Francisco Suárez Dávila y la Política del Desarrollo
Gerardo Gil Valdivia

Pensar el futuro

94 opiniones • veces leído

Me parece fundamental destacar la experiencia y conocimiento de Suárez Dávila frente a la compleja realidad que vive actualmente el país y el mundo.

Lectura: ( Palabras)

Francisco Suárez Dávila cumplió recientemente 80 años de edad. Ha sido un distinguido servidor público en distintas áreas de la actividad gubernamental. Francisco Suárez Dávila es abogado, egresado de la Facultad de Derecho de la UNAM, realizó una maestría en economía en el King’s College de la Universidad de Cambridge y otros estudios de posgrado en la Facultad de Derecho y Ciencias Económicas de la Universidad de París.

Su primera influencia intelectual y política fue de su padre Eduardo Suárez Aránzolo, distinguido abogado que fue Secretario de Hacienda y Crédito Público en los gobiernos de Lázaro Cárdenas y de Manuel Ávila Camacho y años más tarde Embajador de México en Gran Bretaña. Eduardo Suárez accedió a la titularidad de la Secretaría de Hacienda en 1935, a raíz de la expulsión de México del ‘Jefe máximo de la Revolución’, Plutarco Elías Calles y de la consecuente salida de los secretarios Callistas del gabinete del Presidente Lázaro Cárdenas, entre ellos Narciso Bassols, titular de Hacienda. Eduardo Suárez trabajó para sentar las bases del acelerado proceso de desarrollo económico de México, en particular en el periodo 1940-1970, que posteriormente fue denominado el desarrollo estabilizador por Antonio Ortiz Mena. Con frecuencia, se ha calificado a Eduardo Suárez como desarrollista. Cabe referir que Eduardo Suárez encabezó la delegación mexicana en las reuniones de Bretton Woods, New Hampshire, en 1944, que dieron origen al sistema del Banco Mundial y al Fondo Monetario Internacional. Con base en los acuerdos de Bretton Woods se configuró, en buena medida, el orden económico internacional de la posguerra, vigente las siguientes cinco décadas y que aún ahora prevalece en diferentes ámbitos. En esa delegación, además de Rodrigo Gómez, Director General del Banco de México, y de Daniel Cosío Villegas, Director de Estudios Económicos del Banco, participó un joven y brillante economista, recién egresado de la ‘London School of Economics’, Victor L. Urquidi. De igual forma, conviene señalar que la reunión de Bretton Woods se articuló con tres grupos de trabajo, uno presidido por el gran economista John Maynard Keynes, otro por Harry Dexter White, subsecretario del Tesoro del gobierno estadounidense y un tercer grupo que presidió precisamente Eduardo Suárez, secretario de Hacienda de México.

Francisco Suárez Davila inició su carrera muy joven, primero como Director Ejecutivo del Fondo Monetario Internacional, representado los intereses de México y de otros países de la región, posteriormente con diversas responsabilidades en el Banco de México y en Nacional Financiera. Asimismo, fue Subsecretario de Hacienda y Crédito Público, durante el gobierno del presidente Miguel de la Madrid (1982-88). En esa posición tuvo la influencia y dirección de Jesús Silva Herzog Flores, uno de los más brillantes titulares de Hacienda de las últimas décadas. Más tarde ocupó la Dirección General de Somex-Banco Mexicano, que, si bien era un banco comercial, tuvo una importante tradición de promoción industrial y después la DG del Banco Obrero. En otro ámbito, ha sido en dos ocasiones Diputado Federal, fue además Presidente de la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados. En el ámbito diplomático, fue Representante de México en la OCDE y algunos años más tarde, Embajador de México en Canadá.

Pero, sobre todo, cabe destacar su actividad intelectual en la cual ha publicado diversos libros y artículos sobre el desarrollo económico de México. Es un convencido de algunas formas de la promoción y fomento del desarrollo del país. Destaco particularmente, su participación en el grupo Nuevo Curso de Desarrollo, de la UNAM, con varios distinguidos economistas, entre ellos David Ibarra y Rolando Cordera.

Francisco Suárez Dávila y la Política del Desarrollo

He tenido la oportunidad de compartir con Suárez Dávila diversos foros académicos y culturales de discusión sobre la problemática del desarrollo de México, principalmente en la Sección Mexicana del Club de Roma y en otros grupos de análisis sobre la problemática del desarrollo del país y de su inserción en la globalidad. Me parece fundamental destacar la experiencia y conocimiento de Suárez Dávila frente a la compleja realidad que vive actualmente el país y el mundo.

Desde mi perspectiva, estamos frente a la necesidad de un profundo cambio del paradigma del desarrollo global sustentable. El mundo enfrenta un conjunto de paradojas y contradicciones. México no escapa a las mismas. Vivimos un gran avance científico y tecnológico, la Cuarta Revolución Industrial. Los avances tecnológicos han contribuido a resolver numerosos problemas sociales en distintos ámbitos. De igual forma, en algunos países del Asía-Pacífico una enorme cantidad de personas han salido de la pobreza. Al mismo tiempo, de los ya más de 8 mil millones de personas que integramos la población mundial, cerca de la mitad de la población, alrededor de 4 mil millones, viven bajo una fuerte presión por hambre, pobreza, los efectos del cambio climático, contaminación en todos los ámbitos, crisis alimentarias, de salud, de acceso al agua y con una creciente desigualdad.

Pero, sobre todo, los esquemas de crecimiento económico empleados históricamente, especialmente en los últimos doscientos años, han dejado una secuela de destrucción de la naturaleza, de sobreexplotación de los recursos naturales y de contaminación que ponen en riesgo el presente y el futuro de la humanidad.

Ahora, enfrentamos una compleja realidad por el cambio climático, la muy acelerada destrucción de la vida biológica, la degradación de los ecosistemas. Vivimos una triple crisis planetaria, conformada por la interconexión de tres fenómenos: el cambio climático, la contaminación y la pérdida de la biodiversidad, como lo señalan tanto António Guterres, Secretario General de la ONU, como Susan Gardner, Directora de Ecosistemas del PNUMA. De igual forma, otro aspecto de estas contradicciones es que, si bien la innovación científica nos da cada vez más respuestas y soluciones, y los avances tecnológicos potencian el conocimiento y nos facilitan encontrar soluciones, la situación prevaleciente ha generado una polarización que pone cada vez más en peligro la instrumentación de soluciones a los crecientes problemas que afrontamos. La polarización se ha concretado en propuestas radicales que cuestionan el conocimiento científico y la educación de igual forma. La democracia, así como los derechos y las libertades fundamentales están bajo ataque, en varios países. Esta situación exige un esfuerzo intelectual renovado para encontrar soluciones viables para nuestro tiempo. Requiere de esfuerzos intelectuales para superar los retos del presente y del porvenir. Es necesaria la revisión profunda de las teorías que han sistematizado nuestras respuestas. La mayoría de las teorías y doctrinas que aplicamos fueron pensadas y diseñadas para un mundo vacío, no para un mundo saturado y en llamas. La comunidad internacional ha reaccionado ante esta problemática, con la Agenda 2030 de Naciones Unidas, el Acuerdo de Parías contra el Cambio Climático, o los recientes instrumentos internacionales para la protección de la diversidad biológica, de los océanos, y del agua dulce, pero es necesario actuar más a fondo y más rápido. México, es un país que vive todos estos problemas globales. Es necesario encontrar soluciones a la problemática ambiental, a la erradicación del hambre y la pobreza, a la lucha contra la corrupción y la impunidad en el marco de la democracia, del respeto al Estado de Derecho, del fortalecimiento institucional y buscar la justicia con respeto de la libertad. Aprovechar la experiencia de los especialistas y de los servidores públicos de excelencia es fundamental. La contribución de Suárez Dávila es muy importante en esta búsqueda de soluciones. México tiene un enorme potencial. No podemos volver a llegar tarde, como siempre, a la cita con la historia.

Más columnas del autor:
Todas las columnas Columnas de

Deja un comentario

Lo que opinan nuestros lectores a la fecha