¡No es tema de tolerar, sino de reconocer!
El pasado 28 de junio se conmemoró el 52° aniversario del Día Internacional del Orgullo LGBTTT+ y México no fue la excepción.
Sin embargo, muchos desconocen el porqué se conmemora esta fecha y su significado, más allá de un colorido desfile o celebración como lo reducen algunos.
El 28 de junio año 1969, en el bar Stonewall Inn, en Nueva York, donde se reunía la comunidad homosexual, la policía reprimió ferozmente a quienes se encontraban allí y arrestó a varios de ellos.
En medio de la razzia, un grupo de travestis, lesbianas y gays enfrentaron el embate. La revuelta implicó una fuerte organización para resistir y dejó como resultado decenas de personas heridas y detenidas.
El colectivo gay respondió con una serie de manifestaciones que derivaron en incidentes violentos. En la historia del movimiento homosexual en Estados Unidos, este episodio señala el momento en que los gays empezaron a luchar contra todo un sistema, legal, policial y social, que les perseguía. De tal forma que este triste y lamentable episodio originó la lucha por los derechos de este grupo social.

De esta forma, la comunidad gay se hizo “visible” en cuanto a una agenda pública para que sus necesidades y reclamos fuesen atendidos y que la diversidad sexual fuera respetada por las autoridades.
Es relevante mencionar que durante las décadas de los 50 y 60 en Estados Unidos, los gays y lesbianas debían enfrentar un sistema legal que era mucho más hostil con los homosexuales que en muchos otros países; de hecho, excepto Illinois, todos los estados penalizaban el sexo homosexual consentido entre adultos en el ámbito privado.
La castración, la terapia con medicamentos, de electroshock, hipnosis y hasta lobotomías, eran usadas por los psiquiatras para intentar “curar” a los homosexuales de sus deseos.
Prácticas abominables que son contrarias a los derechos humanos. Cabe recordar con especial énfasis que el ser humano por el hecho de serlo tiene una serie de derechos que le son inherentes. Como son el derecho a la igualdad y a la no discriminación, por ejemplo, en 1990, la Organización Mundial de la Salud desclasificó la homosexualidad como una enfermedad (no hace mucho tiempo).

No obstante lo señalado líneas arriba, deben destacarse de nuestro país vecino las históricas sentencias de la Corte Suprema que, en los últimos años, han anulado leyes regresivas.
En México y concretamente en la Ciudad de México que se ha distinguido por ser un espacio de libertades y progresista, hace casi un año se creó el tipo penal que sanciona a quienes impartan u obliguen a otros a recibir las mal llamadas “Terapias de conversión”, cuyo término más exacto es el de Esfuerzos para Corregir la Orientación Sexual e Identidad de Género (ECOSIG). Y son aquellas sesiones psicológicas, psiquiátricas, métodos o tratamientos que tenga por objeto anular, obstaculizar, modificar o menoscabar la expresión o identidad de género así como la orientación sexual de la persona en las que se emplea violencia física, moral o psicoemocional.
El Congreso capitalino consideró que este tipo de “tratamientos” resultaban crueles, inhumanos o degradantes que atentan contra la dignidad humana, ya que engloban maltrato físico, privación de la libertad, violencia económica y hasta violaciones grupales con el pretexto de “curar” a gays, lesbianas o personas, de su “sexualidad o identidad de género”.
Sin embargo, desafortunadamente, los crímenes por odio y homofobia continúan en todas partes del mundo, que en mucho son basados en el desconocimiento (ignorancia), en estereotipos, entre otros.

Por tanto, es necesaria la lucha por los derechos de este grupo pero, sobre todo, por alcanzar una cultura de reconocimiento y respeto a las expresiones, preferencias, orientaciones, identidades sexuales y de género de cualquier persona; así como la inclusión, promoción y defensa, es una lucha constante y permanente.
Sirvan estas líneas para reconocer a las personas integrantes de la comunidad LGBTQI+ y sus organizaciones, su capacidad de resiliencia y seguir adelante con sus legítimas demandas y convicciones.
Como corolario, citaré las palabras de Martin Luther King: “Hemos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces: pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir como hermanos”.