Arcadias pérdidas
Juan Patricio Lombera

El viento del Este

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Los nostálgicos de esa arcadia en la que había pleno empleo, olvidan (algunas veces intencionadamente) que esa maravillosa sociedad sólo lo era para los ciudadanos blancos

Lectura: ( Palabras)

Los ciudadanos de cada país tienen su noción del paraíso perdido. Por citar un ejemplo muy difundido en películas, los años cincuenta son ese edén para los habitantes de los Estados Unidos. En efecto, la nación norteamericana acababa de salir victoriosa de la Segunda Guerra Mundial, había pleno empleo y Estados Unidos era líder mundial en economía, industria, desarrollo militar y un largo etcétera.

Por supuesto, los nostálgicos de esa arcadia en la que había pleno empleo, olvidan (algunas veces intencionadamente) que esa maravillosa sociedad sólo lo era para los ciudadanos blancos, mientras que muchos afroamericanos eran tratados de forma cruel en el sur y se les negaba el simple derecho al voto. 

De hecho, es curioso ver la cantidad de películas que si bien están ambientadas en tiempos más modernos hacen referencia de algún modo a aquella época. Me refiero a películas que presentan pequeñas comunidades agrícolas (con gran mayoría de blancos) en las que todos los habitantes van a la iglesia, se ayudan entre si y donde reina la paz y la armonía.

Ahí, la gente aún vive pura e inocente según se refleja en esas películas. Ese es el tipo de sociedad a la que aspiran los trumpistas. No conozco el medio oeste norteamericano, pero al tenor del empobrecimiento que han sufrido los agricultores norteamericanos desde los ochenta, dudo que tal sea el caso.

En el Reino Unido, por su parte las personas mayores que votaron por el Brexit anhelaban volver a la segunda mitad de los años cuarenta, cuando el Reino Unido creó su propio Estado del Bienestar de la mano del Dr. Attlee.

Personas que vivían en casuchas mal construidas pasaron a vivir en viviendas de protección oficial, las condiciones de los trabajadores mejoraron sustancialmente y se creó el Servicio Nacional de Salud, dando de esta forma acceso a la medicina a toda la población. Por supuesto que en este caso, los nostálgicos no recuerdan la guerra y las estrecheces de dónde venían, sólo ven el final del camino. 

En el caso de España, el edén si nos basamos en datos económicos debería situarse en los primeros años de este siglo en los que, fruto del boom inmobiliario, la economía española salió de la crisis económica y se crearon miles de empleos bien pagados.

Sin embargo, el colofón de este momento de bonanza, la crisis del 2008 con la explosión de la burbuja inmobiliaria,  opacan esos buenos años. Lo que sí está muy presente es esta concepción del pueblo paterno o materno como santuario a donde ir a reposar y gozar de la vida. Cuando llegué a Madrid una amiga extranjera me dijo que todos los madrileños tienen su propio pueblo.

Y en efecto, como el éxodo rural se produjo en los años 60 con el desarrollismo industrial, son pocos los madrileños cuya estancia en la capital se remonta al bisabuelo.

En el caso de México, no sabría situar ese momento en el que la tierra manó leche y miel. Quizá en los años cincuenta en los que el país iba hacia adelante, aunque siempre lastrado por innumerables injusticias que dieron lugar a varios movimientos guerrilleros en los sesenta y setenta, aunque ya en los cincuenta Rubén Jaramillo ya se había alzado en armas por citar un caso. Quizá la arcadia mexicana nunca existió  y está por venir.

En cualquier caso, esa búsqueda de un pasado o futuro lleno de paz, armonía y amor es, aunado a las crisis económicas, el principal caldo de cultivo para todos los movimientos extremistas que buscan hacerse con el poder en el sistema democrático que tanto denotan.

La verdad es que ni fueron tan maravillosos aquellos años ni tampoco se pueden volver a repetir, básicamente porque el mundo de hoy no tiene nada que ver con el de ayer, empezando porque el mundo actual está totalmente interconectado mientras que hace 50 o 60 años aún se podía vivir en una semi-autarquía.

Es con las circunstancias y herramientas actuales que tenemos que emprender como países y personas nuestra búsqueda de la sociedad ideal sin por ello desdeñar u olvidar las enseñanzas que nos deja la historia.

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