Educación financiera para arreglar las pensiones
Octaviano Couttolenc

Cambio y fuera

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No sólo es preocupante los bajos montos que recibirán los pensionados, sino peor aún, el que muchas personas en nuestra sociedad no tendrán acceso a ninguna pensión.

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La declaración de derechos humanos de la ONU, promulgada en 1948, establece un amplio listado de derechos básicos a los que debe tener acceso cualquier ser humano, y dentro de éstos se incluyen algunos referentes al derecho a la seguridad social, en especial para personas ante eventos de enfermedades, accidentes, incapacidad y vejez entre otras.

Lo anterior representa una obligación inalienable del estado ante sus ciudadanos, y sin embargo en pleno siglo XXI, se estima que cerca del 50% de la población a nivel mundial no tiene acceso a servicios de atención sanitaria básica y solo el 29% cuenta con plena cobertura de seguridad social. Se estima asimismo que en países desarrollados el 68% de las personas en edad de jubilación perciben algún tipo de pensión, mientras que en los países de bajos ingresos esa proporción puede ser de tan sólo el 20%.

El concepto de la jubilación y del acceso a una pensión no son nuevos; en la Roma antigua, se promulgaron leyes para buscar que los jóvenes se hicieran cargo de sus progenitores de edad avanzada (Lex Cionaria), así como leyes que otorgaban a los legionarios que habían servido en el ejército, una pensión que consistía en otorgarles parcelas de tierra o recursos equivalentes a su salario de 12 años en pago por sus 25 años de servicio a la milicia. El canciller Otto von Bismarck en Prusia en 1881, lanzó un sistema de seguridad social, que es considerado el primer modelo de su tipo instaurado en épocas más recientes.

Cuando uno habla de las pensiones, se hace referencia al derecho al que debe tener acceso cualquier persona para recibir una cantidad de recursos definida a partir de su jubilación, comúnmente a los 65 años, para poder cubrir sus necesidades económicas, cuando ya no labora. En los países con esquemas de pensiones tradicionales, los jóvenes trabajadores contribuyen al erario en beneficio de aquellos pensionados que no pueden ya hacerlo, y de tal suerte se mantiene la rueda en movimiento.

Durante muchos años para las pensiones se utilizó un esquema conocido como de beneficio definido (“BD”), donde el pensionado, una vez llegada su edad de jubilación, y habiendo cubierto ciertos requisitos, recibiría una cantidad determinada en forma periódica, relacionada con su último salario percibido, buscando tuviese una alta tasa de reemplazo de este (es decir si el pago de la jubilación es igual a su último salario se dice que la tasa de reemplazo es del 100%). En las últimas décadas muchos países lanzaron reformas muy importantes a sus sistemas de pensiones, reconociendo que el modelo de BD era incosteable, ante el creciente número de adultos en edad de jubilación, así como el notable incremento de las expectativas de vida de éstos.

Educación financiera para arreglar las pensiones

De ahí que se creó un nuevo modelo denominado de contribución definida (“CD”), donde la pensión futura estaría determinada de acuerdo con las contribuciones recibidas ya fuera por el empleador, el empleado o el estado o una combinación de éstos, en favor de la persona y en cuentas individualizadas. Este nuevo esquema reduce la carga futura fiscal para el estado, pero en la mayoría de los casos los pensionados recibirán cantidades insuficientes para su sostenimiento.

En México en Julio de 1997 siendo presidente Ernesto Zedillo se modificó el régimen de pensiones para pasar del de BD al de CD, a través de las Administradoras de Fondos para el retiro, conocidas como Afores, creadas emulando el modelo de pensiones chileno. Para los trabajadores inscritos al IMSS previo a esta reforma (bajo el régimen del 1973), se les ofrece la posibilidad de pensionarse ya sea bajo el modelo de BD, o hacerlo bajo el nuevo modelo de CD, pero según los expertos todos éstos lo harán bajo el modelo de BD que ofrece mejor reemplazo salarial, pudiendo representar hasta el 100% del salario en montos de ingresos de hasta 10 UMAs (MXN$26,000) versus reemplazos del 29% bajo el nuevo esquema, es decir un monto de MN$7,500 pesos.

No sólo es preocupante los bajos montos que recibirán los pensionados, sino peor aún, el que muchas personas en nuestra sociedad, al no haber cotizado en la economía formal, no tendrán acceso a ninguna pensión, ya que en México no existía un esquema de seguridad social universal. Muy recientemente en 2019 el gobierno instituyó la pensión universal para los adultos mayores, lo cual ayuda a ampliar la cobertura en México, sin embargo, se estima que existen cerca de 12 millones de personas mayores de 60 años no económicamente activos, y de estos quizá sólo un 30% tienen acceso a algún tipo de pensión.

El tema de las pensiones es de la máxima importancia para el estado, ya que por un lado representan una carga fiscal anual muy alta (en México el costo de pensiones representó el 5.3% del PIB en 2022 y podrá llegar a representar el 7.8% en los próximos años; sólo por ponerlo en perspectiva el estado mexicano gasta en salud aproximadamente el 3% del PIB), y por otro lado es un tema de altísima sensibilidad política y social, ya que cualquier intento por modificar las condiciones de las mismas suele resultar en protestas sociales airadas. En Chile en 2019 las protestas, que desestabilizaron el país, aunque giraban alrededor de varios temas sociales, incluían la molestia por las bajas tasas de reemplazo salarial que ofrecía el sistema de pensiones.

Para mitigar esta situación, México ha decidido modificar el sistema de pensiones, buscando incrementar paulatinamente las contribuciones a los planes individuales, pasando del 6.5% del salario actual al 15% del mismo en un plazo de 7 años, de tal suerte que pueda mejorarse el reemplazo salarial, situación que hay que aplaudir, pero que seguirá siendo insuficiente.

Hace algunas semanas tuve el gusto de conocer a un emprendedor cuya empresa llamada “millas para el retiro”, busca a través de un modelo disruptivo y mediante alianzas comerciales con ciertas empresas, que éstas destinen una proporción del consumo que una persona realiza en dichos comercios, para incrementar el ahorro voluntario de pensiones de dicho consumidor. Aplaudo que se estén buscando nuevas soluciones y enfoques para resolver problemas antiguos, y ojalá a través de éstos o de enfoques tradicionales de ahorro se mejore el reemplazo salarial de las pensiones. México necesita mayor educación financiera para que los jóvenes realicen aportaciones voluntarias a sus pensiones desde etapas tempranas, de tal suerte que sean corresponsables de su pensión y así terminar con esa dependencia que hoy vemos en nuestro país donde los hijos asumen la carga de manutención de sus padres en su vejez. Hoy en México el ahorro voluntario para pensiones es muy bajo ya que solo representa el 2% de los saldos de las Afores, de ahí que es necesario mayor consciencia en este tema.  

Como en muchos otros asuntos, no podemos confiar que las soluciones a nuestros problemas provengan exclusivamente del estado, y en el tema de las pensiones no puede ser diferente.

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Una respuesta a “Educación financiera para arreglar las pensiones”

  1. Dato curioso. Un asesor de Otto Von Bismark fue quien le sugirio que necesitaban un sistema de pensiones para el pueblo aleman, el canciller Von Bismark pregunto que en que cosistia, le explico que una vez que llegaran a cierta edad el gobierno les daria una cantidad hasta su muerte. Von Bismark accedio pero antes pregunto cual era la espectativa de vida del aleman, le dijeron que 60 años y el contesto muy bien que la pension sea a partir de los 65 años. De ahi viene el numero arbitrario con el que se rigen casi todos los sistemas de pensiones del mundo.

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