) y luego titular de la Secretaría  de Comunicaciones y Transportes, a la que renunció, al parecer, por no estar de acuerdo en que las Aduanas fueran manejadas por personal militar.

Publica ahora La Cancelación. El pecado original de AMLO. El título me parece incorrecto, porque en la tradición cristiana el individuo no es responsable del pecado original, hubiera sido mejor dejarlo en Pecado, ya se verá si venial o mortal. Lo publica Grijalvo y apareció en febrero de 2022, unos días antes de la inauguración del nuevo aeropuerto construido por la 4T. No pensaba leerlo porque me parecía que podría ser una burda justificación de un hecho consumado; me convenció para hacerlo, una columna de Jorge Zepeda Patterson, periodista y escritor al que admiro, más aun ahora que ha vuelto a su línea crítica tradicional y ha dejado de alabar y justificar todas las acciones y la obra de AMLO.

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Decía un amigo que mal empieza la semana al que ahorcan en lunes; el autor le dio a escribir el prólogo a su hijo Javier Jiménez Gutiérrez, quien en lugar de presentar el libro, al autor y el problema, se dedica en las largas 14 páginas, a exponer su punto de vista sobre la cancelación de NAICM, en su papel de abogado experto en empresas de aeronavegación. Solo en el último párrafo menciona brevemente las intenciones del libro de su padre.

El libro Cancelación, hace una detallada descripción del problema. Él que es sumamente complejo, con aristas técnicas enormes y difíciles de realizar y de analizar, una complejidad financiera, marcada no sólo por el monto de la obra, sino también por las dificultades de su ejercicio, el sitio donde pensaba realizarse el NAICM, tenía retos ecológicos muy grandes y además enfrentaba la oposición de los pobladores de la zona.

Jiménez Espriú nos va desglosando los problemas, mi impresión final es que el cambio de proyecto del NAICM al AIFA fue una decisión de política de Estado, con la que algunos pueden estar de acuerdo y otros no. El financiamiento de la obra estaba resuelto, con fondos que algunos describen como inteligentemente obtenidos, la mayoría tenían intereses blando, excepto los de Fibra E que al parecer los tenían bastante mayores y condiciones menos gentiles, todo iba a ser cubierto por la tarifa de uso del aeropuerto (TUA); del AIBJ y del NAICM; otros califican estos fondos como obtenidos casi ilegalmente, además de dispendiosos, se critica ampliamente el hecho que al ser cubiertos por el TUA se convierten en fondos públicos y no se cumplía adecuadamente con todos los requisitos financieros y legales.

Mucho se ha comentado acerca de las dificultades que ofrecía el terreno para construir las pistas de aterrizaje, la falta de solidez del piso al haber sido desde hace siglos el lecho de un gran cuerpo de agua establecían una circunstancia, que al principio parecía que no podría ser vencida, sin embargo, un grupo de ingenieros principalmente mexicanos lo consiguieron, la crítica de los adversarios al proyecto es que el costo era muy alto; se critica en el libro además que las pistas fueron planeadas para ser considerablemente más largas y más anchas de lo estrictamente reglamentario, lo que incrementaba los costos aun más; no sé si el motivo de esto era de seguridad o estaba planeado pata recibir aeronaves más grandes, que es una tendencia futura. El costo de la propia terminal aérea fue una de las grandes críticas, el proyecto, cuyo método de asignación es muy criticado, le fue otorgado a los arquitectos Norman Foster y Fernando Romero, Foster tiene obra por todo el mundo y se le critica, por los denostadores del proyecto, sus altos costos de construcción y mantenimiento, no puede hacerse con los resultados funcionales y propiamente arquitectónicos que consigue, sus obras son muy hermosas.

Libro Espirú NAICM

El problema medioambiental fue otro de los grandes puntos de discusión, los realizadores del NAICM, habían elaborado un plan que incluía el restablecimiento de los dos grandes cuerpos de agua y el establecimiento de ríos y vías que transportaran el agua, conservando en su mayoría el hábitat de la fauna estable y migratoria, habían obtenido el beneplácito de organizaciones e instituciones prestigiadas, las nuevas opiniones echaron por tierra el proyecto y lo hicieron ver como devastador son el ambiente; el problema del lago de Texcoco es tan complejo y tan antiguo que las soluciones serán siempre parciales, como veremos ahora en el recientemente plan establecido. En cuanto al impacto que el proyecto tiene sobre los habitantes de la zona, es también muy complejo, sin embargo, se había venido solucionando con gestiones de diversas estamentos gubernamentales y la construcción transcurría en cierto orden, al venirse a discutir nuevamente el proyecto saltaron los habitantes antiguos de la zona y nuevamente se opusieron con gran entusiasmo. El acceso terrestre al aeropuerto estaba fácilmente resuelto, puesto que solo significaba una distancia corta del AIBJ.

Cuando se planteó la construcción de un aeropuerto en Tizayuca, alrededor de la base militar de santa Lucia, se estudiaron las conveniencias y dificultades de aeronavegabilidad en la operación simultanea de la nueva estación aérea al funcionar conjuntamente  con el AIBJ, la opinión de la organización MITRE, que es una organización americana sin ánimos de lucro, consultora del gobierno de los Estados Unidos y de varios otros, fue que no era compatible su funcionamiento simultaneo. Consultaron como una segunda opinión a NAVBLUE, una organización francesa, también muy prestigiada, hecha fundamentalmente alrededor de airbus, y estableció que el AIBJ y el nuevo aeropuerto en Tizayuca podían funcionar simultáneamente a pleno rendimiento.

Al final lo que se tenía era la necesidad de crear una alternativa a la enorme saturación que tiene el AIBJ y se enfrentaron dos proyectos uno con enorme visión de futuro y quizá ciertos puntos de vista grandilocuentes y uno mucho más pragmático y menos costoso. Fue una decisión de Estado el suspender uno y realizar el otro, está bien, pero no se debió de realizar la consulta ciudadana, que parece haber dado un sustento democrático al acto y no es así, pues fue una decisión con aspectos económicos, técnicos y políticos muy complicados y quien la toma debe hacerse responsable de ello.

Muy recientemente se inauguró el nuevo aeropuerto Felipe Ángeles, que se hizo en un tiempo muy corto y al parecer muy bien; con costos relativamente bajos, pero a los que hay que sumar lo que se gasto en liquidar la obra del NAICM (no vamos a saber nunca si son cien mil millones de pesos o trescientos mil) y empezó a funcionar con éxito, es natural que inicialmente lo haga con pocos vuelos, solo se terminó una de las dos pistas planeadas, y no se pudieron terminar los accesos terrestres, que seguramente culminaran en los próximos meses. Veremos el impacto urbano, demográfico y social que acarreará y que fue unos de los factores que fundamentaron la decisión del cambio.

El libro no me ayudó mucho a entender el fondo de una decisión tan compleja, pero deseo que pronto el AIFA empiece a ayudar al funcionamiento del AIBJ, que se encuentra desde hace años al límite. Queda atrás el proyecto futurista, majestuoso y quizá grandilocuente del NAICM. Esperemos que el muy reciente decreto para el restablecimiento del área del Lago de Texcoco tenga éxito. Pero mi mayor deseo es que tenga razón NAVBLUE y que MITRE haya estado equivocada y que la navegabilidad aérea del valle de México sea eficaz y segura.  

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