Espiritualidad, cultura y religión
Jutta Battenberg

Espiritualidad Sin Fronteras

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La forma en que estas tres formas han funcionado a lo largo de la historia, ha estado relacionada con los momentos puntuales de cada época.

Lectura: ( Palabras)

Espiritualidad, cultura y religión, si bien son dos aspectos humanos estrechamente relacionados, tienen diferencias que conviene precisar además de reconocer la influencia mutua que existe entre ellos.

A diferencia de la religión y la cultura, la espiritualidad es una condición de la creación relacionada con su manifestación hacia el entorno y cuyo desarrollo en el ser humano queda condicionado por las elecciones que hace a lo largo de su vida. Ésta, a diferencia de lo que se suele creer, no tiene connotación moral, aunque generalmente se le atribuyan aspectos superiores y positivos. La espiritualidad humana, en todo caso, manifiesta mayor o menor potencia.

Las culturas, por su lado, se conforman a partir de los acuerdos comunitarios de una determinada manera de comprender y actuar en la vida que han surgido entre los grupos humanos sin que estos necesariamente se hayan llevado a acabo por argumentaciones debidamente reflexionadas o consensos justos. Las variables que han intervenido en su conformación son múltiples, muchos de ellos han estado relacionados con el entorno, los fenómenos a los que han estado expuestos, las formas de comprender la realidad de sus líderes y las dificultades que han tenido que resolver en diferentes momentos de su historia.

La religión por su parte, es la sistematización común de creencias, rituales y comportamientos compartidos alrededor de la explicación de algo, seres superiores —dioses en el caso del politeísmo— o ser superior —dios en el caso de los monoteísmos— con lo que se sienten íntimamente vinculados.

Ahora bien, la forma en que estas tres formas se han articulado y han funcionado a lo largo de la historia ha estado relacionada con los momentos puntuales que se han vivido, las ideas dominantes del entorno, la forma en que han respondido a las retos de la época y a aquello que los grupos humanos han reconocido como razonable y prioritario de acuerdo con sus necesidades existenciales en esas ocasiones.

Es así como la cultura y la religión son dos formas humanas, una relacionada con la articulación horizontal, es decir, entre los seres humanos y la religión constituida por el vínculo vertical que se establece con la o las divinidades. Ambas generan y sostienen los criterios que estructuran a los grupos humanos, ambas evolucionan, se desarrollas, se adaptan y son perfectibles.

Has sido producción humana aunque hayan estado referenciadas a realidades existentes de suyo y, por lo tanto, las respuestas que han ofrecido para responder a las circunstancias sociales que les han dado origen, constantemente se han vuelto obsoletas por los cambios que han surgido en las sociedades. Y exigen modificaciones adaptativas.

Es así como el individualismo dominante en nuestro tiempo, los nuevos conocimientos en todas las ciencias, la incongruencia de algunos de sus miembros entre otras circunstancias actuales han generado entre muchas personas el argumento “soy espiritual, pero no religioso”. En este sentido, es necesario clarificar mejor a qué se refieren, pues todos, absolutamente todos los seres humanos, al igual que toda la creación son espirituales, con o sin creencia religiosa, con comportamiento ético o no, con compromiso hacia el entorno o no, con vinculación a lo trascendente o no.

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