Desde hace muchos ayeres se ha venido discutiendo el tema eléctrico, donde la Comisión Federal de Electricidad se enfrenta a una severa problemática, por lo que se refiere a la producción del fluido por particulares.
En efecto, la iniciativa privada ha ingresado al negocio de la electricidad a través del método eólico, esto es, que se obtiene del viento aprovechando las masas de aire. El término proviene del latín aeolicus, perteneciente o relativo a Eolo, Dios de los vientos en la mitología griega. (Wikipedia, Energía Eólica).
La energía eólica es un recurso abundante, renovable y limpio que ayuda a disminuir la emisión de gases de efecto invernadero, al reemplazar las fuentes a base de combustibles fósiles, además de favorecer en el impacto ambiental. Hoy en día es una de las técnicas más utilizada y que mayor desarrollo ha logrado en las últimas décadas.
La primera y más inmediata forma de aprovechamiento del viento fue la aplicada a la navegación, en el milenio IV o V a.C.
Los molinos de viento se utilizaron en Europa en la Edad Media, comenzando a extenderse por Grecia, Italia y Francia. En 1724 Leopold Jacob proyecta un molino de ocho palas que mueve una bomba de pistón. Más de cien años después, en 1883 aparece el pequeño multipala americano, diseñado por Steward Perry. Este molino de unos 3 metros de diámetro ha sido el más vendido de la historia y fue el precursor de los actuales aerogeneradores.
En 1910 Dinamarca tenía instalada una potencia eólica de 200 MW. Poco después, en los años 20, se empiezan a aplicar a los rotores los perfiles aerodinámicos que se habían diseñado para las alas y hélices de aviones. En 1927 el holandés A.J. Dekker construye el primer rotor, provisto de palas con sección aerodinámica y capaz de alcanzar velocidades en punta de pala de hasta cinco veces superiores a las del viento incidente; sin embargo estos debían funcionar con gran rapidez para conseguir buen rendimiento, pero también se demostró que cuanto mayor era el ritmo de rotación, menor importancia tenía el número de palas. Estos avances permitieron que los aerogeneradores instalados a finales de 1991 superarán los 21,000, según datos de la Agencia Internacional de la Energía, con un total de potencia de 2.200 MW, equivalente a dos centrales nucleares de gran potencia, y de los cuales la mitad estaban instalados en los parques eólicos de California. (Premium Energía, Historia de la energía eólica).
Cabe resaltar que este sistema se considera sumamente limpio, ya que no produce efectos nocivos en los elementos naturales que pueden sufrir deterioro; la obtención de electricidad mediante gas o diésel realmente provoca una exagerada contaminación, es así como de manera grata la creación por el método eólico es fuertemente reconocida y, se ha intensificado en todo el mundo.
Lamentablemente, en México hay una actitud inexplicable contra esta fundamental forma de crear electricidad. Nuestro país tiene el clima perfecto y las zonas adecuadas para implementar los molinos de viento; sin embargo, la realidad es que para dicho proyecto se ha presentado una misteriosa obstrucción por parte de la Comisión Federal de Electricidad, siendo así que no sólo han puesto obstáculos, también impusieron tarifas excesivas y abusivas, con la evidente intensión de disuadir a la iniciativa privada en tan importante objetivo.
El Departamento de Estado en los Estados Unidos invitó al gobierno mexicano a propiciar un ambiente de libre inversión, en el ámbito de la energía eléctrica y, donde Julie Chung, Subsecretaria de dicho Departamento, criticó que en México no exista apertura para impulsar el aprovechamiento eólico y ha considerado que ahora que se discuten reformas legislativas es conveniente que la iniciativa privada tome un papel preponderante mediante un sano régimen de transparencia y, se quite la idea de que México es enemigo de la producción limpia de energías.
Es innegable que los inversionistas han buscado el respaldo de los norteamericanos para estimular instituciones financieras como la calificadora MOODY, para que presione a la Comisión Federal de Electricidad y acepte la apertura a la iniciativa privada. Ciertamente la CFE se maneja en el mundo financiero, mantiene créditos relevantes y le perjudicaría severamente el seguir manteniendo la imagen de oposición a la producción de energía limpia, este renglón bajo ningún concepto debe descuidarse. Mantener la política del absolutismo e imponer de manera estricta un sistema estadista de control rígido, no resulta viable, más aun cuando se ha comprobado que el consumo eléctrico se incrementa día a día impactantemente y, necesitamos mayor cantidad de kilowatts para satisfacer la industria nacional.
Preocupa que en los cambios legislativos puedan de manera equivocada atentar contra el sector privado que ha invertido y desea intensificarse, lo que traería como consecuencia la baja de las tarifas eléctricas.
Un papel importante en esta conflictiva la tendrá la Comisión Reguladora de Energía, la cual debe de mantener una actitud coherente y positiva, nada deseable es que pretenda mantener un monopolio de la Comisión Federal de Electricidad. Tengamos presente que esta última con el pretexto de bajar las tarifas eléctricas, está fomentando un monopolio de estado, situación a todas luces inadecuada, más aún en estos tiempos en que el mercado libre y la globalización exigen una actitud de apertura que asegure a la población precios racionables.
En síntesis, no al monopolio de la Comisión Federal de Electricidad. Sí a la participación de la iniciativa privada en la producción eólica.
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