Democracia y verdad tienen en el periodismo una vía sólida para profundizar en los asuntos públicos que al mismo tiempo permita a los ciudadanos disponer de información de calidad, para definir su participación y la toma de decisiones.
El trabajo periodístico de investigación es pieza fundamental en el Estado y en la construcción de ciudadanía, cuando proporciona contenido de valor que refleje la diversidad social y no presenta el mundo en forma esquemática, entre buenos y malos.
La creciente cantidad de información generan ruido y confusión, mucha de ella deliberadamente creada como fake news. Es el trabajo profesional el que crea una sociedad informada que puede distinguir y elegir.
La actividad de los comunicadores ha cobrado relevancia en los últimos años por las agresiones y los homicidios en su contra. Desafortunadamente la violencia que han sufrido ha sido el foco de la atención pública, aunque su labor tiene muchas aristas por atender para mejorar su trabajo.
En los últimos años los periodistas del país se han solidarizado con las víctimas y se han manifestado con la exigencia de poner fin a amenazas y violencia, para tener un ambiente sano para su labor de investigación.
La violencia en su contra busca limitar la libertad de expresión y por lo tanto entronizar a la impunidad. Proviene de grupos delictivos organizados y en ocasiones de autoridades, sobre todo municipales, o de caciques locales, que no toleran la crítica.
El Mecanismo para la Protección de Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas adscrito a la Secretaría de Gobernación, es un instrumento de la política pública ante el clima de violencia que enfrenta el país. Y con la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión (FEADLE), tienen el gran reto de dar protección y vencer la impunidad.
Durante 2021 siete periodistas perdieron la vida, y en este inicio de año suman cuatro. El más reciente el 31 de enero, en Zitácuaro, Michoacán, donde fue victimado Roberto Toledo, de quien se dijo en las primeras informaciones que había sufrido amenazas y que también se desempeñaba en un despacho de abogados.
La violencia en contra de este sector de profesionales no es nueva, pero ello no resta gravedad al tema. Me solidarizo con las familias de los comunicadores victimados, con los medios para los que trabajaban y reivindico su causa profesional como un bien social que hay que proteger.
La libertad de expresión está amenazada, y la búsqueda de la verdad no puede ser reducida.
En diferentes esferas, como la academia, la investigación, el periodismo, el activismo social, y a través de muchos ciudadanos que tienen participación activa en la vida social, se busca la verdad en los temas de la actividad del sector público y privado. Estos actores propician condiciones de democracia mediante sus hallazgos y denuncias.
Mientras la atención al periodismo siga en la violencia que se ejerce en su contra, no se podrá ir a otros flancos de vulnerabilidad, relacionados con los bajos ingresos, capacitación, profesionalización y defensa de sus jornadas de trabajo, todo ello que los expone en su trabajo, tratándose de un sector relevante por su papel social.
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