Wendy Sherman, vicesecretaria de Estados Unidos, encabezará la delegación del país norteamericano en las conversaciones del próximo 10 de enero 2022, de acuerdo a datos filtrados a la prensa, que para a mi parecer es un avance en la ruta crítica de gestión de la paz internacional. Esto lo traigo a colación debido a la comunicación telefónica de este jueves 30 de diciembre entre los dignatarios de las dos principales fuerzas hegemónicas contemporáneas contrapuestas: Estados Unidos y Rusia, Joe Biden y Vladimir Putin,y digo contrapuestas porque pareciera que a China con su “dirigencia del pueblo” le interesa más resolver sus asuntos “cercanos”, que “expandir” sus tentáculos a menos de “recibir invitaciones” a geografías nacionales en nuestro planeta Tierra.
Respecto a los diálogos de esta semana, cumbre de la Natividad, considero que a pesar de las discrepancias ideológicas lo que debe primar es una humanidad tolerante. Bajo mi humilde punto de vista, si es verdad que la búsqueda de consensos es una “necesidad” en la gestión de una comunidad humana democrática, no es menos cierto que los sesgos en la instalación de esos diálogos deben basarse en la solidaridad y empatía que pregonó Jesucristo.

Personalmente, este 24 de diciembre estuve “más cerca que nunca” del sufrimiento de seres humanos que han sido desechados por el sistema; “Expendables”, tomo la frase con base al legado del antropólogo estadounidense Gerhard Lenski, estudioso de la sociología de las religiones, generado “en su momento” sobre la geografía judía en tiempos del nazareno, lo cual nos da pautas para “repensar” la humanidad continuamente.
Ahora bien, lo que quiero destacar en este artículo es que no hay una humanidad sostenible en ningún asunto mientras se manejan lógicas acotadas de nuestra realidad. Un ejemplo claro de este 2021 es que las autoridades “gringas” después de dos décadas de “ocupación” en tierra afgana se “retiraron”, y los “administradores” de la federación rusa han reconocido “tibiamente” a los talibanes como gestores apropiados de esa geografía en la lucha global contra el terrorismo.
No cabe duda de que este tiempo de Navidad –observado o no según las propias creencias estatales y particulares de nuestro planeta– debe servir como parte aguas en la consolidación de herramientas éticas urgentes para “salvar a la humanidad”, como la solidaridad, empatía y el “desprenderse” de nuestras propias ambiciones para “ceder” espacios al que viene siendo marginado por nuestras sociedades, y creo que de esa forma desactivaríamos las diversas manifestaciones de violencia social. El encuentro y comprensión del propio ser de nuestros interlocutores es básico para gestionar un mundo radicalmente diferente. Y esto lo entienden ahora más civilizadamente Biden y Putin.

A mediados del siglo pasado sin lugar a dudas había una “violenta bestialidad” mediante la cual se buscaba imponer una ideología sobre la lectura del mundo. Hoy, gracias a Dios, pienso que no es así.
En definitiva, retomo la célebre frase de Benito Juárez en 1867, “El respeto al derecho ajeno es la paz”. Si no hay un diálogo intercultural y respetuoso, no se puede avanzar en comunidad y mucho menos en humanidad.
Posdata: Me parece que estas reuniones en “doble vía”–Estados Unidos y Rusia–deben motivar una “reflexión profunda” de los distintos miembros permanentes o no del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, en tanto es un subliminal indicativo de que estas dos potencias “maniobran” a su antojo en la gestión de las posibilidades de “instalar” sus “propias democracias locales bajo las particulares imposiciones ideológicas”. Inevitablemente eso perpetúa la degradación de “el otro”, que no tiene posibilidades de hacer valer su voz en los diversos estrados de izquierda o derecha.