Salvaguardar el periodismo y la vida afgana
Manfredo Martínez

Sociedades del Siglo XXI

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Con la actual guerra como marco de referencia y a raíz de la abrupta instalación en el poder de los talibanes, se aniquila a “el otro” que no comulga con sus ideas…

Foto: Vanguardia.
Foto: Vanguardia.

Lectura: ( Palabras)

En esta semana México ha desempeñado un papel activo en la evacuación y recepción humanitaria de unos 124 periodistas y familiares que han habitado el ahora denominado –desde el 19 de agosto– Emirato Islámico de Afganistán, justamente un día antes de la confusión, el caos y la desesperación reinante en los alrededores del aeropuerto de Kabul tras un doble atentado suicida este 26 de agosto, dejando decenas de muertos y heridos; un salvaje ataque del que se ha hecho responsable la organización terrorista autodenominada Estado Islámico.

Es un acto sobresaliente el que llevó a cabo el Estado mexicano, en tanto mueve las piezas del ajedrez en el tinglado, a favor de la fraternidad y la globalización de la solidaridad, cuando es evidente la confrontación geopolítica latente en el territorio del país asiático, lo cual se puede apreciar a través de discursos contrapuestos, cuando desde el Kremlin –gobierno ruso– se empatiza con los talibanes, a quienes se les califica como “tipos normales” y con quienes se puede dialogar y trabajar. En tanto, desde Washington se “lavan” las manos y culpan al otrora gobierno afgano de la “conquista” del poder por parte del grupo guerrillero islamista.

bandera talibán
Bandera Talibán (Foto: El Independiente).
doble atentado aeropuerto kabul
Foto: El País.

Al respecto, el canciller mexicano Marcelo Ebrard ha reivindicado el gesto porque “se trata de quienes están arriesgando su vida para informar, para comunicarse; quienes están comprometidos con la libertad de expresión”. Y en esto tiene razón, pues parece que en el imaginario talibán prevalece la intolerancia hacia toda aquella comunicación periodística que se “desmarque” de sus propias lógicas de interpretación de la realidad, imponiendo (de cierta forma) una suerte de periodismo incorporado –término contemporáneo atribuido a la pensadora judeo-estadounidense Judith Butler–. Y que con la actual guerra como marco de referencia y a raíz de la abrupta instalación en el poder de los talibanes, se aniquila a “el otro” que no comulga con sus ideas y se llama, “lamentablemente”, a la mesa a aquellos que simpatizan con el proyecto ideológico de esta organización político-ideológica radical.

Como ejemplo de esta gravitante situación adversa de los comunicadores que trabajan en el país árabe, se puede reproducir declaraciones recopiladas por la Organización Reporteros Sin Fronteras (RSF), en donde un colega –bajo condición de anonimato debido a la tensión latente– de un canal local privado de la capital, recientemente manifiesta que: “en una semana los talibanes han golpeado a cinco periodistas y camarógrafos de nuestro canal, nos han calificado de ‘takfiri’ (descreídos)”. A renglón seguido el trabajador de medios denuncia que: “controlan todo lo que emitimos. Sobre el terreno, los comandantes talibanes toman por sistema los números de nuestros reporteros, les dicen ‘cuando prepares tu reportaje, di esto y aquello’, si dicen otra cosa, les amenazan”.  

170 muertos en kabul aeropuerto
Foto: Heraldo de Aragon.
el equipo de robótica de mujeres afganas con marcelo ebrard
El canciller Marcelo Ebrard con las mujeres afganas del equipo de robótica que recibió México en asilo (Foto: BBC).

En ese país de Medio Oriente se patentiza una vez el “eterno” dilema ético que tiene que ver con ¿qué es la verdad?, o ¿quién decide que es la verdad?, lo cual evidentemente está circunscrita a la imposición de la misma desde instancias militares, económicas, políticas y religiosas de poder que expanden, en muchas ocasiones, una visión distorsionada de la realidad histórica del momento en que se comunica los hechos y acontecimientos; en donde lo objetivo es trastocado debido al ingente conflicto en la “manufactura” de la noticia o cualquier otro género periodístico.  

Posdata: Es de hacer notar que mientras que los talibanes han puesto un ultimátum “inapelable” a las tropas extranjeras comandadas por Estados Unidos para que salgan del país a más tardar este 31 de agosto, México desempeña una vez más un papel macro del “buen samaritano”, con la recepción también de cinco mujeres afganas, otrora integrantes de un –ahora desdibujado– equipo de robótica, pues según Ebrard,“ellas son portadoras de un sueño: demostrar que podemos tener un mundo igualitario, fraterno y de igualdad entre los géneros”.

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