La estupidez humana no deja de llamar la atención. Hace dos años veíamos asombrados a una turba fanatizada y rabiosa asaltar el Congreso de los Estados Unidos, siguiendo las indicaciones de su líder mesiánico Trump. En ese incidente hubo 5 muertos de los cuales hay que lamentar el fallecimiento de un pobre policía que solo estaba haciendo su trabajo. Los trumpistas creen en su delirio que hubo un fraude electoral y que los demócratas quieren instaurar una dictadura bolchevique. Es decir, actúan convencidos de que el futuro de su nación está en peligro y no por una tontería como es un partido de futbol. Da igual que no tengan pruebas, su profeta así se los dijo desde lo alto del monte. Amén.
Pues bien, hoy nos encontramos con que 200,000 franceses, con mucho tiempo libre y muy poco seso, han firmado una petición exigiendo la repetición de la final de la copa del mundo. Pese a lo raro que pueda parecer, existe una misma lógica en ambos casos. Una mentalidad infantilizada que no asume la derrota y pretende alterarla ya sea por la fuerza o, en el caso presente, anulando el partido. Como si la vida se pudiese rebobinar y alterar
Según los galos iluminados que están recogiendo firmas, el árbitro cometió todo tipo de tropelías contra su selección. El penalti sobre Di María, que los jugadores franceses NO PROTESTARON, no habría existido y el segundo gol de Argentina habría nacido de una falta sobre Mbappé. Incluso, según ellos, el tercer gol no debería de haber subido al marcador ya que dos reservistas argentinos estaban dentro de la cancha en el momento en que Messi empujaba el balón. Nada dicen en su comunicado de la pobre actuación de su selección durante 80 minutos. El mismo Didier Deschamps se los echó en cara a sus jugadores en el medio tiempo: “la diferencia es que ellos están jugando una puta final del mundial y nosotros no”. Por lo menos, estos 200,000 cafres galos han tenido el pudor de pedir la repetición del partido y no que se le diese la copa del mundo a Francia directamente.
El problema de este requerimiento es que si nos ponemos a analizar todos los partidos encontraremos elementos para pedir que se anulen. Antes de repetir la final, los franceses deberían volver a jugar el partido contra Inglaterra ya que en ese duelo también hubo al menos dos graves errores por parte del colegiado. El primer gol de Francia nace de una falta que comete Upamecano sobre Saka. Posteriormente, el mismo Upamecano zancadilló a Harry Keane, un posible penalti (según si se determina que la falta era dentro o fuera del área), que el árbitro no marcó. Y suponiendo que Francia volviese a ganar el encuentro de cuartos de final, aun debería volver a jugar la semifinal contra Marruecos, puesto que en el encuentro original también les robaron un penalti a los africanos. Por otra parte, los croatas también tendrían derechos repetitorios vistas las dudas que genera el penalti del primer gol argentino. Incluso, ya puestos a revisarlo todo con lupa, los mexicanos también deberíamos impugnar el duelo contra los saudíarabes, ya que el camello de fuera del estadio habilitaba a los delanteros mexicanos cuyos goles fueron anulados por fuera de lugar.
El arbitraje perfecto NUNCA ha existido y NUNCA lo hará. Al menos tratándose de jueces humanos. Los errores son consustanciales al juego y tan sólo se puede intentar reducirlos, dándole más herramientas al colegiado como, por ejemplo, el spray para determinar la posición de la barrera y evitar que los jugadores hagan trampa y se adelanten o el propio VAR. Se puede discutir si los equipos debieran o no tener derecho a pedir que el árbitro revise la jugada como en el caso de los tenistas. Yo soy de la opinión que sí, pero sólo una vez en todo el partido para evitar pérdidas de tiempo. Lo que no se puede es repetir un encuentro a la menor provocación, ya que acabaríamos atrapados en un bucle espacio-temporal, como el personaje de Bill Murray en la película cuyo título utilizo para encabezar este artículo.
Señoras y señores franceses firmantes del manifiesto: el mundial ya terminó. Su selección perdió porque sus jugadores no fueron tan duchos como los argentinos a la hora de ejecutar la pena máxima y porque el bufón del Dibu Martínez es mejor ataja penaltis que Lloris. No hay nada más que hablar. Asúmanlo, maduren y apoyen a su selección. O como dicen ustedes: “Assez! Ça suffit”.[i]
[i] “¡Basta! Ya es suficiente”