El pasado 8 de marzo asistí a la ceremonia de entrega de la presea Sor Juana Inés de la Cruz, lo hice por motivos familiares, mi esposa fue una de las galardonadas. Esta es la vigésima ocasión que se celebra de esta manera el Día Internacional de la Mujer; con esta presea se distingue anualmente a una mujer de cada Facultad, Escuela, Instituto y Centro de Estudios de la UNAM, este año fueron 83 las premiadas. La selección de las candidatas a la presea, se inicia con la propuesta de un grupo de mujeres que selecciona a una de las que ellas consideran debe ser premiada, los requisitos están marcados por haberse distinguido en la investigación, la docencia y la difusión de la cultura. Las propuestas son recibidas por el Consejo Universitario, que hace un primer filtro y en caso de ser aprobatorio, es enviado para su análisis y decisión de un Comité especial del propio Consejo que está formado por mujeres.
La ceremonia resultó muy particular, porque se desarrolló en un ambiente afectuoso, pero muy formal y sobrio. Lo primero que llamaba la atención es la conformación del presídium, había 21 sitiales en dos filas, estaban seis mujeres que son parte de la Junta de Gobierno de la Universidad Nacional Autónoma de México, y en el resto de los sitios estaban mujeres que encabezan Facultades, Escuelas, Institutos y una de las premiadas en representación de todas sus demás compañeras. Por supuesto al centro estaba encabezando la ceremonia el Dr. Enrique Graue Wichers, rector de la UNAM. Fueron pasando una a una las merecedoras de la presea, y el rector les fue entregando un diploma y una medalla que las mencionaba y distinguía con la presea Sor Juana Inés de la Cruz.
Al terminar tomo la palabra la galardonada la historiadora Patricia Galeana Herrera, que representaba a todas las premiadas. Dio un mensaje muy elegante, en el que hacía reclamos muy importantes por la desigualdad de la mujer, mencionando que en el plano salarial se mantiene una gran brecha entre las percepciones de los hombres y las mujeres. Hizo notar la persistencia de las diferentes formas de acoso que las mujeres sufren y resaltó la barbaridad que acontece día con día con los feminicidios (10 a 11 cotidianamente) y mencionó lo indispensable que es establecer un mejor sistema de procuración de justicia y judicial. Ella es la fundadora y directora del Museo de la Mujer y señaló que es fundamental continuar trabajando para generar una cultura de paz e igualdad sustantiva entre hombres y mujeres. Terminó mencionando una frase de Norberto Bobbio “el mejor termómetro para medir el grado de civilización de los pueblos es ver la situación de las mujeres”.
El mensaje oficial estuvo a cargo de la coordinadora de humanidades Guadalupe Valencia García, quien de manera muy brillante expresó mensajes fundamentales, lo hizo de manera que al mismo tiempo que se dirigía a los presentes lo hacía a Sor Juana, comentó que en la UNAM se defiende el derecho a pensar diferente y entre otras cosas a defender la autonomía universitaria, única forma en que se puede garantizar su propia libertad. Dirigiéndose a Juana de Asbaje dijo como la UNAM se ha convertido en el convento donde muchas mujeres han establecido una trinchera en la batalla de las ideas y la búsqueda de coincidencias en vocaciones, sensibilidades y pensamientos, luchando para que se siempre sea así; en el mismo momento estableció el compromiso de reproducir y transmitir el conocimiento, por cierto que resaltó la obligación que en estos comunicados es un compromiso ineludible de dar crédito a las ideas de los otros. Recordó a las mujeres que no pudieron ingresar a la universidad o quienes lograron estudiar, trabajar e investigar, disfrazadas de hombres. Comentando que en mucho las mujeres de hoy les deben a esas mujeres por su esfuerzo. Estableció la obligación de todas para mantenerse erguidas y con la cabeza en alto. Por último reconoció la lucha de las mujeres que han dado la batalla en los últimos años por que, sin razón, se les discrimina, violenta, daña o mata.
El Dr. Graue, prudente y elegantemente no hizo uso de la palabra. Una ceremonia, sentida, formal, emocionalmente intensa.
Voy a insistir en la conformación del presídium de la ceremonia, estaban al centro seis distinguidas mujeres que forman parte de la Junta de Gobierno de la UNAM, en realidad son siete, la junta es uno de los máximos órganos de gobierno de la UNAM; está conformada por 13 distinguidos académicos, los que quiere decir que las mujeres son mayoría. Con poco que revise la currícula, le queda a uno claro que su presencia no está fundamentada en una política de cuotas, si no se debe absolutamente a sus méritos. En la Mesa de Honor estaban también, la coordinadora de Difusión Cultural, de Igualdad de Género, la directora del Instituto de Miología. La directora del Instituto de Matemáticas, de Ciencias aplicadas y Tecnología, de Investigaciones Jurídicas, de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación. También las titulares de la Escuela nacional Preparatoria, de Enfermería y Obstetricia, y de Ciencias Forenses, así como la directora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género. Con esto queda claro que la gestión y gobierno de la UNAM descansa en gran parte en las mujeres.
En la Facultad de Medicina los cambios hacia la igualdad entre hombres y mujeres se ha venido gestando desde hace años y en este momento la matrícula tanto en el pregrado como en el posgrado está conformada mayoritariamente por mujeres. La Secretaría General de la Facultad es mujer, la Dra. Irene Durante, la División de Investigación está a cargo de la Dra. Paz María Salazar y la División de Estudios de Posgrado de la Dra. Teresita Corona; la titular de la Secretaría de Enseñanza Clínica, Internado y Servicio Social es la Dra. Ana Elena Limón, la Dra. Guadalupe Sánchez Bringas es la titular de la Coordinación de Ciencias Básicas de la Licenciatura de Médico Cirujano, la Secretaría de Servicios Escolares está a cargo de la Dra. María de los Ángeles Fernández y la Lic. Karen Corona es la coordinadora de Comunicación Social. Creo que por primera vez la Facultad tiene una Decana. Con esto se muestra como la participación de las mujeres es muy importante.
En cuanto a la igualdad salarial debo hacer notar que desde hace mucho tiempo (más de 50 años) los hombres y las mujeres perciben los mismos honorarios al ser contratados, especialmente en el sistema de salud público y quizá desde hace menos tiempo, pero también 30 años o más en el privado.
Las organizaciones internacionales han establecido que los cambios para lograr una igualdad entre las mujeres y los hombres tardaran más de 100 años, yo espero, viendo lo que va sucediendo en la UNAM y en la medicina, que estén equivocados y suceda mucho antes.
Hermosa tu editorial gracias Dr Ramiro