Un año de expulsión a Mourinho
Juan Patricio Lombera

El viento del Este

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¿Hasta cuando la UEFA va a permitir al reincidente Mourinho poner en peligro sus vidas sin aplicarle un castigo real?

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Lectura: ( Palabras)

El pasado 31 de mayo se jugó la final de la UEFA league. Tras caer en la siempre injusta tanda de penaltis, el entrenador de la Roma, Jose Mourinho, hizo gala de su mal perder. En la rueda de prensa dijo, entre otras tonterías, que era bueno que su equipo no jugase la Champions la siguiente temporada y que el árbitro, vista su forma de impartir justicia en el campo, parecía español. Hasta ahí, Mourinho en estado puro justificando su fracaso en la liga italiana y echándole la culpa a los demás de su derrota en la UEFA league. No es el único que lo hace y, desafortunadamente, los aficionados ya estamos acostumbrados a oír a los entrenadores llorar en las ruedas de prensa en lugar de asumir sus fallos. Nada nuevo bajo el sol. Se pueden justificar las declaraciones como resultado de la frustración por la derrota y el calentón del momento. Lo que ya no tiene ningún tipo de excusa es ir al estacionamiento a esperar e insultar al árbitro. Con esta acción, Mourinho puso una diana en la espalda de Anthony Taylor lo que se tradujo en el conato de linchamiento que sufrió el silbante y su esposa en el aeropuerto de Budapest. Ahí, la pareja fue zarandeada, insultada e incluso empapada por los descerebrados aficionados de la Roma que se encontraban ahí. Como colofón, un hincha intentó agredir al colegiado echándole una silla que fue oportunamente interceptada por un agente de seguridad. ¿Qué habría pasado si esa silla hubiese impactado a Taylor o a su esposa?

Esta no es la primera vez que Mourinho pone en riesgo la vida de un árbitro. En 2005, tras perder en el partido de ida de octavos de final contra el Barcelona, el entrenador portugués acusó a Anders Frisk de haber hablado con el entrenador del Barça durante el descanso. Frisk siempre lo negó y Mourinho nunca aportó ninguna prueba al respecto, pero como en la segunda parte el árbitro expulsó a Drogba por una falta sobre Victor Valdez, los radicales del Chelsea concluyeron que el partido estaba amañado y amenazaron de muerte a Frisk quien dejó el arbitraje a los pocos días. En aquella ocasión, la UEFA le impuso una sanción de 2 partidos a Mourinho amen de una multa económica. Además, lo obligó a disculparse, aunque su supuesta disculpa terminó en un grotesco alegato victimista. Años más tarde, en la final de la Supercopa de España, Jose Mourinho agredió cobardemente por la espalda a Tito Vilanova quien le respondió con un empujón. En 2012, tras una derrota en el clásico frente al Barcelona, Mourinho esperó en el estacionamiento al colegiado Teixeira Vitienes para insultarlo. Son muchas más las polémicas en las que ha estado envuelto el entrenador portugués. Entre éstas destaca una tangana en los vestuarios provocada por él mismo tras perder frente al Manchester City en el clásico de la ciudad. Sólo por citar un dato, a lo largo de su carrera Mourinho o sus clubes ya han pagado más de medio millón de euros en sanciones impuestas por los órganos deportivos. Se podría pensar que él no es responsable de alguna de estas polémicas (por ejemplo el incidente con Vilanova), pero cuando siempre es el mismo individuo el que está envuelto en el escándalo, indudablemente es culpable en cierta medida, sino enteramente. Este comportamiento no es digno de un entrenador de futbol y sí es más propio de un hooligan. La pregunta que tienen que hacerse los árbitros europeos es ¿hasta cuando la UEFA va a permitir al reincidente Mourinho poner en peligro sus vidas sin aplicarle un castigo real? ¿Van a esperar a que suceda una tragedia para actuar? Por lo menos debería de recibir un año de castigo sin entrenar ningún club europeo.

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