La paradoja de las remesas
Octaviano Couttolenc

Cambio y fuera

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Desde 2018 las remesas representan un mayor porcentaje del PIB que la IED, y el monto supera también a las exportaciones petroleras

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CATEGORÍA: Cambio y fuera | Economía | Opinión


En la historia de la humanidad es común encontrar que el ser humano se ha visto forzado a desplazarse de una región a otra en busca de mejores oportunidades de trabajo y de ingreso para para mantener a su familia quien permanece en el lugar de origen y así se da como resultado el fenómeno de envíos de dinero de un lugar a otro, mejor conocidos como remesas.

Hoy existen 258 millones de personas a nivel global que han tenido que salir de sus países de origen y son desplazados o están en algún tipo de proceso migratorio, por falta de oportunidades, violencia, y fenómenos ambientales entre muchos otros.

Para los que vivimos en México nos resulta muy familiar escuchar sobre la migración y las remesas ya que varias decenas de millones de nuestros compatriotas han tenido que salir, normalmente hacia los EE. UU. para trabajar y fincar ahí su futuro, y han favorecido a sus familias con flujos muy cuantiosos de recursos para apoyar sus niveles de vida y de consumo.

Estuve revisando un artículo preparado por José Iván Rodríguez Sánchez intitulado “Evolución actual y perspectivas de los flujos de remesas de los trabajadores mexicanos en Estados Unidos” y me gustaría compartir algunos de los datos principales que ahí se mencionan, los cuales ponen en perspectiva la relevancia de esta actividad.

  • México recibió en 2022, $58,497 millones de dólares en remesas; México es el segundo país receptor de remesas del mundo con 7.5% del total, solo superado por la India con 12.6% y seguido por China con 6.4%.
  • En el 2022, las remesas representaron alrededor de 4.1% del PIB nacional, un incremento de 2.4 puntos porcentuales con respecto al 2013, el cual es significativo. Desde 2018 las remesas representan un mayor porcentaje del PIB que la IED, y el monto supera también a las exportaciones petroleras, lo cual establece una sólida dependencia de México hacia estos flujos.
  • Si medimos el monto de remesas sobre el nivel de ingreso de nuestros migrantes (masa salarial), estas representaron 10.5% de su ingreso en el 2015 y pasó a ser de 17.5% en el 2022.
  • Se estima que existen cerca de 10.7 millones de inmigrantes mexicanos en EE. UU. y un alto porcentaje de estos 7.4 millones envía remesas a México, con un promedio de $360 dólares al mes, y donde se estima que 1.77 millones de hogares en México o el 5.1% de los hogares, recibieron remesas en el 2020.
  • Los estados de donde proviene las mayores remesas son California, Texas e Illinois y los estados mexicanos de mayor recepción son Jalisco, Michoacán y Guanajuato, lo cual evidencia los estados de donde ha existido mayor migración históricamente.
  • Las remesas representan un porcentaje representativo sobre los ingresos públicos que reciben estos estados, pudiendo representar hasta un 24.5% para Michoacán, un 23.1% para Guerrero y un 20.9% para Zacatecas, solo por poner a aquellos con mayor incidencia.

Nuestro lector muy probablemente sea consciente que este tema del incremento muy relevante en remesas de los últimos años ha sido mencionado por el Gobierno actual como si fuera un logro de este. Este Gobierno se vanagloria del monto cada vez más creciente de las remesas, que pasaron de $33,000 millones en 2018 a $58,497 millones en 2022 para un incremento de 75%, sin caer en cuenta de los factores subyacentes en el mismo, y de los cuáles yo opino no hay que congratularse.

El primero y más importante, es que México después de haber disminuido en el periodo 2010 -2021 el número de migrantes hacia EE. UU. en casi un 9%, vuelve a expulsar gente dadas las difíciles condiciones económicas en México en estos años, implicando una fuga de talento importante.

Por otro lado, como se mostró anteriormente los migrantes están enviando en remesas un porcentaje cada vez más creciente de su masa salarial, lo cual puede haber sido influido por condiciones especiales durante la pandemia en los EE. UU., con apoyos del gobierno, así como incrementos salariales ante un entorno laboral más restrictivo. Sin embargo, cuando se cruza la información sobre los estados de donde provienen las remesas salta a la vista Minnesota donde sólo existe 1% de los migrantes mexicanos y sin embargo envió en 2022 el 8% del total (cerca de $4,708 millones de dólares), lo cual resulta difícil de explicar y donde se puede presumir que a través del envío de remesas se está dando un proceso de lavado de dinero de drogas y otros negocios ilícitos.

Me ha llamado la atención asimismo que los expertos en el tema ofrecen poca claridad sobre los beneficios de largo plazo que las remesas producen en los países beneficiarios. En el caso de los países de bajo y medio ingreso, las remesas parecerían destinadas más bien al consumo diario y no tanto a la inversión, lo cual, aunque tiene efectos positivos en el consumo y el PIB parecieran ser efímeros. Generalmente, quienes reciben estos recursos se localizan en los deciles más pobres y, por lo mismo, utilizan esos recursos sólo para aliviar su pobreza económica. Inclusive se hace mención a cierta preocupación si las remesas, así como los apoyos de gobierno, pueden disminuir los incentivos de las familias para trabajar, afectando sus tasas de participación en la fuerza laboral y, por ende, la actividad económica. Otros autores encuentran altos niveles de correlación entre las remesas y el desarrollo económico especialmente en países de ingresos medios, donde algunas variables de desarrollo como educación y salud se ven fortalecidas.

Hace poco leí algún libro donde dejaba ver como en países como la India e Israel, donde existen diásporas muy importantes, los recursos que estos grupos invierten de vuelta en su país de origen representan una porción sustancial de la IED y generan niveles importantes de desarrollo. Me parece que no es del todo comparable el perfil de los inmigrantes de dichas diásporas con los inmigrantes mexicanos, de ahí que no hayamos visto un fenómeno semejante en México.

Han existido esfuerzos en gobiernos anteriores en México por instaurar algunos programas para buscar mayor desarrollo e inversión en capital ligado a las remesas; donde el gobierno se comprometía a aportar 3x los dólares aportados por los migrantes para impulsar proyectos en sus comunidades. Aunque existieron miles de proyectos desarrollados en beneficio de las comunidades bajo estos programas, se considera tuvieron poco impacto debido a la falta de adecuada ejecución y dotación de recursos.

México seguirá en las décadas siguientes siendo un gran receptor de remesas y esto ayudará a que muchas familias mitiguen algunas carencias económicas, pero no exento de una alta desintegración familiar. El gobierno y la sociedad debemos buscar promover proyectos colectivos para multiplicar dichos flujos para generar capital humano y de inversión más permanente y no sólo flujos de consumo más efímeros.

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