Existe una visión cada vez más extendida, de que las empresas deben utilizar su gran influencia en la sociedad para propiciar cambios en el modelo económico vigente para inducir mejoras a nivel social y ambiental, y lograr exista equilibrio entre el propósito y las ganancias. Sobre estos principios es que se basa la certificación de las Empresas B, para buscar tener los más altos estándares de prácticas ambientales, sociales y de gobernanza. Quizá uno de los casos muy sonados en los medios, fue el de la empresa multinacional Danone, quien optó por convertirse en una Empresa B, o como se le conoce bajo la regulación francesa, una “Entreprise a mission”.
Esta multinacional francesa con más de 100,000 empleados y operaciones en 21 países comenzó en 2017, bajo el liderazgo de Emmanuel Faber su CEO, el proceso de certificación para convertirse en Empresa B, es decir una empresa que, en adición a su objetivo de generar utilidades para sus accionistas, se compromete a lograr objetivos en beneficio de la sociedad y del medioambiente, y así se transforma de tener un sólo propósito a tener un triple propósito.
Danone había emprendido desde años antes una cruzada por una alimentación más sana, y apoyo a las comunidades, por lo que la decisión de emprender la certificación de empresa B no fue una decisión aislada. Cuando el CEO decidió embarcarse en este proceso de transformación, que se esperaba durara hasta el 2025, contó con el apoyo del 99.4% de sus accionistas. Danone modificó sus estatutos sociales para incluir dentro de su misión i) impactar la salud de la gente, ii) preservar y renovar los recursos del planeta, iii) empoderar a la gente de Danone, y iv) promover un desarrollo inclusivo.
Todo lo anterior llevó a cambios importantes en el portafolio de negocios y productos para moverse a productos más sanos (lácteos y aguas), mientras que vendieron negocios de cerveza, galletas y carne. Asimismo, llevaron a cabo cambios muy relevantes en sus empaques para favorecer economía circular, fomentar la agricultura regenerativa, uso de energías renovables, entre otras muchas medidas para bajar su huella de carbono.

Este cambio tan profundo en Danone no estuvo exento de muchos retos y dificultades; la pandemia vino a afectar sus negocios, resultados y situación financiera, lo cual aunado a las tensiones propias del proceso de cambio entre sus empleados y grupos de poder, motivó a que un pequeño grupo de inversionistas activistas, pidieran la salida del CEO en 2021. Se dice que el CEO no logró mantener en balance las tensiones resultantes de un cambio de misión tan relevante, con los resultados financieros. A pesar de este cambio en el liderazgo, el Consejo de la empresa ratificó que Danone siguiera siendo una “Enterprise a mission”.
Hoy en día existen a nivel mundial cerca de 5,209 Empresas B y en Latinoamérica el número asciende a 879 compañías, que han tomado una decisión semejante a la que tomó Danone años atrás y que coinciden en que la responsabilidad de una empresa no es sólo hacia sus accionistas, sino también ante la sociedad y el medio ambiente que la rodea.
La certificación para ser una Empresa B es otorgada por una empresa norteamericana llamada B Lab, que es una empresa sin fines de lucro, que promueve que las empresas B y todos los jugadores del ecosistema, construyan una economía más justa, equitativa y regenerativa para las personas y el planeta. A través de la certificación, las empresas buscan medir sus impactos sociales y ambientales en forma transparente. La certificación promueve 4 elementos clave: i) Que exista un propósito claro de impactar a la sociedad y al medioambiente, ii) que se reformen estatutos para dejar claro el deber fiduciario de los gestores de la sociedad, iii) que la certificación promueva el compromiso con estándares más altos y una gestión eficiente, y (iv) que se logre crear una comunidad interdependiente.
¿Quién puede certificarse y en qué consiste el proceso de certificación?
Para que una empresa pueda obtener el certificado deberá llevar; i) al menos 12 meses en operación, ii) operar en un ambiente competitivo, iii) deberá tener fines de lucro, iv) deberá modificar sus estatutos para asegurar que los gestores protejan los intereses de todos los stakeholders relacionados con la empresa, y v) deberá certificar negocios completos. Para que una empresa pueda lograr este certificado, debe contestar un cuestionario extenso que incluye aspectos sobre modelo de negocio, operaciones, clientes, proveedores, gobernanza, tratamiento del personal, impacto ambiental entre muchas otras, y después de un proceso de análisis y revisión, ésta deberá lograr un score de al menos 80 puntos sobre una base de 300 puntos, para recibir la certificación; misma que deberá ser actualizada cada 3 años.

¿Qué beneficios obtienen las empresas certificadas?
Es curioso observar que casi el 95% de las empresas que hoy han obtenido el certificado B, son empresas operando en rubros muy distintos de la producción y los servicios, pero en su mayoría tienen menos de 250 empleados. Pareciera que muchos de los emprendedores detrás de estas empresas, se han convencido de la relevancia de obtener este distintivo como muestra del esfuerzo por lograr un propósito más allá de las utilidades.
El movimiento de Empresas B es una certificación global, que busca una mejora continua; la certificación es abierta y transparente y deja ver la manera como opera una empresa en su cadena de valor. Yo estoy convencido que las empresas que tengan esta certificación les será más fácil atraer talento (en especial jóvenes), y en general la interrelación con todos sus stakeholders (clientes, proveedores, e incluso inversionistas) será mucho más fluida, en un mundo donde se aprecia el propósito, como valor distintivo. Esta certificación le ha ayudado a muchos emprendedores a atraer capital de impacto para sus negocios, de ahí que veamos a un gran número de pequeñas empresas buscando este distintivo.
Seguramente los que vivimos en México hemos escuchado del distintivo de “Empresa Socialmente Responsable o ESR”, que muchas compañías han obtenido en años recientes, para evidenciar su compromiso con la responsabilidad social. Este certificado es otorgado por el Centro Mexicano para la Filantropía.
Este certificado ESR así como el de Empresas B se otorga después de procesos semejantes de evaluación y confirmación, y quizá algunas de las diferencias apreciables es que Empresas B es un sistema global que conlleva a un mayor compromiso de las empresas ya que deben modificar sus estatutos sociales para considerar a los trabajadores, la comunidad y al medio ambiente de manera vinculante en la toma de decisiones
Sin importar cuál sea el certificado que se tenga, lo relevante es el proceso por el que están pasando miles de empresas hoy en día, quienes tienen la convicción que desde esa trinchera empresarial se puede ser un gran factor de cambio en el modelo económico actual. Como dijera Emmanuel Faber, “No considero que el único propósito de las empresas sea devolver dinero a sus accionistas; Existe un propósito mayor”.
Felicidades Octaviano, que importante es como empresario preocuparte no solo por las utilidades sino por la sociedad y el entorno.