¿Cómo aprender a levantarse?
Sergio Block

El cristal de las palabras

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¿Cuántas veces has cambiado una decisión que creías correcta o te has guardado una opinión sólo porque no encajaba en los estándares de la empresa?

Imagen: Revista TNE.
Imagen: Revista TNE.

Lectura: ( Palabras)

En mis años como consultor, he visto ir y venir una infinidad de iniciativas, filosofías y modelos de trabajo que buscan optimizar la productividad y difusión de información hacia la organización. Una empresa debe evolucionar y mejorar para subsistir, como lo muestran ejemplos como Kodak, Blockbuster o Blackberry. Pero a veces me pregunto si en el afán de mejorar y acelerar, terminamos por inhibir el aprendizaje y el crecimiento de los individuos que forman parte de la organización. 

Estas iniciativas han tenido muchos nombres a lo largo de los años, se crean y se transforman pero siempre están ahí, a veces limitando la oportunidad de caerse (y, por tanto, de aprender a levantarse) de los individuos, siempre buscando maximizar la productividad, por encima de todo. Por ejemplo:

  • Culturas de alto desempeño. Parte desde la premisa de que todo y todos dentro de la organización deben funcionar bajo un estándar de alto rendimiento, todo el tiempo. “Somos los mejores en lo que hacemos, los más rápidos y eficientes”. Por supuesto que el alto rendimiento es deseable, pero ¿en dónde queda el lugar para el error? Errar es humano y es además uno de los mecanismos más poderosos para aprender y mejorar.
  • Mejores prácticas. Pueden ser una poderosa herramienta de estandarización de calidad en los procesos de la empresa, sin embargo, cuando desde el inicio te dan lo que se cree que es el mejor camino a seguir, ¿en dónde queda tu propio arsenal de herramientas, creatividad y desarrollo?
presión en un trabajo
Imagen: Diario Responsable.

 

  • Retroalimentación. Ya sea uno a uno o en los ya trillados modelos 360, la retroalimentación suele centrarse en las debilidades de la persona y trata de desarrollar las áreas de oportunidad, pero rara vez aborda a las personas desde sus fuerzas ni tampoco busca la forma de aprovecharlas mejor.
  • Salir de la zona de confort. Todos lo hemos escuchado al menos alguna vez en el entorno laboral, por eso, debes seguir las mejores prácticas pero al mismo tiempo tienes una presión enorme por “pensar fuera de la caja”. Entonces, ¿proponer o no?, ¿innovar o no? Ésa es la cuestión. Traspasar la zona de confort de manera gradual fomenta el aprendizaje, pero una salida abrupta sólo genera estrés, frustración, inseguridad e incompetencia. 
  • Hay un camino correcto y la dirección lo conoce. Creemos que quienes hablan en las juntas de trabajo cuentan con el conocimiento necesario para definir el camino y construir las respuestas. Los mecanismos de poder propios de las juntas impiden hablar a quienes están más cerca del trabajo y de los clientes. ¿Cuánto conocimiento se queda oculto en el camino?

Todas estas formas de trabajo tienen algo en común: crean un ambiente de presión social y laboral en el que los individuos deben navegar todos los días. Todos quieren destacar, pero nunca por equivocarse. Aprender en un ambiente así puede ser más complicado aún por nuestra tendencia a seguir normas sociales y hacer lo que hace el resto del grupo, aunque en principio no nos parezca el mejor camino. 

presión social y redes sociales
Imagen: The New York Times.

Solomon E. Asch exploró los efectos de la presión social sobre nuestro poder de decisión en su estudio Opinions and social pressure  de 1955. En uno de sus experimentos pidió a personas que midieran el largo de unas líneas. Los demás integrantes del grupo, donde estaba cada persona, tenían la instrucción de reportar una medida equivocada. Cerca de tres cuartas partes de las personas dudaron de su respuesta correcta y se adhirieron a la respuesta equivocada de los demás. Entrevistados después del experimento, muy pocos reconocieron que su error se debió a la presión social.

¿Cuántas veces has cambiado una decisión que creías correcta o te has guardado una opinión sólo porque no encajaba en los estándares de la empresa? Si bien siempre es bueno buscar el consenso, trabajar en equipo, y cambiar de opinión cuando vemos que las circunstancias lo ameritan, también puede ser útil identificar y manejar la presión social, y en el camino, aprender. Espero que, cada vez más, le perdamos el miedo al error y, lo abracemos y lo usemos como un medio para aprender y crecer, en el trabajo y en todos los aspectos de la vida. 

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