Vestir a la moda una afrenta al medioambiente
Octaviano Couttolenc

Cambio y fuera

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Inditex la dueña de las marca Zara ha tenido un crecimiento en ingresos y de beneficios por acción del 11.3% y 11.9%, en los últimos 20 años.

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Por décadas las grandes empresas de bienes de consumo, apoyadas por fuertes campañas publicitarias, han logrado captar el interés de una cada vez mayor cantidad de seres humanos y donde aprovechando su capacidad de ingreso, ahorro y acceso a financiamiento, los han vuelto presa de un mercantilismo exacerbado.

La rapidez con la que las empresas fabrican productos con atributos mejorados vs sus antecesores, fomenta la compra y el recambio de productos, que muy pronto se vuelven obsoletos. Este fenómeno que ha estado presente ya por muchas décadas propicia un círculo muy pernicioso de mayor uso de materiales para fabricar productos, altos consumos de energía en los procesos productivos, alta cantidad de contaminantes en agua, suelo y aire, y al final del ciclo una importante cantidad de desechos, en pocas palabras un desastre medioambiental.

Uno de los sectores que ha crecido a tasas muy elevadas en estos años ha sido el sector textil y de moda, que por los niveles de facturación que alcanza, sería equivalente en tamaño a la 7ª mayor economía del mundo (semejante al tamaño de Francia), y otorga empleo a casi 60 millones de personas. Esta industria hoy produce cerca de 100,000 millones de prendas de ropa al año, lo que equivale en promedio a 13 prendas por habitante. Quizá esta cantidad no llame tanto la atención, pero en los promedios se esconde que hay países como Estados Unidos que consumen cerca de 60 piezas por persona al año mientras que otros tan sólo 2. Si lo anterior no nos sorprende, lo que si debiera hacerlo es que el ritmo de consumo se duplicó en tan sólo 20 años, y de no cambiar podría triplicarse de aquí al 2050.

Atrás de este explosivo crecimiento se encuentra una tendencia denominada “Fast Fashion”, que en pocas palabras consiste en producir ropa en altos volúmenes y a precios bajos, buscando incentivar el ciclo de compra de la moda con micro estaciones que en algunos casos llegan a ser de 52 al año, vs las tradicionales 4 estaciones de cuándo éramos pequeños.

Las marcas tales como H&M, Topshop, Zara, Uniqlo, entre otras han capturado a las generaciones jóvenes con este modelo, cuyo mantra es vestir a la moda y desechar las prendas después de haberlas usado en pocas ocasiones. En Europa actualmente en promedio se desechan 5.8 millones de toneladas de ropa al año, lo que equivale a cerca de 11 kilogramos por persona, mientras que en Estados Unidos la cifra se acerca a 58 prendas desechadas al año por persona.

Quizá desde una perspectiva netamente económica y mercadológica, podría decirse que estas empresas de “Fast Fashion” han sido muy exitosas y hábiles en explotar esta oportunidad de mercado y poder satisfacer una necesidad de los consumidores. Han logrado generar utilidades muy importantes, han contribuido a las arcas nacionales pagando impuestos, han otorgado empleo a millones de personas y también han otorgado una rentabilidad adecuada a sus accionistas. Inditex la dueña de las marca Zara ha tenido un crecimiento en ingresos y de beneficios por acción del 11.3% y 11.9%, en los últimos 20 años.

He intitulado mi artículo, “vestir a la moda una afrenta al medio ambiente”, ya que es preciso ver la cara no tan amable de esta exitosa industria con muy importantes efectos nocivos sobre nuestro medioambiente.

Comenzaremos por apuntar que la industria de la moda y textiles es a nivel mundial la 2ª actividad que más agua consume, después de la agricultura, y se estima que cerca del 20% del agua contaminada proviene de esta industria por la alta cantidad de químicos que utiliza en sus procesos de teñido. Asimismo, esta industria es responsable del 8-10% de las emisiones globales de carbono en el planeta (ocupa también el honroso 2º lugar) y los residuos de la ropa llenan nuestros tiraderos de basura a una tasa de 10 millones de toneladas al año tan sólo en los Estados Unidos (equivalente a 5 millones de coches).

Me impresionó saber que para la producción de prendas de algodón tales como unos jeans o una T-Shirt, son necesarios cerca de 7,500-10,000 litros/agua para el primero, y 2,700 litros/agua para el segundo, cantidades suficientes para dar de beber a una persona por 10 años.

Si uno revisa asimismo los aspectos humanos atrás de la producción de ropa, es importante apuntar que en la cadena de producción de textiles y ropa existe una gran cantidad de personas vulnerables trabajando en condiciones infrahumanas y con salarios bajos, al mismo tiempo que existe un numero altísimo de niños laborando. Los productores y subcontratistas en muchos de los países productores, China, India, Vietnam, Bangladesh, Pakistan, etc se benefician de la necesidad y las condiciones de pobreza de la gente. Cerca del 97% de la ropa “Fast Fashion” se produce en países con estas condiciones.

En un artículo previo escribí sobre la importancia de conocer el impacto que tiene nuestro estilo de vida y consumo sobre la tierra y el medioambiente, medido a través de nuestra huella de carbono; desgraciadamente la conclusión era que es insostenible nuestro estilo de vida con los recursos que hoy están disponibles en la tierra, de ahí que o los modificamos o simplemente estamos condenando a las futuras generaciones. La manera en que hoy compramos ropa y la desechamos contribuye en forma muy importante a ese deterioro ambiental y debemos hacer consciencia.

Existen hoy algunos movimientos sociales que apuntan a concientizarnos sobre esto y que invitan a un consumo más moderado, llamado “Slow Fashion”, es decir buscar a través de la compra de artículos de mayor calidad y duración, postergar la compra de nuevos productos, buscando así ralentizar la producción. Asimismo, hay tendencias que buscan hoy fabricar ropa mediante el reciclaje de materiales, aunque desgraciadamente hoy en día tan solo 1% de la ropa es fabricada con materiales reutilizados.

Existen asimismo esfuerzos en la industria del algodón para procurar una industria que favorezca técnicas de cultivo más sustentables (algodón orgánico) y asimismo otorgar protección a los derechos humanos de los empleados en la cadena productiva, incluyendo iniciativas que reconozcan que dicho algodón o las prendas de ahí fabricadas no utilizaron en sus procesos mano de obra infantil o población vulnerable. Comienza a darse asimismo una tendencia que busca regresar al pasado donde las personas remendaban y zurcían sus prendas para alargar la vida o inclusive existen modelos de negocio que rentan ropa para de esta manera incrementar su uso.

Existe una empresa de moda que está pretendiendo cambiar completamente a la industria, e imponer una tendencia “Eco-friendly” y esa es Patagonia; que ha implementado unas prácticas sustentables, entre las que se incluyen:

  1. Utilizar algodón orgánico en todos sus productos (requiere mucho menor agua y productos químicos en su procesamiento y así se reduce en forma importante la huella de carbono).
  2. Volver a su negocio Carbono-neutral a través de consumo de electricidad proveniente de energías renovables para sus plantas y tiendas, moviendo sus productos a ser fabricados con materiales reciclados o de menor huella ambiental,
  3. Impulsar la cultura de “reducción, reparación y reutilización”. En su página de internet, al lado de cada producto en venta existe la posibilidad de comprar el mismo producto pero usado.

La empresa esta convencida que estos cambios son necesarios y que ayudarán a que se modifique el modelo actual de consumismo, por uno más moderado y sustentable, que permita reducir la huella de carbono, y están seguros de que esta estrategia pagará con el consumidor. Patagonia no es un caso aislado y estoy seguro de que veremos a mayor número de empresas moverse en esta dirección.

El dueño de Patagonia el Sr. Yvon Chouinard dijo esta frase en una de sus conferencias que expresa su filosofía. La siguiente vez que sientas el impulso de comprar ropa en internet, sal a dar una vuelta o pasear al exterior, y así evitarás dar click al botón de compra”

Creo que todos podemos hacer algo, aunque sea pequeño para ir cambiando nuestros hábitos de consumo de ropa…………..yo por lo pronto saben que haré con mi ropa vieja, …………..me la pondré.

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