El 8 de febrero tuve el gusto de participar como expositor en una conferencia internacional de GlobalEthik con el tema: ‘Hacia una Ética Global. Un planeta para todos. Imperativos éticos y los límites del crecimiento’. Agradezco la invitación a Luis de la Peña y Alberto Equihua, así como a Hans Blomeier, (Fundación Konrad Adenauer) y Hans Peter Knudsen quienes participaron como comentaristas. Me permito plantear una breve síntesis de mi presentación.
El mundo vive actualmente un conjunto de contradicciones muy profundas. La humanidad enfrenta retos inéditos en su historia, que comprometen el futuro de la misma. Por una parte, vivimos la época de mayor avance e innovación científica y tecnológica de la historia, la era del Antropoceno, así como un importante progreso social. Nunca antes tanta gente había salido de la pobreza, como en el caso de los países del Asía-Pacífico. Los avances tecnológicos han permitido mejorar la calidad de vida de amplios sectores de la población a nivel mundial. Por la otra, la humanidad vive constantes y crecientes crisis ecológicas, de salud, alimentarias, inestabilidad climática, conflictos bélicos internos y guerras internacionales. De los 8 mil millones de personas en la Tierra, cerca de 4 mil millones, casi la mitad de la población mundial padece enormes presiones climáticas, de hambre, pobreza, sanitarios y diversos tipos de agresiones y violencia, así como una creciente desigualdad. La propuesta que se presenta es examinar algunos esquemas de solución a esta problemática global, tomando la perspectiva de la Ética.
Retomo la tradición de GlobalEthik al citar los esfuerzos de Albert Einstein y de Bertrand Russell por promover la necesidad de la Ética Global frente a la amenaza de la destrucción nuclear, en plena guerra fría, en la década de los años cincuenta del siglo pasado. De igual forma, es importante destacar el pensamiento del teólogo suizo Hans Küng que realizó importantes consideraciones sobre la necesidad de una Ética global frente a la Crisis financiera internacional de 2008, e inclusive presentó un manifiesto por una ética económica global. Es importante recordar que Hans Küng analizó las grandes tradiciones religiosas y morales, como el pensamiento de Confucio, el hinduismo, el budismo, el judaísmo, el cristianismo y el Islam, de los cuáles derivó un conjunto de valores y principios comunes, como la llamada ´regla de oro’.
Es claro que la globalización necesita una Ética y me referí en mi exposición, principalmente a la crisis ecológica mundial. Para esos efectos, referí entre otros documentos y fuentes de consulta, ‘Los límites del crecimiento’, el Informe del Instituto Tecnológico de Massachussets, (MIT), al Club de Roma, publicado en 1972; el libro, ‘Come on! cortoplacismo, capitalismo, población y destrucción del planeta’, informe presentado al Club de Roma, en 2018, a raíz del 50 Aniversario de la fundación del mismo, y el proyecto, ‘Earth for All’, que es una iniciativa del Club de Roma, con la Universidad de Oslo, Noruega, el Centro de Resiliencia de Estocolmo y el Instituto Potsdam para el análisis del Cambio Climático. En primer término, hay que referir que el Club de Roma se funda en 1968, a iniciativa de Aurelio Peccei, empresario italiano con vasta experiencia internacional, con el objeto de analizar la problemática global que no estaba siendo estudiada, en el contexto de la guerra fría, para lo cual propone una metodología transdiciplinaria, multisectorial, con una visión holística y global de largo plazo. Para tal efecto convoca a 100 personas de todo el mundo, líderes empresariales y de opinión, científicos, diplomáticos y estadistas comprometidos con el análisis y la discusión de los grandes predicamentos de la humanidad, sin condicionamientos económicos o políticos. El primer estudio corre a cargo del MIT, gracias a la gestión de Jay Forrester, doctor en ingeniería, autor de la metodología de la dinámica de sistemas y en ese momento Director de la ‘Sloan School of Management’ del propio MIT. Se efectuó un análisis de los recursos naturales, la población, la alimentación, la biodiversidad y los modelos de crecimiento económico vigentes hasta esa época. Como lo señala Jeffrey Sachs, fue el primer modelo matemático que incluyó la economía global, la población y la naturaleza.
Con la metodología de la dinámica de sistemas y los instrumentos informáticos de la época, se formularon distintos escenarios sobre el futuro de la humanidad y del planeta. Con base en el escenario intermedio se escribió el Informe titulado ‘Los límites del crecimiento’, publicado en español por el Fondo de Cultura Económica. En este informe se sostiene que de persistir las tendencias del crecimiento económico y de la población se generarían graves consecuencias sobre los ecosistemas. Se advirtió que los recursos de la Tierra no serían capaces de soportar las tasas exponenciales de crecimiento económico y demográfico. Este Informe, junto con otras iniciativas ayudó a establecer el movimiento ambiental y su esfuerzo por limitar la huella ecológica humana. Uno de los mensajes más importantes es que el colapso no es inevitable si se efectúan las correcciones y adecuaciones necesarias para desvincular el desarrollo y el bienestar de la destrucción de la naturaleza. En ese momento, como ahora, quedó claro que el futuro global exige acciones inmediatas tanto de las organizaciones internacionales, como de los gobiernos nacionales y de la sociedad civil.
A raíz de la celebración del 50 Aniversario de la publicación de los límites del crecimiento, el año pasado, surgió insistentemente la pregunta de si dicho estudio fue un éxito o un fracaso. Fue un éxito porque el informe tuvo un fuerte impacto entre la comunidad científica y académica, en general, así como en el ámbito diplomático, en particular en las Naciones Unidas. Unos meses después, a finales de 1972, se celebró la primera cumbre del medio ambiente de las Naciones Unidas en Estocolmo. ‘Los límites’ se tradujo a decenas de idiomas y alcanzó tirajes de millones de ejemplares. Sin embargo, la situación actual del mundo deja claro que, desde otra perspectiva, el Estudio fue un fracaso. Muchos de los graves peligros que enfrenta ahora la humanidad se previeron en este informe y en otros posteriores al Club de Roma. Por otra parte, la publicación de ‘Los límites’ coincide con el inicio de la articulación de la agenda internacional de protección de la naturaleza, el medio ambiente y el combate al cambio climático. Desde la publicación de ‘Los límites’, debieron pasar todavía 15 años para el Informe Brundtland, en el que se señaló que la capacidad del ser humano de actuar ha superado con creces su capacidad de comprender.
Vivimos una profunda crisis ecológica. Hemos observado la devastación, en los últimos 150 años, de casi la mitad del suelo fértil de la Tierra; cerca del 90% de los bancos de peces están sobreexplotados o ya no existen, el planeta enfrenta la sexta mayor extinción de especies de su historia. De igual forma, el planeta ha tenido un crecimiento demográfico exponencial. Llegamos a mil millones de habitantes a finales del siglo XVIII, a 2 mil millones a finales del siglo XIX y actualmente ya rebasamos 8 mil millones de personas. Llegaremos a 10 mil millones de habitantes muy probablemente en la década de 2050, antes de que la población comience a declinar. Este crecimiento demográfico viene acompañado de un notable envejecimiento de la población, así como de su creciente urbanización a nivel mundial. Un aspecto fundamental de esta crisis ecológica, el más representativo, es el cambio climático, el cuál involucra a todos los aspectos de la actividad económica e impacta a todo el mundo, en todos los ámbitos. El Cambio Climático es uno de los nueve límites naturales del planeta, como la acelerada pérdida de la biodiversidad; la acidificación de los océanos, la alteración del consumo de agua dulce y del ciclo hidrológico, o la contaminación química y la emisión de nuevos compuestos. Estos límites naturales del planeta son las condiciones necesarias para la sobrevivencia de la vida humana en la Tierra.
Frente a esta problemática, la comunidad internacional organizada ha planteado la Agenda 2030 de las Naciones Unidas, los Objetivos del Desarrollo Sostenible, con sus tres vertientes económica, social y ambiental. De igual forma otros instrumentos como el Acuerdo de París de 2015, para limitar el incremento de la temperatura media del planeta, a menos de 1.5°C, en el curso del siglo XXI, medidas desde el inicio de la industrialización, así como su secuela en las cumbres de Glasgow y Sharm El-Sheikh, o bien la Cumbre de Montreal sobre protección de la diversidad biológica, de diciembre de 2022.
En el Estudio Come on!, Informe al Club de Roma de 2018, se analizan las causas que generaran la critica situación en la que estamos y se planeta la necesidad de nuevos enfoques intelectuales para atender con eficacia esta problemática. Así, llegamos al planteamiento de la iniciativa ‘Earth for All’, en la que se sostiene que, para atender la problemática global, es fundamental también erradicar la pobreza y reducir la desigualdad tanto a nivel global como nacional. En esta iniciativa, se plantean dos escenarios uno, continuar con las políticas económicas que hemos instrumentado desde hace 40 años, lo cual sólo provocará el agravamiento de los problemas, con todas las consecuencias que estamos viendo en todo el mundo. El otro, es efectuar en estos años, antes de 2030 profundos cambios para rescatar al planeta y lograr un verdadero progreso con prosperidad y bienestar, sin destruir la naturaleza.
Se proponen cinco cambios y se plantean las medidas económicas y sociales para lograrlo: 1) Erradicar la pobreza; 2) Reducir la desigualdad; 3) El empoderamiento de la mujer y de los grupos más vulnerables de la sociedad; 4) Transformar el sistema alimentario; 5) La muy urgente transición energética hacia fuentes limpias.
En suma, los profundos cambios que se requieren para sobrevivir y progresar, además de modificaciones en las políticas públicas y los marcos jurídicos internacionales y nacionales, requieren del convencimiento y de un profundo cambio ético, entendido como convicción interna o actitud. Un compromiso personal de vivir con arreglo en valores y principios personales fundamentales. No es posible tener una legislación eficaz si esta no va acompañada del convencimiento de la gente. Además, es fundamental encontrar las soluciones a la problemática global y enfrentar los riesgos que debe encarar la humanidad, en el marco del respeto a los derechos y libertades fundamentales de las personas, con respeto a la dignidad humana, en el marco del Estado democrático y social de Derecho.
Comparto el enlace de la conferencia referida.
El contenido presentado en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no necesariamente representa la opinión del grupo editorial de Voces México.
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