La “fiesta del futbol” es la fiesta de la violación de los Derechos Humanos. Es evidente que este torneo mundial futbolero es un negocio multimillonario global, lo que es obsceno es que con gran hipocresía hagan abstracción que en Qatar las mujeres viven en un régimen de esclavitud.
El sistema de “guardianes” obliga a las mujeres a pedir permiso a su guardián para absolutamente todas las actividades, como estudiar, trabajar, viajar, manejar un automóvil, usar métodos anticonceptivos, ir a cualquier sitio, y por supuesto no pueden estar solas con otro hombre que no sea su guardián, así sea un empleado o trabajador. En la avalancha de reportajes sobre Qatar, en un esfuerzo de relaciones públicas, hablan de “sus costumbres”, tratando de minimizar el hecho de que las mujeres simplemente tienen negada la autonomía y no son dueñas de su existencia, ni de sus cuerpos. El burka no es “ropas conservadoras”, es la nulificación de la personalidad y la autovaloración de una persona, si los hombres también usaran un burka por lo menos sería igualitario, pero no es así, los hombres gozan de todo tipo de privilegios que las mujeres no tienen.
Las minorías LGBT+ viven en la persecución. La sodomía está penada por la ley con siete años de cárcel. La FIFA espera que se generen con este mundial 6 billones de dólares, motivo suficiente para olvidar que la infidelidad o las relaciones fuera del matrimonio están penadas con siete años de cárcel y latigazos, obviamente en contra de las mujeres, porque si el hombre afirma que ella lo sedujo la credibilidad la tiene él. En caso de que una mujer denuncie una violación, se carea con el hombre y si este afirma que fue consensuado, la culpable es ella y recibe el castigo que por ley le corresponde.
Todos a gritar gol, el circo y el dinero pueden comprar la conciencia mundial, los hombres correteando en shorts y sudando, y las mujeres, aunque pueden votar, le preguntan a su guarían qué elegir. La construcción de los estadios y las instalaciones para el mundial futbolero implicó la contratación de cientos de miles de inmigrantes, y según Human Rights Watch, trabajaron prácticamente en esclavitud, sin derechos laborales, se calcula que murieron 4 mil por las duras condiciones climáticas y las agotadoras jornadas.
En ese lugar y en ese momento deberían de estar los activistas infra inteligentes que vandalizan obras de arte, porque en ese país, olvídense del cuidado del cambio climático, producen el 13% del petróleo que se consume a nivel mundial. Claro, a esa panda de niñatos, ahí si les da miedo las consecuencias de sus payasadas.
El futbol es un negocio y un asunto político, ganar es un arma de propaganda que utilizan los gobiernos, y perder incrementa el pesimismo colectivo. Entre eso y el dinero, los Derechos Humanos son irrelevantes.