Personas decentes, es la más reciente novela de Leonardo Padura. Es una novela policíaca que se inscribe en la Serie de Mario Conde. El autor utiliza nuevamente a su inspector estrella; porque con la visita de Obama y el concierto de los Rolling Stones, se encuentra desbordada y sucede una serie de crímenes muy cruentos y escandalosos. Quizá con tintes políticos. La novela se desarrolla en el 2016, Padura se concede la licencia de reunir la visita de un presidente americano en muchos años y el concierto de los Rolling como una licencia literaria para acentuar ciertas situaciones.
Conde es un sexagenario avanzado, que sigue ganándose la vida de las maneras más diversas y excéntricas, no ha trabajado como policía por más de 20 años; ahora trabaja como un guardia de seguridad especial, en uno de los nuevos locales de fiesta que se han venido abriendo en la Habana, se dedica especialmente a que no se consuman ni distribuyan drogas en el restaurante, que se puede llegar a convertir en boîte, lo ha contratado un viejo amigo y le paga muy bien por solo unas horas de trabajo nocturno. Cuando está muy a gusto, aunque relativamente triste, porque Tamara su novia de toda la vida, amenaza con irse a Italia a visitar a su hijo y a su nieto. De todas maneras, goza de una cierta tranquilidad que le brinda un buen trabajo y cierta estabilidad económica. En esas estaba cuando sus antiguos compañeros, que ahora son jefes en la policía, lo buscan para intentar resolver dos crímenes muy aparatosos, acontecidos en un antiguo personaje muy poderoso en otra época y en su yerno o ex yerno según se vea.
El primer asesinato sucede en un edificio de lujo de los muy pocos que hay en la Habana, el fallecido es un antiguo censor de la etapa de revisión de la Revolución Cubana, en esta etapa se persigue a todos los enemigos o posibles enemigos de la revolución; el muerto había sido uno de los censores de los artistas, él en especial se encargaba de calificar las obras de arte y los artistas y juzgar si su trabajo era revolucionario o antirrevolucionario. El occiso se fue apoderando de muchas de las obras de los perseguidos que sacaba de Cuba y las vendía en Miami, porque muchos de los perseguidos se han vuelto muy famosos, los autores han muerto o desaparecido, producto de la represión purificadora de la revolución. Sacaba las obras de Cuba con su yerno que después fue ex yerno pero siguieron trabajando juntos. Esto les ha permitido sostener un nivel de vida muy elevado especialmente para los estándares cubanos: vive en un edificio muy lujosos, accede a comida fácilmente, puede pagar servicio de una mucama que lo atiende, se paga caprichos sofisticados como servidores sexuales de ambos sexos. Aparece muerto en su departamento, de una manera muy cruenta, golpeado en la cabeza, pero además le seccionan los genitales y le quitan dos dedos; además desaparecen varios cuadros que tenía colgados y que parece que tenían un gran valor.
Unos días después aparece muerto el ex poso de su hija, que no se sabía que estaba en Cuba, es también mutilado. Ante los acontecimientos diplomáticos y artísticos que pronto sucederán en la isla, los asesinatos causan mucho revuelo y casi escandalo. Nuestro amigo Conde empieza con las investigaciones, con muchas dificultades, porque las pistas se confunden y las tramas se entrelazan de manera muy complicada.
Padura utiliza como contrapunto de su novela una trama policiaca que sucede a principios del siglo XX, que nos muestra como desde los inicios del periodo republicano, la prostitución, el contrabando y los negocios turbios forman parte fundamental de la vida cubana, durante la lectura no entendemos de esta segunda historia; aunque al final se terminan entrecruzando.
La visita de Obama sucede y Conde insiste en que no tendrá ninguna repercusión, a pesar de las esperanzas de muchos cubanos, entre ellos su novia y su grupo de amigos. Conde reniega del concierto de los Rolling, porque aduce que, si no los pudo ver en su momento, cuando era joven, y tenían que conseguir su música de manera ilegal y escucharla a escondidas –ya que eran considerados como antirrevolucionarios–, ahora no tenía sentido. Les promete que asistirá con ellos, pero al final encuentra pretexto para no asistir, por motivos de trabajo; por supuesto van su novia y su amigo El Flaco, que ya no es flaco si no gordo, que está parapléjico por una herida de guerra en Angola, y que sobrevive de las limosnas de los amigos y el trabajo de su madre anciana, porque no tiene pensión alguna.
La trama se va desenvolviendo y al final Conde logra desatarla con su habilidad de siempre y de manera inesperada descubre a los asesinos, que son varios, todos represaliados por el gobierno revolucionario. Una gran novela policíaca, que además es absolutamente costumbrista, porque nos muestra la vida trágica de Cuba, a principios de siglo y después de 1959 hasta la fecha.
No nos queda claro cómo Leonardo Padura puede escribir y escribe de manera tan crítica, describiendo de manera tan cruenta las tragedias de la vida cubana, del día a día, las miserias, la pobreza, el sometimiento a la que los ciudadanos han sido sometidos a lo largo de tantos años. Cabrera Infante después de haber sido simpatizante del gobierno castrista e incluso funcionario del gobierno, fue ministro de Cultura, como sabemos cabrera Infante además de ser un gran escritor era cineasta, hizo un corto que mostraba la vida nocturna de La Habana, fue acusado de burgués y se empezaron a criticar sus obras literarias, pudo escapar y se estableció a Londres hasta su muerte; Reynaldo Arenas y Lezama Lima fueron condenados al ostracismo por sus preferencias sexuales, por más que ahora se haya autorizado el matrimonio entre personas del mismo sexo, aunque no existen aun elecciones, hay un sólo partido político y las manifestaciones, escasas y aisladas, son fuertemente reprimidas y castigadas.
A mí me parece que regreso a Ítaca de Padura es una película más crítica que el cortometraje de Cabrera Infante y cualquiera de las obras de la Serie Conde tiene más censura y reproche de la vida cubana que Tres tristes tigres. Sin embargo Padura vive en Cuba, sale cuando quiere, regresa cuando desea, recibe premios y distinciones en el extranjero, que son bien recibidas por la dictadura cubana; aunque al parecer su obra no puede ser leída en Cuba.
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