De acuerdo con la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación, se entiende por discriminación: Toda distinción, exclusión, restricción o preferencia que, por acción u omisión, con intención o sin ella, no sea objetiva, racional ni proporcional y tenga por objeto o resultado obstaculizar, restringir, menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio de los derechos humanos y libertades.
Por primera vez en 2017, el INEGI recabó información y da a conocer los resultados de la Encuesta Nacional sobre Discriminación (ENADIS), que permite reconocer la prevalencia de la discriminación y sus diversas manifestaciones.
La ENADIS capta actitudes, prejuicios y opiniones hacia distintos grupos de la población discriminados por motivos étnicos, etarios, de orientación sexual, entre otros.
Identifica también las experiencias de discriminación en distintos ámbitos de la vida social, así como la discriminación y desigualdad que enfrentan la población indígena, con discapacidad, diversidad religiosa, niñas y niños, mujeres, personas mayores, adolescentes y jóvenes.

La encuesta se realizó en coordinación con el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED) y en sociedad con la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT).
Los resultados de la misma son reveladores, de los que me permitiré destacar algunos datos: el 20.2% de la población de 18 años y más declaró haber sido discriminada en el último año por alguna característica o condición personal, tono de piel, manera de hablar, peso o estatura, forma de vestir o arreglo personal, clase social, lugar donde vive, creencias religiosas, sexo, edad y orientación sexual.
Los motivos que destacaron principalmente fueron: forma de vestir o arreglo personal, peso o estatura, creencias religiosas y la edad.
Espacios de discriminación
Los principales lugares o espacios donde las personas percibieron haber sido discriminadas fue en los servicios médicos, la calle, transporte público, trabajo, escuela (prácticamente en todos lados) y sorprendentemente en la familia.
Las personas de diversidad religiosa, las personas mayores, los adolescentes y jóvenes, y las mujeres declararon principalmente la calle o transporte público, y la familia.

Negación de derechos
El 23.3% de la población de 18 años y más señaló que en los últimos cinco años se le negó injustificadamente alguno de los derechos por los que se indagó.
Los derechos que tuvieron mayor mención como negados fueron recibir apoyos de programas sociales, la atención médica o medicamentos.
Expresiones de discriminación
La situación de discriminación mayormente declarada en casi todos los grupos de estudio, en este mismo período, le han insultado, burlado o dicho cosas que le molestaran.
Por lo que hace a la Ciudad de México, en ese mismo año de 2017, se llevó a cabo la “Encuesta sobre discriminación en la Ciudad de México”, de ésta se extraen las causas más comunes de discriminación y grupos poblacionales con la percepción más alta de discriminación.
El nivel educativo se coloca como la primera causal de discriminación. Mientras tanto, se mantiene la preferencia u orientación sexual, el color de piel, la pobreza y tener alguna discapacidad, como causas que detonan las conductas discriminatorias, sin embargo, en estos resultados reflejan porcentajes a la baja.

Resulta importante destacar que, aunque las personas indígenas se mantienen en el primer lugar de la percepción de discriminación, hay una reducción del 6.1%; al igual se observa una baja en esta conducta hacia las personas con VIH, adultas mayores y con discapacidad.
Mientras se observa que la discriminación a mujeres aumenta 1.6% y la percepción de discriminación hacia las personas gays y lesbianas persiste prácticamente con el ejercicio que se hiciera anteriormente.
Ante esta lluvia de datos estadísticos y de información se desprende que la discriminación no es un fenómeno que afecte sólo a grupos sociales específicos, sino que vulnera los derechos fundamentales de millones de personas en el país por distintos motivos, demeritando la convivencia social y obstaculizando el desarrollo nacional.

Por tanto, es necesario que los gobiernos de los distintos órdenes y niveles de gobierno sigan encausando sus esfuerzos por educar a su población y darles elementos de valoración para identificar conductas que muchas veces se replican y ven como “normales” por ser, quizás, parte de su “educación” y su entorno; pero que de ninguna manera son aceptables.
Debemos tener claro que toda persona es única e irrepetible. Que nuestra sociedad es un amplio crisol en donde pueden converger, convivir y cohabitar. Porque es en la diferencia en donde hay riqueza. Y que existen más cosas que nos unen de las que nos pudieran separar.
Reconocimiento y respeto a la diversidad hoy más que nunca son necesarios para una convivencia armónica y con paz social.