En octubre de 2022 apareció Las madres de Carmen Mola, la cuarta de las obras de la inspectora Elena Blanco, de la serie La novia gitana. Aunque tiene elementos de las tres anteriores (La novia gitana, La red púrpura y La nena) la madre tiene una trama absolutamente novedosa y diferente.
Es una novela policíaca extraordinaria, con elementos extremos, pero absolutamente posibles y creíbles. Se desarrolla analizando la prostitución, el uso de vientres de alquiler (proscrito en España), la corrupción de la policía y de las autoridades judiciales. Participan todo el equipo de la Inspectora Blanco, excepto por supuesto, la inspectora que falleció al final de la última novela. La inspectora Blanco decidió quedarse en la BAC para proteger a Zárate, con quien sostiene una relación compleja, pero que mucho la sostiene emocionalmente, Zárate remató a uno de los criminales de la pasada novela y existen pruebas de ello; la inspectora decide continuar en la BAC para ocultar las pruebas; La BAC es una institución policíaca con acciones especiales, libertad y privilegios para actuar, especialmente en casos graves y complicados.
La novela se inicia con el secuestro de una joven mexicana en Ciudad Juárez, que es enviada a España donde es sometida a una esclavitud ignominiosa con muchas vejaciones que incluyen la violación y la prostitución, al final es enviada a una granja donde están secuestradas muchas mujeres para someterlas a una maternidad subrogada, la mexicana es una de las figuras centrales de la tragedia que todas las mujeres raptadas padecen y por la que al final fallecen todas menos ella.
Alrededor de la aparición de cadáveres en Madrid, que lo hacen de manera muy cruenta e insólita, además de desarrollarse la búsqueda del o los posibles asesinos que es sumamente intrigante, se desarrolla una trama en la búsqueda de posible corrupción en una de las corporaciones policíacas, lo que incluye la infiltración de una de los miembros del BAC, esto es sumamente interesante, cruento, sangriento y que al final se entrecruza con los cadáveres que aparecen en Madrid y la maternidad subrogada involuntaria; para mayor intriga aparece un magistrado del Supremo que también está incluido en la enorme red de corrupción.
Es una novela policíaca intensa, de esas que al llegar cerca del final del libro quisiera que no terminara, que incluso obliga a ralentizar la lectura para prolongar el gozo, no importa que vaya uno imaginando el final, o por eso, aunque finalmente no acierte. Desde luego al final Carmen Mola nos queda a deber por qué no sabemos qué pasa con Zarate, que sucede con la policía infiltrada, ni con el Magistrado corrupto; espero que sea porque La madre tenga pronto una continuación, dentro de la serie La novia gitana.

Carmen Mola es un seudónimo que había suscitado una enorme curiosidad cuando había publicado las primeras obras de la serie de La novia gitana; no se le conocía y en los mentideros literarios se decía que era una reconocida maestra de literatura española en una universidad de prestigio, que no se atrevía a aparecer como autora de novelas policíacas; otros pensaban que era una mujer muy joven que no quería aparecer para que las obras no fueran menospreciadas, pero el éxito era impresionante: sus obras se tradujeron en 18 idiomas y tuvo reimpresiones con tirajes muy altos.
Pero en 2021, Carmen Mola inscribió La bestia al Premio Planeta y lo ganó, sin embargo, para recibir el premio -que es muy cuantioso- se exige la presencia del triunfador en la ceremonia de premiación. Resultó que Carmen Mola no era profesora de literatura, ni una escritora joven, si no que eran tres hombres: Jorge Díaz, Agustín Martínez y Antonio Mercero, los tres guionistas de programas de televisión directores de programas y series televisivas, con gran éxito, los tres tienen publicadas de manera individual novelas que han tenido cierto reconocimiento. El hecho que tres hombres hayan ganado un premio tan prestigiado y tan cuantioso con un seudónimo con nombre mujer, ha sido muy criticado en ciertos círculos; especialmente por mujeres, escritoras, editoras, críticas, que atribuyen el seudónimo de una mujer como un artilugio para obtener éxito, olvidando la calidad de su obra; otros han criticado que la escritura de las novelas sea coral.
Creo que el uso de un seudónimo se hace para ocultar una identidad, y da lo mismo que sea de hombre que de mujer; la historia nos muestra mujeres que han utilizado seudónimos masculinos. La escritura coral, tampoco creo que sea necesariamente criticable; los resultados de Carmen Mola son extraordinarios; desde luego que conociendo los antecedentes profesionales de los tres autores nos explicamos, o entendemos algunas de sus capacidades literarias, con lo que consiguen un manejo muy especial de algunas situaciones entre ellas el suspense. Hace sólo unos días Carmen Montero anunció la muy próxima publicación de una novela policíaca, escrita a cuatro manos, realizada con un escritor francés.
Lope de Vega entregaba su manuscrito a tipógrafos y cajistas quienes realizaban su trabajo, quizá era revisado por alguno de los impresores, se imprimía el libro y salía a volar. Balzac con sus premuras y necesidades por publicar haría algo muy parecido con pocas o ninguna revisión posterior, en uno de sus libros recientes Vargas Llosa critica a Pérez Galdós porque no revisaba sus obras, pero es que todo lo tenía que hacer el mismo, y una obra tan larga como la de don Benito necesitaba mucho tiempo para escribir.
En 2001, como conmemoración del cincuentenario de la publicación El camino de Miguel Delibes, publicó una edición facsimilar. (Miguel Delibes. El camino. Edición Facsímil. Barcelona 2001, segunda reimpresión 2010); en ella podemos observar el trabajo del autor al revisar la transcripción del manuscrito a una edición mecanográfica, labor titánica, de ahí a los tipógrafos y cajistas y el libro apareció. Ahora vemos como en muchas obras de muchos autores, aparecen al final de las obras una serie de agradecimientos, lista a veces muy larga y que incluye a editores, publicistas, lectores, correctores de estilo y por supuesto ortotipográficos, ayudantes en la búsqueda de bibliografía asesores de época y varios lectores que hacen comentarios y correcciones. Los tiempos han cambiado, pero lo importante es que los lectores tenemos frente a nuestros ojos, como siempre, obras importantes, bellas, divertidas, enriquecedoras.
Desde luego Las madres es una novela policíaca esplendida. Un miembro de la 4T, asesor especialmente educativo de nuestro señor presidente, dijo en su momento que leer por leer es conservador y neoliberal. Creo que está equivocado y leer es maravilloso y nos ayuda a progresar y desarrollarnos.
Gracias la buscare.