Mucho se ha comentado que en este periodo vacacional de la Semana Santa se prevé un repunte de posibles contagios de COVID-19, pero realmente es muy difícil después de un año de estar prácticamente encerrados, se le pida una vez más a la población que no salga y despeje su mente. Si bien es cierto que la economía no está nada bien, pese a los otros datos, considero que la gente requiere de un espacio y sacudir cuerpo y alma, es necesario, pero debemos hacerlo con todas las medidas de protección, ya que si bien el ejemplo de uno de los encargados de controlar la pandemia, se le vio declarando por la mañana que había vuelto a dar positivo a la prueba de COVID con una carga viral “muy alta” y por la tarde se le observa paseando por la colonia Condesa como cualquier ciudadano, y “sin cubrebocas”, la pregunta sería, ¿cómo exigir a la población que no salga o se quede en casa con ese tipo de ejemplo?, la verdad, ¿en dónde queda la congruencia en el decir y el actuar? Pero lo más importante, sin sanción alguna, ni siquiera una llamada de atención, pero sí criticando a los medios de comunicación por haberlo expuesto, después del mal tratamiento que se le ha dado a la pandemia, en el catastrófico escenario de 60,000 defunciones y que hoy ya sobrepasan las 200 mil –la verdad nadie sabe o sabrá el número exacto, será otro de los expedientes que quedarán cifrados por cinco o diez años; el tema es que nadie tenga acceso a información–.
Lo más lamentable, ya lo he comentado, es que se tratan de vidas humanas, es inadmisible lo que pasa en nuestro país, y lo dice en especial la Organización Mundial de la Salud, no somos un ejemplo de cómo se ha tratado la contingencia sanitaria.
Es cierto, ya se están vacunando a los adultos mayores, no al ritmo en que se debería o se comprometieron en hacerlo, pero eso es un avance, lo que no es así es pensar que por contar con la primera dosis ya eres inmune y puedes hacer tu vida como era antes de la llegada de la pandemia. Aún se está muy lejos del objetivo y no se ve una fecha cercana para lograr vacunar a “toda” la población. Por eso mi insistencia en que si la gente sale a pasear y disfrutar de los días de asueto, que sea con la mayor responsabilidad posible, con todas las medidas, evitar aglomeraciones, usar cubrebocas, mascarillas, y lo necesario para no volver a los semáforos rojos en el país.

Como les comenté, sigo varado en Portugal, la Comunidad Europea no se permitió libertades y amplió el confinamiento que se tenía y cierre de fronteras, hasta después de la semana de Pascua (para nosotros la Semana Santa), obviamente esto no ha gustado a la población, ya que sólo puedes salir al súper, banco, farmacia, consulta médica, es decir, lo esencial y únicamente en tu ciudad, lo que en México sería colonia y con mucha suerte, tu delegación, pero nada más. Ésta ha sido una medida rigurosa, ya que los demás negocios siguen cerrados, como los centros comerciales, gimnasios, restaurantes (sólo operan algunos con comida para llevar), pero a diferencia de nosotros, sí hay apoyos a los mismos, por ejemplo, en el pago de servicios (luz, teléfono, agua, gas, etc.), rentas, impuestos, etc.; tal vez no sea mucho, pero es una gran ayuda que estará permitiendo a los dueños de los pequeños negocios poder abrirlos cuando sea pertinente y sin riesgo a hacerlo.
Lo que cabe destacar es que las escuelas de preescolar a quinto año sí abrieron sus clases presenciales, pero, desde luego, solicitando que los niños desde segundo grado porten cubrebocas y los padres a la hora de pasar por ellos, guarden su debida distancia. Definitivamente, dos continentes muy distintos, con cultura y educación incomparables.
El cierre de fronteras también ha sido muy criticado, ya que sólo se permite el tránsito de productos de primera necesidad, alimentos básicamente. El respeto a las leyes es absoluto y como siempre hay algún despistado que pretende pasar –porque sí los hay–, al llegar a la frontera los detienen, y dado que no hay justificación para el cruce, lo invitan cordialmente a darse la vuelta y regresar a su domicilio.
Dicen que los viajes ilustran, nada más cierto, y veo con tristeza cómo en nuestro país no se gobierna, se buscan fantasmas del pasado, se culpa a todo lo que se hizo mal antes; la publicidad de todos los días del Ejecutivo no es la rendición de cuentas, son bombas de humo para evitar tocar los temas torales que tanto nos agobian: la inseguridad, la economía que sigue en franca picada, la falta de medicamentos, el desempleo, el deficiente manejo de la pandemia, el mal trato a las mujeres, las muertes dolosas, y así, la lista puede ser larga e incongruente, ya que se critica todo lo hecho en el pasado y en redes sociales vemos un comercial de la SCT en donde se presumen 130 años de “construir” un México mejor, con carreteras, puertos, “aeropuertos”. ¿Acaso el reclamo de todos los días es que todo lo hecho en el pasado está colmado de corrupción? El mal gobierno, incluyendo los segundos pisos, desde luego, eso también forma parte del pasado y su costo seguimos sin saberlo, ni lo sabremos, ¿dónde queda la congruencia? Si fue tan malo, ¿por qué presumirlo como logros?
Al final ustedes tienen la última palabra.
Nos seguimos leyendo.