Eclipse diplomático en tierra americana
Manfredo Martínez

Sociedades del Siglo XXI

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María Pía Taracena Gout cree que “una cosa es pronunciarse y otra es ya mandar a los militares meterse arbitrariamente a una Embajada, porque la Embajada es territorio mexicano y llevarse al solicitante de asilo, eso agrava todavía más la crisis”.

Lectura: ( Palabras)

La noche del viernes 5 de abril la tranquilidad en la legación diplomática mexicana en Quito, Ecuador fue notablemente interrumpida cuando agentes de seguridad del país suramericano por órdenes del presidente ecuatoriano Daniel Noboa irrumpieron violentamente en la sede del país azteca, para capturar por causas de corrupción al acusado expresidente Jorge Glas.

El detonante fue que unas horas después México decidió romper relaciones diplomáticas para después acusar al país andino ante la Corte Internacional de Justicia “por violaciones al derecho internacional”. Y es que, la Convención de Viena sobre las Relaciones Diplomáticas signada en 1961 y entrada en vigor tres años después, en su artículo 22 establece que las embajadas son territorios de soberanía nacional e inviolables.

En un principio se antoja inaudito este comportamiento a través de la “fuerza bruta” por parte de las autoridades del Ecuador, porque se debió sopesar todas las posibilidades diplomáticas que había para “hacerse” con el señor Jorge Glas sin alterar las relaciones vigentes hasta entonces entre ambos países.

En ese sentido, pareciese que realidades como la aquí analizada se gestionan a partir de un “choque de ideologías”-Andrés Manuel López Obrador (AMLO) de tendencia izquierdista y Daniel Noboa derechista-, resultando evidente que se anteponen sentimientos emotivos antes que los racionales lo cual impacta en la “armonía” que debe prevalecer ciertamente en las relaciones Inter países. 

Y es en estos eventos cuando afloran las interpretaciones utilitarias pues según el régimen ecuatoriano Jorge Glas es un delincuente antes que un asilado político, en tanto que desde el gobierno mexicano se acusó la forma en cómo se actuó.

De manera tal que, debería cuestionarse entonces sobre la calidad o cantidad de gestiones diplomáticas que realizó el gobierno ecuatoriano para dar con el ex funcionario correista si desde diciembre se refugió en la embajada mexicana y se le detiene meses después.

De acuerdo con declaraciones de prensa, la internacionalista de la Universidad Iberoamericana, María Pía Taracena Gout cree que “una cosa es pronunciarse y otra es ya mandar a los militares meterse arbitrariamente a una Embajada, porque la Embajada es territorio mexicano y llevarse al solicitante de asilo, eso agrava todavía más la crisis”.

Y tiene razón la experta en asuntos internacionales al prever un remezón en la región debido a estos eventos, porque como manifesté anteriormente, empieza a verse la situación desde perspectivas de intereses geopolíticos e ideologías particularizadas.

Y es que, como he sugerido anteriormente, las interpretaciones varían según las ideologías, así por ejemplo, la senadora sonorense Lilly Téllez que criticó el accionar del gobierno mexicano al alojar a “un criminal” en su embajada.

Afortunadamente ha habido una condena casi universal contra la embestida del gobierno ecuatoriano a las instalaciones diplomáticas mexicanas, entre ellas la de Xiomara Castro, jefa de estado hondureño y presidenta protémpore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), quien denunció el hecho “como un acto intolerable para la comunidad internacional y una violación a la soberanía del Estado mexicano y al derecho internacional porque ignora el histórico y fundamental derecho al asilo”.  

En definitiva, considero que se llegó a estos extremos debido a la “ausencia” de un diálogo franco y cooperativo entre autoridades de ambos países-en el caso ecuatoriano poniendo el énfasis en perseguir a un delincuente antes que considerarlo como un ser humano con derecho al asilo; todo lo contrario desde la óptica mexicana-. De manera tal que, ante eventos fortuitos como estos, es necesario apelar a la resolución pacífica y coordinada de los mismos.

Posdata: De acuerdo con especialistas en Derecho Internacional, con esta abrupta decisión, no solo se violentó el artículo 22 de la Convención de Viena, sino también el artículo 4 de la Convención de asilo de Caracas, lo cual evidentemente fragmenta la anhelada unidad de las repúblicas americanas, cuyo eco tiene sus raíces en 1890 con la creación de la Unión de Repúblicas Americanas.

Cabe subrayar que unos días ante, justamente el primero de abril hubo un ataque a la embajada iraní en Damasco, atribuido presumiblemente a Israel. Este lamentable incidente se da en la víspera del “Día de las Américas” el 14 de abril, como una iniciativa para alcanzar la paz y solidaridad de los pueblos americanos.

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