En continuación de mi artículo anterior “La defensa del INE y del TRIFE: Toca el turno a los jóvenes de México”, me importa complementar la información para nuestra juventud, con el propósito de que se decida a evitar que el actual gobierno nos imponga nuevamente la “Dictadura Perfecta”, según Vargas Llosa calificó al monopolio PRIísta que nos gobernó durante casi 70 años. Ello es previsible puesto que las cabezas del movimiento de MORENA son algunas de las mismas personas que formaron parte de dicho monopolio y se han propuesto reinstaurarlo. Hay que recordar que en aquellas épocas Televisa jugó un papel fundamental controlando y manipulando la información en favor del régimen y fue así como la población prácticamente no se enteró de lo sucedido con motivo de la matanza de Tlatelolco en 1968, sino hasta varios años después. Ello es de lo poco que no podría volver a reimplantarse gracias a la prensa libre y a las redes sociales que están fuera del control presidencial y de sus huestes.
La centralización del poder sexenal en un solo hombre, en el Presidente de la República, que controlaba no solo el Poder Ejecutivo, sino también el Poder Legislativo y el Poder Judicial, permitió que José López Portillo, tal como lo confesó en sus biografías, nacionalizara la banca, por decisión de él solo, tomada mientras veleaba con sus nietos en el océano. También con ese motivo padecimos una de las peores indignidades de nuestra Suprema Corte de Justicia, cuando su presidente le declaró a Jacobo Zabludovsky, el principal periodista del canal de las estrellas, el mismo día en que los banqueros presentaron su amparo ante la Corte en contra del decreto de expropiación bancaria, que ellos no tenían ninguna oportunidad de ganar dicho amparo, puesto que se trataba de un hecho consumado. Imagínese el lector el ridículo que significó que uno de los jueces de más alto rango del país haya dado su veredicto antes de haber iniciado el procedimiento.
Así mismo hay que recordar el sistema del “dedazo” por el cual el presidente en turno decidía quién habría de sucederlo en la presidencia de la República, el cual una vez designado era apoyado por prácticamente todas las fuerzas políticas del país, para lo cual eran utilizados todos los recursos del PRI-Gobierno, entidades que actuaban como un mismo ente. Era común entonces ver que al candidato ungido se le transportara, por ejemplo, en helicópteros de Pemex, lo mismo que en aviones de la Secretaría de la Defensa Nacional y que se pusiera propaganda suya en instituciones públicas, entre muchas otras atrocidades. La compra de votos también era común mediante la entrega de dádivas, especialmente a los sectores más pauperizados del país, a quienes se les solía entregar costales de cemento o fertilizantes, entre otros diversos productos, a condición de que asistieran puntualmente a las marchas “populares” de apoyo al candidato presidencial y de que acudieran a votar en varias casillas en las que ostensiblemente y sin ningún rubor las autoridades electorales que eran funcionarios del PRI y del Gobierno les pasaban lista. Al que no acudía no se le otorgaban, por ejemplo, créditos de entidades públicas a los que legítimamente tenían derecho.

Otra ignominia que padecíamos los mexicanos de entonces era la práctica generalizada de quienes detentaban el poder y de sus amigos, de contar con “charolas”, que eran unas placas impresas con logotipos del PRI, de los Poderes de la Unión y demás instituciones gubernamentales, que acreditaban a su portador, fuera cierto o no, como miembro de alguna de dichas dependencias, con lo cual tenían la libertad de entrar a espacios a los que el común de los ciudadanos no podían ingresar, estacionarse en lugares prohibidos y pasarse los altos sin ningún castigo, entre otras atrocidades. Esos amigos del “sistema” también se beneficiaban de prebendas que debían corresponder solamente a funcionarios públicos, tales como la adquisición de vehículos con descuentos gubernamentales, o el acceso a tiendas de descuento como las de la Sedena, etc., abusos que eran socialmente aceptados sin la conciencia clara de que era algo indebido e ilegal.
También era común que las organizaciones gremiales, especialmente de trabajadores y campesinos, acudieran a las marchas y a las rondas de votación en las que sus miembros eran transportados (en verdad acarreados) en camiones proveídos por el PRI–Gobierno y recibían su pago en dinero y en especie (tortas y chaparritas). Pero no solo estos sectores desfavorecidos se alineaban al gobierno, sino también los empresarios y así era común ver a dirigentes empresariales, a ricos financieros y aún a banqueros presentes en los actos de apoyo al candidato del régimen. La humillación de estos últimos era común verla con nombres y apellidos en desplegados publicados en los periódicos para mostrar su apoyo al régimen, con la esperanza de que con dicha degradación sus empresas y sus intereses quedarían protegidos.
Por fortuna en algunos casos excepcionales, tal como sucede en las peores mafias, también en aquella había traiciones mortales, como la realizada por López Portillo en contra de los banqueros, cuya humillación al apoyar al régimen no les alcanzó para mantener su oligopolio.
Estimados jóvenes de México: si no se deciden a enfrentar con valor el terrible riesgo que enfrentamos, que sea reimplantada la “Dictadura Perfecta” pero ahora rellenada y perfeccionada, muy posiblemente habrán de padecer algunos horrores que sus mayores y antepasados ya vivimos. La muestra de lo que puede suceder ya está clara.
El Presidente ya mostró a sus “corcholatas”, entre las cuales él y solo él escogerá una, ya tomó control de la Cámara de Diputados y de la Cámara de Senadores que le permite modificar las leyes a su antojo, ya tronó al ministro Medina Mora para imponer en la Corte a miembros de su movimiento, ya institucionalizó el clientelismo y la compra de votos mediante las entregas directas de nuestros impuestos, en dinero y en especie (tarjetas del bienestar), ya no solo a los más pobres sino también a las clases medias y altas, ya dio muestras de la utilización de los recursos públicos en favor de su movimiento, ya vimos propaganda suya en el metro y en los autobuses del servicio público, ya volvimos a ver el pase de lista de asistencia en las marchas y en las elecciones y también volvimos a ver a los líderes sindicales de la mano de los titulares de las cúpulas empresariales caminando en torno del líder único.
Les falta tronar al INE, esa institución integrada por nosotros ciudadanos que ha permitido durante las últimas tres décadas elecciones libres y el acceso pacífico al poder de todas las fuerzas políticas del país. Sin un INE independiente perdemos el país. La solución es clara: los defensores de la democracia, de izquierda, centro y derecha nos tenemos que unir para echar del poder por la vía pacífica y democrática al régimen que tanto daño nos ha causado. Los jóvenes que son la mayoría tendrán la última palabra.
El contenido presentado en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no necesariamente representa la opinión del grupo editorial de Voces México.
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¡Qué barbaridad Toño!
Esta, SOLO, es una pequeña muestra de los abusos del poder, ya añejos, que este gobierno pretende retomar para instaurar la “Dictadura Perversa” en que promete transformar nuestra democracia. Pero, será que ¿los mexicanos no aprendemos de nuestros errores y/o logros?
Desafortunadamente muy cierto todo y en grave peligra de repetir, ojalá los jóvenes se den cuenta!
Gran relatoria historica que evidencia el escenario al que nos retrocede morena y el grave riesgo de que nos de el golpe mortal ad|||ue|ñandose del INE
Gracias Toño, aunque no me parezca el mejor sistema, estoy completamente de acuerdo contigo! Besos