Para realizar una reflexión sobre la forma en que ha venido cambiando el fenómeno del retiro del trabajo y la jubilación, invité en esta ocasión al banquero internacional Octaviano Couttolenc Mestre a ocupar mi columna de esta semana.
Por Octaviano Couttolenc Mestre.
Existe una muy añeja idea, quizá proveniente de la ética protestante sobre los conceptos de trabajo y descanso, donde las personas debían dedicarse con mucho ahínco y esfuerzo a su actividad profesional o trabajo, por varias décadas, para que al término de éstas se pudiera tener acceso a un merecido retiro o jubilación, al cumplir los 65 años.
Pareciera bajo esta lógica que el hombre estaba destinado a trabajar y ser productivo, para lograr eventualmente tener acceso a este derecho o a un cierto nivel de ahorro, ya sea por la combinación de planes de retiro del Estado, de la empresa o personales, que le permitieran amasar una cantidad suficiente de recursos para que, al llegar al retiro, poder tener una forma de manutención, y así gozar en paz y tranquilidad durante esos años restantes de vida. Este concepto de la jubilación, aunque es añejo, ya que proviene de la época romana, no es sino hasta 1881 que Otto Von Bismarck introdujo en Europa un programa de seguridad social para la vejez, y de ahí se han desprendido muchos de los planes de asistencia para el retiro que hoy conocemos.
Me ha tocado observar que existen al menos dos filosofías alrededor de la jubilación; por un lado, aquellos a quienes les cuesta mucho alejarse de la oficina, ya que están convencidos de que “dejar de trabajar o retirarse de la actividad” es igual a la muerte, por lo que dan un muy alto valor al trabajo, a la actividad que desarrollan, al título que poseen, a la importancia que el mismo les otorga, etc., y prefieren nunca alejarse de la oficina, y por lo tanto el retiro pleno nunca ocurre. Por otro lado, he observado a aquellos que se preparan con anticipación para ese gran momento, lo planean, van creando un portafolio de intereses, de aficiones, de hobbies y actividades fuera del trabajo, que les permita seguir viviendo una vida plena, con muchas satisfacciones y alegrías, pero claramente alejados del trabajo o de una oficina.
Sin duda estas formas tan distintas de afrontar la jubilación se dan entre grupos sociales con escalas de valores diferentes, y distintas convicciones. Pareciera que, en esto del retiro, no hay un patrón claro, y las expectativas alrededor del mismo varían de un grupo social a otro, de una generación a otra, de un país a otro, y desde luego existen multitud de factores económicos y sociológicos, entre otros, que van poco a poco alterando estos patrones.

En sociedades occidentales los trabajadores han logrado el reconocimiento del derecho a la jubilación, y vemos constantemente en los medios, la muy dura respuesta de estos grupos cuando se quieren vulnerar alguno de sus derechos, o alargar las edades para el retiro. Muchos grupos han visto, asimismo, cómo las crisis económicas o del mercado de valores, o las caídas en las tasas de interés, tienen un impacto muy relevante en el valor de los fondos de pensiones, que ponen en entredicho la capacidad de los pensionados para retirarse a la edad deseada o con la tasa de restitución salarial que buscaban.
Me resultó muy interesante ver recientemente los resultados de encuestas sobre la jubilación realizadas en EE.UU., donde nos exponen con claridad cómo se perfilan los sueños de los futuros retirados, y pareciera que en el entorno actual y como resultado de circunstancias externas, falta de planeación personal o incapacidad de los sistemas estatales, es difícil pensar que a los 65 años uno pueda optar por el retiro pleno, ya que cerca del 55% de los entrevistados considera que muy probablemente al llegar a dicha edad deban seguir desempeñando alguna actividad que provea de un ingreso que les complemente.
Asimismo, en dichas encuestas, se perfilan aquellas actividades a las que los retirados destinarán buena parte de su tiempo libre, donde los viajes, la visita a familiares y amigos, el voluntariado, el aprendizaje de idiomas, el desarrollo de nuevas habilidades y los hobbies, se llevarán la mayor parte de su tiempo.
Existe mucha literatura alrededor de lograr un “retiro con sentido o con propósito”, que asegure que estos últimos años de la vida sean muy bien aprovechados y otorguen mucha satisfacción y sentido a las personas, permitiendo regresarle a la sociedad algo de lo recibido. Con la expectativa de vida actual, es muy posible que estos retiros puedan durar unos 20 años, lo que sin duda deja mucho tiempo para lo anterior. Hoy es común ver a los mayores de 65 años con agendas bien planeadas y con espacios destinados para múltiples intereses. Pareciera que no quedará ninguna actividad por realizarse ni experiencia por vivirse que no haya estado incluida en la famosa “lista de deseos o bucket list”.

Me ha parecido muy reveladora una tendencia que se da hoy en muchos países y quizá entre miembros de generaciones más jóvenes, que buscan “retirarse temprano siendo financieramente independientes” del acrónimo en inglés FIRE (Financially Independent Retire Early). Este concepto gira alrededor de la idea de no ser esclavo de la nómina quincenal sino buscar actividades que generen ingresos y permitan lograr lo antes posible esa independencia financiera que los libere de las actividades rutinarias o de oficina. No sólo hay que lograr un cierto patrimonio en etapa temprana y saber invertirlo en forma inteligente y rentable, sino al mismo tiempo ser cuidadoso y organizado con los gastos futuros que se tendrán, muy posiblemente por un período de años mucho mayor al que estábamos acostumbrados.
Sin duda los miembros de esta generación que hoy están ya retirados o en proceso de retirarse, y han tenido las posibilidades, lo están haciendo con una filosofía renovada, ya que no quieren desligarse del todo de las actividades profesionales remuneradas, o aquellas que permitan seguir cerca del mundo de los negocios, pero a la vez dedican un muy buen tiempo de calidad a desarrollar otros intereses, hobbies, relaciones familiares, de pareja y de amigos, y actividades filantrópicas, entre otras, que le dan sentido y satisfacción a esta etapa tan espectacular de sus vidas.
Y como dice el dicho, “la jubilación es cuando dejas de vivir para trabajar y comienzas a trabajar para vivir”.

El contenido presentado en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no necesariamente representa la opinión del grupo editorial de Voces México.
- Suprema Corte y sociedad civil, más fuertes que nunca
- Instructivo para darle una probada a la Inteligencia Artificial: Chat GPT
- Lo de hoy en la solución de controversias: Arbitraje de Última Oferta
- Primera Abogada de Italia: La Lidia Poët de carne y hueso, y la de Netflix
- Abascal me enmienda la página: El origen de la democracia en México
Excelente reflexion de Octaviano sobre una etapa de la vida que todos experimentamos o experimentaremos , es relevante el cierre del articulo donde destaca que no es binario el tema y te puedes retirar del dia a dia sin dejar de ser productivo .
Octaviano, que gusto saber de ti. Te felicito por la excelente trayectoria profesional que has tenido, tu artículo por cierto, muy bien escrito y muy ameno refleja la etapa que nos va a tocar vivir pronto.
Te mando un fuerte abrazo!