La OPS clasifica a las muertes prematuras potencialmente evitables dividiéndolas en dos grupos, las potencialmente prevenibles, y las potencialmente atendibles.

• – Muertes prematuras potencialmente evitables: Son las que ocurren en personas menores de 75 años y que no deberían ocurrir si todos los niveles de atención de los sistemas de salud funcionaran adecuadamente (prevención primaria, secundaria y terciaria, y la atención de la salud en todos los niveles). El grupo de muertes evitables puede dividirse en dos subgrupos: a) las llamadas “causas potencialmente prevenibles”, y b) las llamadas “causas potencialmente tratables” (o “atendibles”). En español se propone el uso del término “atendible” , pues “tratable” solo se refiere al tratamiento y la atención de la salud; sin embargo, “atendible” incluye el diagnóstico oportuno, el tratamiento, el control, la reparación del daño y la prolongación de la vida con calidad.

• – Muertes prematuras potencialmente prevenibles: Son las que ocurren en personas menores de 75 años y que podrían haberse evitado por medio de iniciativas de prevención primaria. Una muerte se considera prevenible si, a la luz de la comprensión de sus determinantes de salud al momento de la muerte, todas o la mayoría de las muertes por esa causa podrían evitarse mediante intervenciones de salud pública, en su sentido más amplio.
• – Muertes prematuras potencialmente tratables: Son las que ocurren en personas menores de 75 años y que no deberían ocurrir si a la luz de los conocimientos médicos y la tecnología en el momento de la muerte, podrían evitarse mediante una atención médica oportuna y de buena calidad.

Intentaremos comentar como muchas, si no todas, las muertes en las que la violencia interviene como fenómeno causal, caben perfectamente en la categoría de potencialmente prevenibles, es el caso de las agresiones, los accidentes y los suicidios (esto oficialmente se conoce eufemísticamente como lesiones autoinfligidas). Desde luego que además el tratamiento una vez que acontecen el tratamiento oportuno y eficiente también contribuye a la posibilidad de disminuir la mortalidad

Es muy claro como la vacunación para sarampión o difteria son las medidas específicas de prevención primaria que evitan la mortalidad por esas causas, por cierto, a lo largo de toda la vida del individuo, lo mismo sucede con otras enfermedades en las que existe vacunación específica. Hay otras medidas de prevención menos claras, pero importantísimas y trascendentes; es el caso, por ejemplo, de la vigilancia prenatal, que cuando es llevada adecuadamente disminuye la mortalidad y la morbilidad tanto de la madre como la de los niños.

Un poco más difícil es comprender la prevención de enfermedades muy complejas y que aunque se gestan durante mucho tiempo antes se manifiestan en la enfermedad adulto, un ejemplo de ello es la cardiopatía isquémica, en la que además de existir algunas predisposiciones genéticas, el peso a la largo de la vida influye notablemente, lo mismo que la realización de actividad física sistemáticamente, posteriormente el control de factores de riesgo como la hipertensión arterial o la dislipidemia(trastornos del colesterol y los triglicéridos pueden tener un impacto considerable en la disminución de la presentación de infarto del miocardio, otras medidas como la toma cotidiana de pequeñas dosis de aspirina pueden hacerlo, en fin es una larga de medidas preventivas que intentan disminuir la muerte por infarto del miocardio. Una vez que sucede un infarto las medidas terapéuticas son importantísimas, el paciente tiene que llegar a un centro donde la administren trombolíticos (para intentar disolver el trombo que causa la oclusión) y le puedan realizar terapia endovascular para mejorar la circulación coronaria. Una vez que el paciente mejora aún hay medidas de prevención (terciaria) para evitar un nuevo infarto y que las arterias tratadas no se ocluyan nuevamente. Es pues la prevención un concepto que se desarrolla a lo largo de muchos años y en el que intervienen en diferentes momentos muchos de los recursos que la Salud Pública desarrolla.

Las muertes en la que la violencia interviene, también tienen o deberían tener medidas preventivas. Las imágenes que les adjunto muestran los datos publicados por el INEGI de manera absolutamente oficial, el día de ayer (por 27 de julio) se publicaron los datos preliminares correspondientes a 2021, incluyo los datos de fallecimientos por agresiones, por accidentes con una subdivisión de accidentes con vehículos de motor y los suicidios; se observa como las muertes por agresiones se han venido incrementando de manera muy importante, excepto por una caída en la frecuencia en los años 2014, 2015 y 2016, después de eso el aumento de muertes por esta causa es considerable, llegando al máximo en 2020, en los datos preliminares de 2021 hay una disminución, pequeña pero al fin disminución. Las muertes por accidentes se han mantenido estables, aunque con tendencia, discreta a la disminución, lo mismo sucede con los accidentes en los que está incluido un vehículo automotor, esta última cifra es muy elevada comparada con los estándares internacionales; la muerte por suicidios es muy alta y se eleva año con año (excepto en los datos preliminares de 2021) y si la observamos en grupos de edad de adultos jóvenes, jóvenes y adolescentes ocupa un lugar muy alto, especialmente si lo hacemos en el grupo de  población masculina.

Desde luego que realizar medidas de Salud Pública para abatir las muertes por agresiones es muy difícil, pero siempre se pueden realizar algunas, quizá las educativas pueden funcionar, al contrario de lo que sucede en nuestros tiempos en que de una manera u otra los delincuentes son mostrados como exitosos y como ejemplo a seguir para lograr algunos objetivos.

En los accidentes, especialmente los ocasionados en vehículos de motor si hay mucho por hacer, algunos países como España lo han logrado fortaleciendo las medidas contra el exceso de velocidad, el manejar después de haber ingerido alcohol o drogas y el utilizar el teléfono celular al conducir, la población se queja pero han conseguido disminuir los accidentes y los fallecimientos, porque además hay una cifra oculta de individuos que sobreviven con secuelas muy altas. No es fácil luchar contra la velocidad, los autos se anuncian y promueven además de algunas otras cualidades, por la velocidad que alcanzan, por la rapidez que alcanzan 100 km/h partiendo de cero, la estabilidad que tienen al conducirse a altas velocidades, luego de esto restringir las velocidades en la carretera a 110 o 120 km/h puede parecer absurdo, pero es una de las formas de combatir los accidentes y sus consecuencias, desde luego que el conducir estando alcoholizado es absolutamente indebido, tampoco hay una conciencia generalizada de las consecuencias que puede acarrear usar el teléfono mientras se conduce. En los países en, lo que se han conseguido abatir los accidentes y sus consecuencias las sanciones son muy severas, con multas económicas muy elevadas y penas de prisión considerables. En nuestro país las sanciones son laxas o inclusive no se establecen porque las infracciones no se detectan.

Ante el suicidio tenemos un pendiente grandísimo, no se detectan las conductas suicidas o inclusive los gestos suicidas son tratados banalmente, se requiere un cambio de conducta a través de difundir el conocimiento entre padres, maestros, otros educadores, entre los médicos de atención primaria e inclusive de atención secundaria. La única manera de abatir las muertes por suicidio es detectar a los sujetos en riesgo y ofrecerles un tratamiento adecuado.

Tres pendientes más de nuestro Sistema de Salud

• Obituario
• Infierno la obra más reciente de Carmen Mola
• Recursos humanos para salud
• El Juli se retiró de los ruedos
• El narcotráfico en la revista Science