El Puente entre la Abundancia y la Carencia
Octaviano Couttolenc

Cambio y fuera

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En México existe, la red de Bancos de Alimentos “Red BAMX”, una Organización de la Sociedad Civil “OSC”, que conforma una red de 53 BdA en la República Mexicana y quienes apoyan recurrentemente a más de 1.7 millones de mexicanos.

Lectura: ( Palabras)

Cuantas veces oíamos decir a nuestras madres desde pequeños que “no desperdiciáramos la comida ya que había niños que no recibían sus 3 comidas al día”. Tristemente esta situación es una realidad que hoy en pleno siglo XXI sigue sucediendo, donde por un lado tenemos niveles de desperdicio de comida alarmantes, mientras que simultáneamente cerca de 700 millones de personas en el mundo padecen deficiencia alimentaria.

Las cifras son escalofriantes; cada año en el mundo cerca de 2,500 millones de toneladas de alimentos constituyen pérdidas o desechos, con un valor cercano a 940 mil millones de dólares (o aproximadamente el 75% del PIB de México). Visto desde otro ángulo, cerca del 40% de la tierra agrícola en el mundo produce alimentos que nunca serán consumidos, y dado que el mayor consumo de agua y de producción de gases de efecto invernadero está relacionado con actividades agrícolas, esto es un pecado doble; gastamos recursos para producir algo que al final no consumiremos. Si la producción de alimentos fuese un país, sería el 3o a nivel mundial en términos de producción de gases de efecto invernadero.

Dada la gravedad del problema, es que dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU “ODS al 2030”, se estableció en el objetivo 12.3 buscar reducir a la mitad el desperdicio mundial de alimentos per cápita a nivel de los minoristas y los consumidores y reducir las pérdidas de alimentos a lo largo de las cadenas de producción y suministro. 

En un reporte reciente publicado por la ONU en 2022, intitulado “Índice global de desperdicio de alimentos en el 2021”, se buscaron sentar las bases para definir un modelo metodológico para la medición del desperdicio y buscar asegurar que exista información en los distintos países para establecer un punto de partida, que permita usarse como referencia para medir los avances en esta materia. En dicho estudio se indica que el nivel de desperdicio que ocurre en la parte final de la cadena, es decir aquel desperdicio a nivel de los hogares, los sistemas de alimentación y las ventas al por menor, asciende a 931 millones de toneladas de alimentos anualmente, lo cual equivale a que cada habitante de la tierra desperdicia cerca de 124 Kg/año. De este total, el 61% del desperdicio ocurre en los hogares, el 26% en los servicios de alimentación y el 13% en la venta al por menor.

Recientemente tuve la oportunidad de conocer a personas e instituciones que están buscando mitigar este problema, y pude escuchar la solución que ofrecen los Bancos de Alimentos “BdA”. Estas instituciones llevan operando a nivel mundial más de 60 años y buscan recolectar, almacenar y distribuir a organizaciones no lucrativas, y/o personas que padecen hambre, alimentos que han perdido su valor comercial pero que son aptos para el consumo humano. Estas organizaciones conectan a la oferta y a la demanda de alimentos y constituyen “un puente entre la abundancia y la carencia”. Según los datos recabados, en el 2018 más de 60 millones de personas recibieron alimentos provenientes de algún BdA organizado a nivel mundial.  En México existe, la red de Bancos de Alimentos “Red BAMX”, una Organización de la Sociedad Civil “OSC”, que conforma una red de 53 BdA en la República Mexicana y quienes apoyan recurrentemente a más de 1.7 millones de mexicanos.  Ellos están convencidos que tenemos al alcance mitigar la carencia alimentaria que sufren cerca de 28 millones de mexicanos si fuéramos capaces de redirigir el desperdicio y pérdidas que hoy tenemos en nuestra cadena alimenticia. Su labor titánica abarca ir a buscar frutas y verduras al campo y centrales de abasto que ya no son comercializables, así como lograr alianzas con tiendas de autoservicio, restaurantes, empresas productoras de alimentos, entre otros, para conseguir alimentos dañados o con fechas cercanas de caducidad, o simplemente excedentes, para después de organizarlos poderlos distribuir a lo largo y ancho del país, a la población vulnerable a precios módicos.

Las OSC al ser organizaciones sin fines de lucro, requieren para poder sufragar sus actividades, obtener recursos de la sociedad ya sea vía donativos, rifas, aportaciones en especie, aportaciones de gobiernos federales o locales, entre otras; la Red BAMX ha demostrado tener un modelo altamente recurrente y sostenible en el tiempo.  

Dada la magnitud del problema se queda uno pensando hasta que punto es posible implementar modelos de negocio con visión de mercado, que no dependan de la filantropía para ayudar a mitigar este problema. Me ha tocado ver a algunos emprendedores que han montado modelos de comercio digitales basados en APIs para ofrecer al público a un descuento, productos dañados y/o que estén cercanos a su fecha de caducidad ya sean frutas, verduras, perecederos y no perecederos. Esta labor no es muy distinta que la que ya hacen los BdA y aunque parece que puede haber zonas de traslape entre ambos modelos, celebro que el ingenio de las personas busque ofrecer otras soluciones a este problema, aunque aún está por verse su éxito comercial.

Me preocupa, sin embargo, que cerca del 60% del desperdicio de la parte final de la cadena alimentaria ocurre en los hogares, donde es difícil montar esquemas de recuperación institucional, y ahí lo que toca es apelar a la consciencia y responsabilidad de cada uno de nosotros de dar un mejor uso a los alimentos que compramos y buscar evitar el desperdicio.

Los beneficios que traería para la humanidad un manejo más responsable y adecuado de los productos a lo largo de la cadena alimenticia , son evidentes: i) está a nuestro alcance tener una mejor seguridad alimentaria y reducir la deficiencia alimentaria de millones de personas, ii) podemos tener menores desperdicios y lograr ahorros económicos muy significativos y iii) podemos dar un combate frontal al cambio climático ya que podemos  reducir el consumo de agua y producción de gases ligados al sector alimentario.

Quizá podemos pensar que este problema no nos incumbe, o que es un problema que se presenta sólo en ciertas sociedades desarrolladas, sin embargo, la evidencia muestra que el desperdicio de alimentos es casi tan alto en naciones en desarrollo como en desarrolladas y con mayores niveles de ingreso, de ahí que como humanidad no tenemos otra opción más que actuar con decisión.  

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Una respuesta a “El Puente entre la Abundancia y la Carencia”

  1. Excelente articulo, yo he analizado este asunto durante muchos años y es complicado, el factor que mas impacta es el transporte, ya que requiere, recursos, tiempo, infraestructura y tiene un impacto ambiental. La alternativa mas economica sigue siendo la que hacian nuestras madres, la educacion y concientizacion que no se debe desperdiciar.

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