Ignacio Solares es un intelectual, y como todos los verdaderos intelectuales muy diverso. Nació en Chihuahua, Chih., en 1945, ahí se formó hasta que vino a la Ciudad de México a estudiar Filosofía y Letras en la UNAM, facultad de la que pronto se convirtió en profesor, y que desarrolló por 35 años. Siempre muy interesado en el periodismo y en la difusión de la cultura, se convirtió en jefe de redacción de Revista de Revistas con Vicente Leñero al frente, mismo cargo que tuvo en Plural que dirigía Octavio Paz, posteriormente fue director de Diorama de la Cultura de Excelsior, hasta que en 1976 salió Julio Scherer; pasando a encabezar Hoy y la cultura en México de la revista Siempre.
En la UNAM desarrolló un papel muy importante, al ser en diferentes momentos director de Teatro y Danza, director de Literatura, y coordinador de Difusión Cultural (2000-2004); durante largo tiempo (2004-2017) fue el editor de la Revista de la Universidad de México. Al encabezar las labores de difusión cultural mostró sus amplios puntos de vista, lo mismo rescató y editó libros, como apoyó abiertamente la música incluyendo a la orquesta; en los aspectos cinematográficos consiguió rescatar muchos filmes y ponerlos en manos de los cinéfilos. La revista de la Universidad es una de las mayores muestras del accionar plural de la UNAM, por lo que haber logrado ser su editor durante tantos años, muestra su enorme capacidad.
En su producción literaria también ha mostrado sus múltiples facetas, su diversidad, publicando obras de ensayo, obras históricas que siendo estrictas en su concepto del fenómeno o personaje tratado, tienen un toque de novela que las hace interesantes por diferentes; también cuenta con obras de la más pura ficción, que alguien ha tratado de enmarcar en apariciones místicas y dislocaciones de la realidad, aunque su ficción creo que no se puede enmarcar porque a veces rebasa todos los límites. Ha publicado obras de teatro y su labor periodística ha sido constante a lo largo de muchos años; ahora publica una columna semanal, Minucias, en el periódico El Universal.
Entre su producción ensayística destaca Delirium tremens, en donde aborda los demonios del alcoholismo; algunos de sus libros son difíciles de clasificar, como Cartas a una joven psicóloga, ya que puede ser ficción o ensayo. Su producción histórica es notable (el FCE hizo en 2014 una publicación en que las reúne); a mí me parece que su obra sobre Felipe Ángeles (La noche de Felipe Ángeles), sobre Plutarco Elías Calles (El jefe máximo) y sobre Francisco I. Madero (Madero, el otro) son las más destacadas. Como dramaturgo su producción es también amplia y destacada, me parece que sobresalen El problema es otro y El gran elector, de la que también hizo una versión novelada. Entre las obras de ficción pura se enmarcan Anónimo y a la que me referiré hoy, Serafín.
Ha sido multipremiado y resaltó los premios Magda Donato (1989), Julio Bracho (1992) y Xavier Villaurrutia (1998) así como el Premio Nacional de Ciencias y Artes (2010). Para mostrar su gran diversidad menciono que es un gran aficionado a los toros, lo es desde muy joven, quienes lo conocen de cerca destacan la pluralidad que existe en su biblioteca en libros sobre el tema taurino; su afición lo ha llevado a ser juez de plaza en la Plaza México. Me parece que no ha publicado nada al respecto, pero casi estoy seguro de que tiene algo escrito al respecto, y más pronto que tarde tendremos oportunidad de leerlo.
Serafín fue publicada inicialmente en 1985, pero al decir del autor, la versión que tenemos ahora está completamente reescrita y cuando menos el final es absolutamente nuevo. Es un libro breve, una novela corta o novelette, lo cual no le quita algún valor; existen otras grandes noveletas como El extranjero de Camus, o Pedro Páramo de Rulfo, o El licenciado Vidriera de Cervantes, quizás el subgénero sea aún más complejo, por la necesidad de brevedad, precisión y concisión. Julio Cortázar la situaba entre un cuento y una novela, pero creo que sus características van más alla del número de palabras, ya que la complejidad consiste en lograr con la brevedad una obra redonda.
Esto sucede en Serafín. Cuando la leí ahora por primera vez, no sabía que había una versión de 1985, cuando lo supe no me extrañó, porque está realizada de tal forma que es casi intemporal y puede suceder ahora o hace 50 años. Describe Solares en Serafín muchas de las miserias humanas, el egoísmo, la pobreza, la irresponsabilidad, la dependencia, la ruindad, todo logrado al describirnos con brevedad y profundidad a los personajes, al niño, a su padre, a su madre, al mismo tiempo que nos va reseñando los ambientes donde Serafín se va moviendo. Destaca la pobreza y la desolación que existen de igual manera en la gran ciudad que en el pequeño poblado.
Si pueden, queridos lectores, lean a Solares en Serafín, no tiene desperdicio y no le falta nada.
Lecturas recomendadas:
Ignacio Solares. Serafín. Editores UACH. Biblioteca Era. México. 2021.
Ignacio Solares. La noche de Ángeles. Planeta Mexicana. México.2008.
Ignacio Solares. El Jefe Máximo. Alfaguara, Santillana Ediciones. México. 2011.
Ignacio Solares. Un sueño de Bernardo Reyes. Alfaguara, Santillana Ediciones. México. 2013.
Ignacio Solares. Delirium tremens. Alfaguara, Penguin Random House. México 2015.
Ignacio Solares. El juramento. Alfaguara, Penguin Random House. México 2019.
Ignacio Solares. La invasión. Alfaguara, Santillana Ediciones. México. 2005.
Otro libro interesante. Si bien no es de los escritores más conocidos su prosa es ligera y siempre hay algo interesante en ella. Tuve el gusto de coincidir en Revista de Revistas durante sus años de mejores reportajes, siempre mejorados con las sugerencia de Leñero.
Gracias por recordarlo y no dejaré de hacerme de uno más de sus libros.