Triunfo de Milei “oxigena” derecha latinoamericana
Manfredo Martínez

Sociedades del Siglo XXI

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La “ceguera” ideológica es la que ha acentuado esta crisis de representatividad, convirtiendo a la clase política de nuestro​ subcontinente en rehenes de falsas ilusiones de mesianismo.

Lectura: ( Palabras)

Javier Milei se convirtió “prematuramente” en el decimocuarto cuarto presidente de la República Argentina, desde el “retorno” a la democracia la noche de este domingo 19 -a falta de resultados oficiales y con la aceptación de la derrota en el “balotaje” por parte de su contrincante Sergio Massa-, cargo que ejercerá desde el próximo diez de diciembre durante cuatro años 2027. Las felicitaciones no “paran” de llegar, aun con la “tibieza” con la que se expresan dignatarios del orbe como el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador (AMLO) para quien el triunfo de la coalición política “La Libertad Avanza (LLA)”, liderado por Milei “fue un autogol y yo no estoy de acuerdo, aunque respeto la decisión de los pueblos, con los gobiernos de derecha”.

En un primer momento es meritorio reconocer el “coraje” del reconocimiento de la derrota por parte del perdedor en las elecciones argentinas, en tanto se convertía en un mensaje de llamado a la certidumbre a la población de la ciudadanía del país sudamericano, en un contexto de disensiones retóricas, comunes en auténticas democracias que “respetan” la voluntad de las mayorías.

Por otra parte, es interesante observar como la ebullición de alianzas partidarias en la región se ha convertido en los últimos años en una “válvula de escape” para confrontar a la “oposición”; de ahí que Carlos Malamud y Rogelio Núñez Castellano, investigadores del español Real Instituto Elcano en un artículo de abril de este año advertían que la polarización y fragmentación complican la gobernabilidad y lastran la gestión de unos gobiernos con escaso margen de acción político y económico, por lo cual añadían en ese entonces -en una “suerte” de vaticinio que “la ciudadanía, frustrada en sus expectativas, reduce su confianza en el sistema y recurre al voto de castigo al oficialismo, a respaldar a los outsiders- candidatos ajenos al sistema o directamente antisistema-, a la movilización social y a la protesta”.

Yo pienso que la “ceguera” ideológica -con que muchas veces, si no es la totalidad de los casos- es la que ha acentuado esta crisis de representatividad, convirtiendo a la clase política de nuestro​ subcontinente en “rehenes” de falsas ilusiones de “mesianismo”, gestionadas “potencialmente” desde “la oscuridad” por grupos de poder que, amparados en el anonimato han venido dictando las pautas, en mayor o menor medida, de cómo gestionar el poder político y esto afecta evidentemente y de manera “brutal” la confianza ciudadana a través del abstencionismo “ejercido”, como se comunica en tres casos concretos de este 2023-datos trabajados para el portal periodístico Sputnik: 30.38% (elecciones primarias argentinas); 55.1% (balotaje guatemalteco); y, 50.12% (comicios locales del Estado de México).

En definitiva, creo que a lo que se debe apostar -y lo digo por enésima vez bajo mi particular y humilde criterio, con el respeto a las visiones contrarias-, es a la gestión moderada de nuestras propias ideologías y no ser súbditos de las mismas pues la falta de control ante ellas es lo que finalmente profundiza la crisis democrática actual en distintos rincones del planeta.

Posdata: Es de hacer notar que el peronista Sergio Massa admitió su derrota cuando se contabilizaba el 94.70% de votos escrutados que daban le daban un 44.20% (10.983.642 votos) ante un 55.79% (13.864.555 votos) de su contendor Javier Milei.

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