Mauricio de María y Campos, in memoriam
Gerardo Gil Valdivia

Pensar el futuro

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Mauricio de María y Campos fue un hombre con una sólida formación intelectual, visión cosmopolita, intereses globales, que además tenía la enorme capacidad de disfrutar de…

Foto: Foro Consultivo Científico y Tecnológico.
Foto: Foro Consultivo Científico y Tecnológico.

Lectura: ( Palabras)

El lunes 24 de mayo falleció mi muy querido amigo Mauricio de María y Campos Castelló, en forma súbita. Su desaparición nos ha llenado de pena a su familia y a su amplio círculo de amigos. Su legado intelectual requiere de un detenido análisis. Sin embargo, en forma provisional, pero desde el afecto y la amistad hago un breve recuento de su rica trayectoria.

Mauricio de María y Campos nació el 13 de octubre de 1943 en la Ciudad de México. Fue hijo y nieto de eminentes arquitectos del mismo nombre y sufrió la muerte de su padre a los seis años de edad, situación que recordó en varias ocasiones con sus amigos, lleno de emoción. Estudió en el Instituto Patria y pasó varios años interno en escuelas en Estados Unidos, también con los jesuitas. Cursó la licenciatura en Economía en la UNAM, su tesis de licenciatura fue sobre transferencia de tecnología, tema que estudió muy ampliamente durante años y tuvo que postergar su recepción profesional por el conflicto de 1968. Hizo la Maestría en Desarrollo Económico en la Universidad de Sussex en Gran Bretaña. A su regreso ingresó a trabajar al CONACYT y en 1973 al área de transferencia de tecnología, de la entonces Secretaría de Industria y Comercio, cuyo titular era el distinguido abogado, José Campillo Sainz. Después trabajó en el área de promoción fiscal de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y en el sexenio del Presidente de la Madrid, (1982-1988), fue subsecretario de Fomento Industrial de la Secretaría de Comercio.

Como destacado experto, a nivel internacional, en temas de innovación tecnológica y política industrial ocupó la Dirección General de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial, la ONUDI, con sede en Viena, de 1993 a 1997. Recorrió el mundo, en la labor de fomento a la industria, en una época particularmente difícil. Tuvo que enfrentar las políticas impulsadas por las ideologías inspiradas en Reagan-Thatcher en la materia. Pero hubo países con políticas públicas pragmáticas, como es el caso de varios Estados nacionales de Asía-Pacífico, que lograron altos niveles de desarrollo.

A su regreso a México fue designado Embajador para la atención de diversos asuntos globales como el problema de las drogas y el narcotráfico. En esa época consolidamos nuestra amistad, a través del eminente profesor Víctor Urquidi, ex-presidente de El Colegio de México, economista, internacionalista y ambientalista. Mauricio y yo participamos muy activamente en el Centro Tepoztlán y en la Sección Mexicana del Club de Roma. Organizamos numerosas reuniones-diálogo de análisis de la problemática de México, y de su inserción en la globalidad. También en esa época Mauricio coordinó un Estudio sobre la cohesión social en México, el cual fue publicado por Editorial Planeta. En esa etapa colaboramos en varios proyectos de fomento industrial, así como propuestas de leyes de fomento a la pequeña y a la media industria, entre otros muchos temas.

Mauricio de María y Campos

Al poco tiempo, Mauricio fue designado Embajador de México en Sudáfrica y la representación concurrente en otros países de la región. Ocupó esa representación diplomática de 2002 a 2007. A su retorno a México desarrolló diversos proyectos académicos. Fue director del Instituto de Investigaciones sobre Desarrollo Sustentable y Equidad Social de la Universidad Iberoamericana y posteriormente fue Investigador Asociado en el Centro de Estudios Económicos en El Colegio de México. Fue presidente del “Centro Tepoztlán, Víctor L. Urquidi” y muy activo participante en las reuniones de análisis de la Sección Mexicana del Club de Roma en las sesiones que celebramos en El Club de Industriales. Participó muy activamente con el grupo Nuevo Curso de Desarrollo coordinado por Rolando Cordera en la UNAM. Era también miembro del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC). Tenía una activa vida intelectual, participó como editorialista en El Financiero, y fuimos compañeros de página editorial en El Semanario Sin Límites/Voces de México. Desarrolló una amplia labor de temas vinculados con el desarrollo, económico y social, la innovación tecnológica, la política industrial, numerosos temas internacionales, así como la sustentabilidad ambiental. Entre estos destacaba desde su enorme conocimiento de la estructura industrial internacional, hasta su clara visión de la problemática de África, Asia y América Latina.

En las sesiones diálogo de la Sección Mexicana del Club de Roma propició numerosos encuentros, sobre muy diversos temas, en especial sobre desarrollo industrial. Tenía un muy amplio conocimiento de la industria en México, desde el sector de bienes de capital, la petroquímica o el sector farmacéutico por citar sólo algunos ejemplos, y muy especialmente de la problemática de las pequeñas y medianas empresas.

Mauricio de María y Campos fue un hombre con una sólida formación intelectual, visión cosmopolita, intereses globales, que además tenía la enorme capacidad de disfrutar de todos los aspectos de la vida, desde el arte, la música, era especialmente apasionado de la ópera, hasta el deporte y la buena mesa. Su casa era un verdadero centro del buen comer. En cada velada se ocupaba por hacer la más adecuada selección de buenos vinos.

Fue miembro de una notable familia en la que varios de sus integrantes han destacado en diversas profesiones, disciplinas intelectuales como la arquitectura, el arte, la ciencia y desde luego el servicio público. Poco antes de su muerte, Mauricio tuvo la pena del fallecimiento de su querido hermano menor Alfonso de María y Campos, abogado, historiador y diplomático, que al igual que Mauricio tuvo una muy destacada trayectoria intelectual y en el servicio público.

Otra fase de Mauricio era la de ser un gran conversador. Compartimos los desayunos sabatinos del Club de Industriales, organizados ya desde hace muchas décadas. De igual forma, en tiempos de pandemia participamos juntos en teleconferencias sabatinas. En su casa asistí a numerosas cenas con destacados personajes internacionales del ámbito empresarial, diplomático y político. Él y Patricia, su esposa, eran anfitriones excepcionales y recuerdo muchas de esas reuniones, entre ellas las interesantes discusiones sobre temas económicos con David Ibarra y Jesús Silva Herzog. Recuerdo muy particularmente una en la que se habló de la situación global, con especial referencia a China y África, con Romano Prodi, ex Primer Ministro de Italia.

Mauricio de María y Campos Castelló
Foto: Twitter @mauriciodemaria.

Fuimos muy amigos y compañeros de muchos proyectos intelectuales, colaboramos juntos en varios libros colectivos. Mauricio hizo muchos viajes por todo el mundo, pero uno que mencionó varias veces fue una gira de trabajo a finales de los años setenta con Silvia Herzog a varios países asiáticos, lo que le permitía comparar los niveles de desarrollo de México con varios de esos países en ese momento y la situación unas décadas después.

Tuve la oportunidad de hacer varios viajes con él. Recuerdo particularmente uno a España, en el año 2000, antes de las elecciones, que el organizó cono presidente de la Sección Mexicana del Club de Roma con el Capítulo Español del mismo. Viajamos con otros dos amigos mexicanos, uno panista y el otro apasionado perredista. Fue un ejemplo de amistad, camaradería y respeto. Ése era el estilo de Mauricio.

El legado intelectual de Mauricio será objeto de numerosos análisis. Su labor intelectual y profesional será objeto de muchos reconocimientos. Por mi parte, quiero destacar tres aspectos de su vida. Fue un hombre culto, profundo, un destacado especialista con reconocimiento internacional en varios campos. Pero reitero su enorme alegría de vivir. Su capacidad para disfrutar desde las diversas expresiones del arte hasta los momentos más sencillos de existir, con un enorme sentido del humor. La risa siempre estaba presente en su vida. Para mí, lo más importante es que fue un hombre bueno, extraordinariamente generoso, abierto y tolerante con sus amigos, que eran muchos. Disfruté enormemente su compañía y su amistad. Expreso mi más profundo y sentido pésame a Patricia su esposa, así como a sus hijos Mauricio, Mercedes y Santiago. Adiós, muy querido Mauricio. Muchas, muchas gracias por todo. Te vamos a extrañar.

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