Septiembre es un mes especial para los mexicanos no sólo por la celebración de sus valores patrios, sino por la solidaridad con la que sus habitantes han resistido los embates de la naturaleza. Inundaciones, desgajamiento de cerros, actividad volcánica, sismos que aunado a la pandemia actual del COVID-19, nos colocan ante el desafío de replantear hacia dónde deseamos orientar el desarrollo de la Ciudad de México desde una perspectiva de prevención y resiliencia.
Los sismos de 1985 y 2017 han dejado patente la capacidad de organización de nuestra gente para salir adelante. Hoy como habitantes de esta urbe somos dueños de una cultura de Protección Civil que nos facilita la organización solidaria para prevenir y actuar de manera inmediata ante cualquier tragedia derivada de los fenómenos naturales para auxiliar a los afectados.
La Protección Civil por decreto presidencial se conmemora el 19 de septiembre como “El día Nacional de Protección Civil”; en la CDMX existe un Fideicomiso que se integra con los recursos presupuestales remanentes de los cuales se destinará como mínimo el equivalente a 30% del total.


De acuerdo a la importancia que tiene la Protección Civil en la vida de nuestros habitantes, debe destinarse, al fideicomiso, un porcentaje inicial del presupuesto y no remanentes de éste para atender de forma eficaz y expedita, las necesidades de la población afectada.
Entre las asignaturas pendientes para la nueva legislatura en el Congreso local, se encuentra dotar de mayores recursos financieros al cuidado y protección de los habitantes. La discusión y aprobación del Paquete Económico para el próximo año tendrá que reflejar esta preocupación y traducirse en acciones que garanticen la seguridad.
Existen temas en los que podemos discrepar al tener diferencias de opiniones, todas válidas; pero temas como el que nos ocupa, debe unirnos sin distingo de partidos. No podemos olvidar a las familias que esperan la reconstrucción de sus hogares.
¡Construyamos juntos, una verdadera Cultura de Prevención!