Los oráculos contemporáneos a Cicerón eran “despreciables”, incapaces de un vaticino certero, como cita Montaigne en sus Ensayos, quien tampoco creía en sus avisos. El mesianismo es un vaticinio catastrofista, con aires de iluminados, nos avisan de los desastres por venir. En los tiempos religiosos eran los santos o fanáticos, Savonarola anunciaba el castigo eterno en cada sermón, hasta que ardió en la hoguera de su propio infierno público.
Actualmente tenemos a los nuevos pregoneros del Apocalipsis en los activistas, que han emergido de las rede, la fuente de su información científica, moral y religiosa. El número de likes dictaminan si determinada teoría es cierta y si merecemos el cielo o el infierno. Hace calor, llueve, es frío, o un huracán toca nuestras costas es porque somos pecadores ambientales. Nuestros padres aztecas para atraer a la lluvia le ofrendaban a Tlaloc niños llorones con espinas de maguey clavadas en los pies y manos. Entonces las sequías eran por el mal humor del dios que regía los fenómenos atmosféricos. Si no reaccionaba con los llantos de los niños, sacrificaban algunos súbditos de estas tierras secas y ensangrentadas.
Me parece mejor explicación que Tlaloc esté de malas o dormido que creer en las catástrofes políticamente correctas de los activistas actuales. Entre un par de idiotas pegados a una pintura y con sus camisetas de Stop Oil, a un sacrificio en el altar de Tlaloc y su esposa Chalchiuhtlicue, señora de los ríos y los lagos, prefiero el dramatismo gore de nuestros padres aztecas.
El asunto es que en esta sociedad de quejicas no buscamos explicaciones y soluciones, buscamos culpables. Decidieron que el clima, ese fenómeno impredecible e incontrolable desde que estamos en la Tierra, es producto de nuestra vida pecadora. Nos avisan que viene el fin del mundo, y mi pregunta es: ¿Cuándo el mundo ha sido estático? ¿En qué época de la Historia nada pasó o se movió o cambió? Estas personas son nostálgicas de un Edén ficticio, de un Paraíso que sigue siendo una promesa.
Trato de llevar un equilibrio con la Tierra, no tengo automóvil, separo la basura etc., entre muchos gestos, sin embargo, es muy claro que el “clima” se ha convertido en un reclamo puritano. Han llevado esto al extremo de sabotear a los museos que reciben apoyo de los las empresas petroleras, al MoMA la amenazaron de demandarlo por crímenes ambientales. Es delirante esta estigmatización desde una “superioridad moral” injustificada y autoritaria.
Las religiones surgieron en gran medida, por el misterio de la ingobernable Naturaleza, esas religiones nos dieron arte sacro, rituales, cultura. La nueva religión del activismo social en las redes no está dejando nada, todo es virtual, sus manifestaciones son infantiloides y destructivas. Hemos evolucionado del miedo que se consolaba en la creación, al miedo que se regodea en el berrinche maniqueo. Tlaloc merece uno de estos fanáticos en su altar, a ver si sonríe.