A raíz de la publicación de mi escrito, La crisis del IMSS Bienestar, publicado la semana pasada en esta misma columna, recibí muchos (bueno, varios) comentarios, la mayoría estando de acuerdo con los puntos de vista, en los que trato de demostrar que el sistema de salud mexicano se encuentra en crisis, pero algunos me escribieron para mostrarme puntos de desacuerdo.
Hoy voy a comentar algunas opiniones discordantes a la que expresé en mi pasada colaboración.
Un internista que trabaja en Ciudad Obregón, muy bien formado, polémico y polemista, siempre actualizado no sólo en sus responsabilidades médicas si no en las realidades sociales de nuestro país. Me hace notar que en los Estados Unidos, (cuyo sistema de salud es calificado por él como el standard de oro entre los sistemas de seguridad social) se utilizan cada vez más las terapias alternativas, desde luego que esto es así, pero primero las terapias alternativas no son ofrecidas por el sistema de salud, es más, los sistemas de seguros no cubren los gastos en que los pacientes recaen por su uso.
La sociedad americana, por su nivel de satisfacción en general y su enorme diversidad en su conformación, tiene con frecuencia conductas que se salen de los que podría considerarse normales, de ellos surgen conductas como las que tienen los grupos antivacunas, en los Estados Unidos han ocurrido brotes de enfermedades prevenibles por vacunación, como el que ocurrió de sarampión en Nueva York, entre un grupo de judíos ortodoxos que se opone a las vacunas, tuvo su gravedad porque los casos no fueron sólo en niños si no en adolescentes y jóvenes, también han acontecido casos de tosferina en grupos similares en otras ciudades.
Se llaman terapias alternativas a las maniobras que no han podido demostrar capacidad para modificar la historia natural de un padecimiento. Es decir que no modifica su curso, ni las molestias que ocasiona, ni la morbilidad en general, incluido el dolor o la mortalidad, en el momento que una de estas enfermedades demuestra ser de utilidad para modificar estos parámetros deja de ser una terapia alternativa. Por ello ofrecer terapias, que en realidad tienen un efecto placebo, no es correcto ni desde el punto vista ético, pero tampoco lo es desde el punto de vista económico, puesto que la prolongación del padecimiento, además de los riesgos y molestias que sufren los enfermos, ocasiona más gasto. Hay muchos ejemplos pero entre nosotros uno de las más frecuentes y más graves, es suplir el control de la diabetes por medidas naturistas, lo que ocasiona daños a corto y largo plazo en los pacientes. No estoy de acuerdo que el sistema de salud americano sea el mejor (standard de oro), primero porque es muy caro, el más costoso del mundo; segundo porque no es universal, se requiere un seguro de gastos médicos (que se obtiene al trabajar).
Dos distinguidos internistas, uno de ellos contemporáneo mío y compañero, y el otro mucho más joven; me expresaron su opinión acerca de las parteras empíricas, comentando que se obtenían buenos resultados con su participación, uno de ellos ponía como ejemplo los resultados en el estado de Chiapas. Primero cuando una mujer embarazada acude a los servicios de una partera empírica, quiere decir que ha renunciado al manejo prenatal que todas las mujeres gestantes deben recibir.
No sabemos qué de todo esto influye en que la mortalidad materna de nuestro país todavía sea tan alta; para colmo en 2022 la causa más frecuente fue la hemorragia obstétrica, seguida de la infección y del aborto, dejando en lugares inferiores a las complicaciones hipertensivas, ésta última en los países con baja razón de muerte materna es la que ocupa el primer lugar. En los países que las parteras siguen ejerciendo, no son empíricas, si no que para poderlo hacer reciben un entrenamiento formal, además que lo hacen en un ambiente controlado y cercanamente supervisadas por especialistas en gineco-obstetricia. Chiapas a pesar de tener una menor población que otros estados de la República ocupó el cuarto lugar en número de muertes maternas en 2022.
Un distinguido amigo, que trabajó durante muchos años y en muy diversos niveles en el IMSS y que lo conoce ampliamente, me hizo notar que el IMSS Coplamar que se estableció en 1977, aunque empezó a funcionar en 1979, mezclaba las terapias formales con medidas terapéuticas empíricas especialmente originadas en antecedentes en la cultura indígena. Todo sucedía mientras Farell Cubillas dirigía el IMSS y el presidente era López Portillo.
IMSS Coplamar nació para atender poblaciones altamente marginadas, planeando brindarles atención de primer nivel y muchas de las correspondientes al segundo nivel, atendería a poblaciones no derechohabientes que habitaban en poblaciones lejanas a los sitios de atención, inicialmente se planteaba utilizar algunos métodos de la medicina alternativa, especialmente de medicina tradicional.
En las poblaciones fundamental o exclusivamente indígenas el programa no fue bien recibido, quizá, porque muchas de sus acciones se centraban en atenciones gineco-obstétricas, de educación sexual y control de la natalidad, estos centros fueron cerrados y con ellos el acceso a muchas de las terapias empíricas tradicionales. Persistieron muchos otros, la atención del segundo nivel fue brindada con el servicio social de los residentes de especialidades troncales, anestesiología, medicina interna, pediatría, cirugía general y ginecobstetricia, quienes permanecían seis meses de su último año de la residencia en uno de los centros, supervisados por un equipo de médicos de base que vigilaban varios centros a la vez; el programa fue muy criticado, pero creo que con sus limitaciones otorgaba servicio con seguridad para el enfermo.
El IMSS Coplamar cambió de nombre a IMSS Solidaridad y después a IMSS Oportunidades, hasta ahora que se llama IMSS Bienestar, conservando sus acciones fundamentales hasta recientemente que sus acciones fueron ampliadas para atender a toda la población no derechohabiente. Ha sido implantado lentamente, abarcando algunos estados y con enormes dificultades por falta de recursos financieros, recursos materiales y de recursos humanos.
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