Hace 50 años se publicó la investigación titulada Los Límites del Crecimiento, el Estudio que encargó el Club de Roma al Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT) y que es uno de los libros más importantes de la historia contemporánea para el análisis y la solución de la problemática global de la humanidad. Este libro es, sin duda, un parteaguas en la historia intelectual contemporánea y prendió las principales luces de alerta sobre los peligros que corre la civilización contemporánea y la humanidad entera de continuar destruyendo la naturaleza de forma tan acelerada e irresponsable como lo venimos realizando hasta la fecha. La publicación de Los Límites del Crecimiento tuvo un importante impacto en los medios científicos internacionales, así como en el ámbito diplomático, en particular con el entonces Secretario General de la ONU, U Thant. Asimismo, influyó en la primer Cumbre del Medio Ambiente organizada por la ONU en Estocolmo, Suecia en 1972.
A raíz de la celebración del 50 aniversario de la publicación de Los Límites del Crecimiento, se han publicado numerosos artículos para comentar y evaluar este libro, uno de ellos es el de Richard Roberts, publicado en Volans, «Limits to Growth at 50: the groundbreaking study that failed to change the world». En este artículo, su autor se pregunta cómo ha sido posible que un libro con un contenido tan importante no haya sido debidamente atendido. De hecho, la situación actual del planeta demuestra que el libro no tuvo el impacto y las consecuencias que debió haber tenido. En Los Límites del Crecimiento se advirtió con toda claridad que perseguir un crecimiento infinito en un planeta finito conduciría al colapso. Medio siglo después, ésta ya no es una conclusión controvertida entre los científicos. Pero en los círculos de poder la noción de que el crecimiento sin fin podría no ser deseable, o posible, sigue siendo una herejía.
Cabe señalar que, a raíz de la publicación de Los Límites del Crecimiento, si bien hubo una reacción positiva en ciertos círculos, en otros se tomó con enorme hostilidad, como es el caso de las empresas petroleras y de otros grandes corporativos globales que copiaron las estrategias de publicidad de las empresas tabacaleras internacionales, esto es, a negar un hecho científico con los argumentos de que no «había evidencia suficiente» que se exageraba el problema, etc. De utilizar información científica parcialmente, verdades a medias con mentiras completas para defender sus intereses económicos.
Pero, el argumento central de Richard Roberts es que, al Club de Roma, que tiene una enorme responsabilidad global, le falló su estrategia de comunicación y, se pregunta cómo fue que la versión del neoliberalismo que se impuso a nivel mundial sí lo logró. Si Los Límites del Crecimiento lanzó un poderoso mensaje; en el caso del neoliberalismo fue el libro de Friedrich Hayek Camino de servidumbre, publicado en 1944, el que sirvió de inicio de un movimiento. Señala Roberts que a los 50 años de la publicación del ensayo de Hayek, Thatcher y Reagan habían impuesto su ideología a nivel global. La privatización y la desregulación se habían impuesto inclusive en la ex Unión Soviética. Sus planteamientos habían penetrado tanto en el Partido Demócrata en los Estados Unidos, el laborismo británico e incluso el Partido Comunista Chino. Un elemento clave de este éxito fue la fundación de la Sociedad de Mont Pelerin en 1947, en Suiza. Un ejemplo de un apoyo estratégico fue la labor de Charles Koch, el multimillonario libertario, que desarrolló y financió una importante estrategia de penetración.
Otro de los que contribuyó muy activamente fue Milton Friedman, quien señaló que: «Sólo una crisis, real o percibida, produce un cambio real. Cuando ocurre esa crisis, las acciones que se toman dependen de las ideas que están por ahí. La función básica es desarrollar alternativas a las políticas existentes, mantenerlas vivas y disponibles hasta que lo políticamente imposible se convierta en políticamente inevitable».
En 1973, a raíz del golpe militar encabezado por el general Augusto Pinochet, contra el gobierno socialista de Salvador Allende, un grupo de economistas formados en la Universidad de Chicago, discípulos de Friedman, le dieron sus propuestas de repuesta a la crisis económica por la que atravesaba el país. Los «Chicago Boys» habían elaborado un documento que se convertiría en el modelo de las políticas económicas del régimen de Pinochet. Unos años más tarde, la Fundación Heritage haría lo mismo para el gobierno de Ronald Reagan, con un documento llamado «Mandato de Liderazgo», con propuestas concretas para reducir el tamaño del gobierno y liberar los mercados. Este documento fue adoptado por la administración de Reagan.
Cuando el neoliberalismo surgió por primera vez como un movimiento ideológico coherente, después de la Segunda Guerra Mundial, ninguno de los partidos políticos establecidos importantes fue receptivo a sus ideas. Los partidos de derecha habían aceptado el esquema keynesiano, el Estado de bienestar, incluso a principios de 1970, la administración de Nixon siguió practicando la política keynesiana.

Pero, la estrategia de los neoliberales fue trabajar con todos los partidos. Al principio, sólo asumieron sus ideas algunos extremistas impresentables como Barry Goldwater. Pero con el tiempo fueron ganando adeptos con distintos matices en los principales partidos estadounidenses, británicos y de otros países desarrollados con democracias maduras.
En suma, de acuerdo a la opinión de Roberts, los cuatro rasgos que permitieron al neoliberalismo cambiar el mundo, 1) La organización, la Sociedad de Mont Pelerin y la red mundial apoyada por empresarios como Charles Koch; 2) El pragmatismo, los neoliberales se destacaron por trabajar con el sistema, con las estructuras de poder dentro de los partidos políticos existentes; 3) Oportunismo, desde el colapso de Bretton Woods, el golpe chileno de 1973 y la caída de la Unión Soviética en 1991, los neoliberales nunca desperdiciaron una crisis; 4) Preparación, escribir un informe de política de 1000 páginas para un presidente entrante de los Estados Unidos suena muy arrogante, dice Roberts, sin saber quién va a ganar. Sin embargo, es la oportunidad de presentar un esquema viable de solución al político que gane.
Después, Roberts propone que hacer. Para él, el mensaje de Los Límites del Crecimiento sigue siendo tan escalofriante como siempre. «El modo de comportamiento básico del sistema mundial es el crecimiento exponencial de la población y el capital, seguido del colapso… Bajo el supuesto de que el crecimiento de la población y el capital no debe limitarse deliberadamente, sino que debe dejarse buscar sus propios niveles, no hemos sido capaces de encontrar un conjunto de políticas que evite el modo de colapso del comportamiento». Roberts, coincide en que aún estamos a tiempo para elegir la transformación social sobre el colapso de la civilización, pero ya no queda mucho tiempo.
Para Roberts habría tres cosas que hacer. A) Un equivalente a la Sociedad de Mont Pelerin. En teoría, el Club de Roma debería ocupar este papel, pero nunca ha logrado convertirse en el centro neurálgico de un movimiento global coherente. Desde mi punto de vista una explicación es que la Sociedad de Mont Pelerin, estaba integrada por ideólogos y «apóstoles de la libertad», con una visión de cruzada contra el mal, en la que no se admitían dudas. El Club de Roma está integrado por científicos, académicos y líderes de opinión. Es más, un centro de debate que un comité de partido o religioso que posee la verdad absoluta. Pero, claro el trabajo debe ser más en el ámbito de la coordinación; B) Equivalentes posteriores al «Mandato de Liderazgo», para sugerir medidas concretas; C) Una estrategia para influir en el poder político, estimulando a personas capaces de promover estos ideales.
Por último, 50 años de inacción también hacen que la tarea sea más difícil. En 1972, la economía global aún no había superado los llamados «límites planetarios». Hoy, hemos rebasado esos límites.
Desde mi perspectiva, el artículo de Roberts requiere de algunas precisiones importantes. En primer lugar, el encumbramiento del neoliberalismo estuvo precedido por la crisis fiscal del Estado de bienestar y su equivalente en otros países. De igual forma, los esquemas de políticas financieras de corte keynesiano requieren de un profesionalismo, capacidad administrativa, transparencia y rendición de cuentas de las cuales muchos países, en especial en desarrollo, carecen.
Otro aspecto que es importante destacar es la habilidad ideológica de los promotores de la Sociedad de Mont Pelerin, se presentaron como «libertarios», como promotores de la libertad individual como el valor fundamental para el progreso y el bienestar y criticaron todos los lugares comunes de defensa del interés general. El planteamiento es muy atractivo. Desde luego, nunca mencionaron que un propósito fundamental era debilitar al Estado para fortalecer a las grandes empresas transnacionales y a la especulación financiera global. Sin embargo, pasadas unas décadas quedó claro que, por un lado, hubo un enorme progreso y por el otro se dio un esquema de la mayor concentración del ingreso y de la riqueza a nivel mundial en cada vez menos personas. Desde los planteamientos iniciales del neoliberalismo, quedó claro que se iba a dar una creciente desigualdad, marginación y pobreza extrema en amplios sectores de la población. El esquema en Latinoamérica, aunado a la corrupción ancestral se tradujo en el «capitalismo de cuates». Pero, el factor más delicado de la interpretación de Roberts de Los Límites del Crecimiento es que la alternativa es el poscrecimiento, esto es el cero crecimiento económico o más aún el crecimiento negativo. Esto, para mí es total y absolutamente impensable. Salvo algunos cuantos países ricos, nadie en el mundo puede asumir ese planteamiento, Desde luego, no en el caso de las economías emergentes o de los países pobres. Para mí, la labor debe ser la de desvincular el crecimiento, el desarrollo, el progreso y el bienestar de la destrucción de la naturaleza. Pensar en crecimiento cero es un suicidio, una irresponsabilidad y más aún un absurdo.
Pero, desde luego, una parte muy importante del mensaje de Richard Roberts es en el sentido de que hay que proveer a los políticos de soluciones claras para dejar de destruir la naturaleza, degradar a los ecosistemas y combatir el cambio climático.
Felicidades Gerardo. Excelente análisis y narrativa.