El Parque Nacional Grutas de Cacahuamilpa recibe su nombre por las célebres cuevas que forman parte primordial del mismo. Se ubica en el estado de Guerrero, en México. En una zona montañosa que es parte de la Sierra Madre del Sur.
La primera vez que fui anticipaba yo algo terrible y a la vez extraordinario, esas sensaciones encontradas me hacían dudar entre ir a la excursión o fingirme enferma.
Estaba segura de que me faltaría el aire o que corría el riesgo de separarme del grupo y quedarme para siempre encerrada allí, dentro de un cerro, debajo de la tierra.
Por supuesto, no pude confesarlo, mis compañeros estaban tan entusiasmados que no me atreví a delatar mi cobardía y afortunadamente opté por ir a la excursión.
En la carretera mientras todos cantaban, no despegue los ojos del camino. El camino para entrar a las grutas estaba empinado. Recuerdo con absoluta claridad el pleito inacabable que se suscitaba entre las diminutas piedras que se agitaban sin descanso en mi estómago.
La idea de entrar a una cueva y después a otra, y a otra, una más profunda que otra y alejada de la entrada que la anterior, me aterraba.

Sin embargo, al ingresar, como por arte de magia, el temor se disipó y fue sustituido por una suerte de deslumbramiento que se prolongó durante todo el recorrido y que aún conservo en la memoria.
Los espacios estaban iluminados con luces de colores que generaban destellos infinitos, en la superficie de aquella multitud de torres de tamaños y formas inexplicables; eran castillos de sueño, cuajados de refulgente diamantina.
Los alumnos de 5º y 6º de primaria habíamos montado al autobús equipados con zapatos de suela de goma, los cuales, en aquellos años, se calzaban exclusivamente para hacer deporte.
Nos pareció curiosa la exigencia, pero ninguno de los asistentes protestó la instrucción, yo pensé que tenía que ver con no ensuciar los choclos del uniforme.
La Grutas de Cacahuamilpa constituyen uno de los sistemas de cuevas más extensos del planeta; son formaciones de roca caliza ubicadas bajo el cerro de la Corona. Surgieron hace millones de años en el océano que allí existió en un pasado ultralejano.
Al sistema lo atraviesan, dos ríos: Chontalcoatlán y San Jerónimo. Con el paso de los años, el fluir del agua ha erosionado la roca, formando de túneles.

Hoy, el agua continúa filtrándose a través de la cantera de las cuevas, y arrastra con ella minerales, que se depositan sobre las formaciones existentes, de manera que el tamaño y la forma de las mismas cambia constantemente.
Además, los continuos escurrimientos generan el surgimiento de nuevas estructuras, por lo cual se considera un sistema “vivo”.
Lo anterior explica también, la humedad que predomina en el ambiente de las grutas, razón por la cual el suelo es sumamente resbaloso. Por eso, insistieron tanto en que lleváramos zapatos con suela de goma; quien no lo hizo, seguramente se arrepiente hasta hoy.
En las cuevas se pueden ver estalactitas y estalagmitas. Prácticamente se trata de una gran caverna en cuyo interior se diferencian 90 espacios denominados “salones”, separados entre ellos por enormes muros naturales de roca, los espacios se conectan a través de una amplia galería.
Su altura varía entre 20 y 80 metros. En la actualidad, únicamente se permite el acceso a 20 salones que, por ese motivo, están iluminados. Las Grutas de Cacahuamilpa reciben alrededor de 350,000 visitantes al año, siempre bajo la supervisión de un guía autorizado. Los salones tienen los nombres que van de acuerdo con el aspecto de las formaciones rocosas que alojan, como “La Madona”, “La Fuente” y “El Órgano”.

Algunas de esas cuevas, fueron habitadas hace cientos de años. En su interior se encontraron restos de cerámica de origen olmeca y también chontal.
En épocas distintas, ambos grupos llevaron a cabo ceremonias religiosas en los recintos fabulosos. El descubrimiento de las Grutas de Cacahuamilpa, en 1834, se le atribuye a don Manuel Sainz de la Peña Miranda, un tendero que, huyendo de las autoridades, se ocultó en el sitio.
Aquella auténtica casualidad fue premiada por la historia con una fama inmerecida. A lo largo de los años, las cuevas recibieron distintos apelativos, el más conocido es Cacahuamilpa que significa “sembradío de cacahuates”.
Las grutas se abrieron al público en 1922 y, en 1936, durante la administración del presidente Lázaro Cárdenas, recibieron junto con el área circundante la nominación de Parque Nacional; su extensión es de 2,700 hectáreas e incluye algunas áreas boscosas.
Durante nuestra visita escolar no podía faltar un relato tenebroso, el cual estuvo a cargo del guía, quien a medio camino no tuvo empacho en informarnos que en una de las cuevas está enterrado un caballero inglés que extravió la salida y murió de inanición.
Cuentan que su perro lo encontró y se acurrucó a lado suyo. Ambos ocupan la misma tumba y como aseguró el guía, se fueron al cielo juntos.
Las Grutas de Cacahuamilpa son un sitio de interés histórico y geológico, un lugar de extraordinaria belleza oculto bajo tierra.
Así es México, en cada rincón del país, hay un sitio sorprendente.
