En el contexto de una dinámica agenda global, así como nacional, es importante no perder la perspectiva de un conjunto de problemas de carácter planetario que nos afectan a todos, comprometen el futuro y que constituyen los principales retos que debemos de afrontar como humanidad.
El mundo vive las secuelas de la pandemia del COVID-19, existe una clara incertidumbre económica y financiera a nivel internacional, una recomposición geopolítica, así como una notable inestabilidad en varios campos por mencionar sólo algunos aspectos. En ese contexto, persiste la destrucción de la naturaleza, la pérdida masiva de la biodiversidad, la degradación de los ecosistemas y la contaminación en todos los ámbitos. Una expresión de esta problemática es el agravamiento del Cambio Climático.
Recientemente, el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) emitió su más reciente reporte. Este informe fue presentado por António Guterres, Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y destaca algunos aspectos que es importante recuperar, entre ellos, la afirmación de que el ser humano es responsable prácticamente de todo el calentamiento global en los últimos 200 años. De igual forma, se explica que el ritmo de aumento de la temperatura global en este medio siglo es el más alto en los últimos 2000 años; las concentraciones de dióxido de carbono son las más elevadas desde hace al menos dos millones de años.
Por otra parte, en el aspecto positivo, el IPCC sostiene que lograr el límite de incremento de la temperatura a 1.5°C en el curso del siglo XXI es alcanzable, si bien la consecución de este objetivo requiere de un salto cualitativo en la acción climática. Como lo describe Guterres, este Informe es una alerta para acelerar masivamente los esfuerzos climáticos de todos los países y sectores y en todos los plazos. Esto es, el mundo requiere de una acción climática en todos los frentes, en todas partes al mismo tiempo.
Además, el Secretario General de la ONU ha propuesto al G-20, que se celebrará el 9 y 10 de septiembre en India, un Pacto de Solidaridad Climática, en la que todos los grandes emisores de Gases de Efecto Invernadero (GEI) y los países más ricos movilicen recursos financieros y técnicos para apoyar a las economías emergentes para lograr mantener la meta de 1.5°C. De igual forma, se presenta una Agenda de Aceleración que involucra a todos. En esta Agenda se propone que todas las partes adelanten de inmediato sus plazos para alcanzar el objetivo mundial de emisiones netas cero antes de 2050, con base en el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas y capacidades respectivas, a la luz de las diferentes circunstancias nacionales.
Los dirigentes de los países desarrollados deben comprometerse a alcanzar el objetivo de emisiones netas cero lo más cerca posible de 2040. A su vez, los líderes de las economías emergentes deben comprometerse a alcanzar emisiones netas cero lo más cerca posible de 2050. Para Guterres, este es el momento de que todos los miembros del G-20 se unan, usando todas sus capacidades científicas y tecnológicas, a través de los sectores público y privado para lograr la neutralidad de carbono en 2050.
Además, la Agenda de Aceleración requiere de otras medidas como la eliminación progresiva del carbón para 2030 en los países de la OCDE, (como México), y en 2040 para todos los demás países, garantizar la generación de electricidad con emisiones netas cero en 2035 para todas las economías desarrolladas y en 2040 para el resto del mundo.
Otra medida es suspender toda concesión de licencias o financiamiento de nuevos yacimientos de petróleo y gas de acuerdo con la Agencia Internacional de Energía, así como detener cualquier expansión de las reservas existentes de hidrocarburos.
De igual forma, se propone cambiar los subsidios a los combustibles fósiles para apoyar una transición energética justa hacia fuentes limpias de energía. También se plantea establecer una reducción progresiva, a escala mundial, de la producción actual de petróleo y gas, que sea compatible con el objetivo mundial de emisiones netas cero para 2050.
Agrega Guterres que se deben detallar las reducciones reales de emisiones para 2025 y 2030, así como cambiar los modelos empresariales para eliminar progresivamente los combustibles fósiles y aumentar las fuentes de energía renovables. Además, todos los gobiernos necesitan garantías de que los líderes empresariales los ayudarán a efectuar esfuerzos adicionales, pero también los propios gobiernos deben crear un entorno de políticas y regulaciones adecuadas.
Para logar el objetivo de emisiones netas cero para 2050, deben alinearse los esfuerzos de el transporte marítimo, la aviación, el acero, el cemento, el aluminio y la agricultura, entre otros.
También refiere el tema de la justicia climática, para quienes padecen con mayor fuerza los efectos del cambio climático, que son los países pobres y los grupos vulnerables. Así, quienes padecen más estos efectos no son quienes los han provocado. Entre las medidas propuestas está garantizar que los bancos multilaterales de desarrollo otorguen más subvenciones y préstamos en condiciones favorables y movilicen el financiamiento privado.
De igual forma, se pide cumplir con los compromisos financieros acordados en Copenhague, París y Glasgow; reponer el Fondo Verde para el clima y elaborar una hoja de ruta para duplicar el financiamiento de la adaptación antes de 2025. Se plantea proteger a todo el mundo con sistemas de alerta temprana contra desastres naturales en cuatro años.
Dentro de unos meses se reunirán en la COP28 para hacer el primer balance mundial del Acuerdo de París. También se iniciarán los trabajos para el próximo ciclo de planes climáticos nacionales previsto para 2025. Se destaca un aspecto muy importante, al enfatizar que la transición debe abarcar toda la economía. La Agenda de Aceleración se analizará en la Cumbre sobre la Ambición Climática que se celebrará en septiembre, en Nueva York. Concluye Guterres que nunca hemos estado mejor equipados para resolver el desafío climático, pero hay que pasar a ejecutar la acción climática a toda velocidad.
Estas acciones por parte del Secretario General de la ONU y de la comunidad internacional organizada van acompañados por las emprendidas para proteger la vida biológica, como es el caso del Marco Mundial de la diversidad biológica Kunming-Montreal para la protección de la biodiversidad, de diciembre de 2022, el cual es una hoja de ruta de 23 objetivos para frenar la destrucción de la naturaleza para 2030. Se trata de que para 2030 al menos el 30% de áreas terrestres y de aguas continentales, costeras y marinas estén efectivamente conservadas y protegidas. El Tratado de Alta Mar, para la protección de los océanos, fuera de las jurisdicciones nacionales, así como para el uso equitativo de los recursos genéticos marinos. Este Tratado es un instrumento vinculante de la Convención de las Naciones Unidas sobe el Derecho del Mar que busca recuperar la biodiversidad marina mediante la creación de áreas marinas protegidas de al menos el 30% del océano para 2030, el uso equitativo de los recursos genéticos marinos, así como sus beneficios entre todos los países y por último, el Desafío del Agua Dulce. Esta iniciativa busca restaurar ríos, lagos y humedales degradados para hacer frente a las crisis mundiales del agua, el clima y la naturaleza. Se pretende restaurar 300 mil kilómetros de ríos y 350 millones de hectáreas de humedales para 2030.
Todas estas iniciativas, aprobadas en los últimos meses y semanas van en el sentido correcto. La pregunta es si son suficientes. Si estamos haciendo lo necesario para preservar adecuadamente la vida humana en la Tierra, nuestra casa común. Tenemos la obligación ética de no cancelar las oportunidades de vida y desarrollo de las generaciones futuras. De seguir las cosas como van, heredaríamos un planeta en llamas, con niveles de destrucción y contaminación que pondrán en riesgo el futuro de todos.
El contenido presentado en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no necesariamente representa la opinión del grupo editorial de Voces México.
- Los riesgos globales y el contexto demográfico. Su impacto en México
- El 75 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos
- Nuevo rector de la UNAM
- Buena gobernanza para afrontar el cambio climático, la desigualdad y la crisis global
- La crisis de Argentina y la candidatura de Javier Milei
Deja un comentario
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.