La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), con el acompañamiento de diversas entidades del escenario mediático e instituciones vinculadas al estudio del periodismo, organizará desde el 20 al 23 de abril un ciclo de conferencias en donde se debatirá, entre otras cosas: el futuro de los medios e información ante transformaciones por la pandemia, nuevos hábitos de las audiencias, autenticidad de los contenidos y la confrontación con el poder político, además del análisis comparativo del estado de la libertad de prensa en 25 naciones del continente americano.
Indiscutiblemente que la progresiva digitalización de la vida humana ha puesto en “jaque” a instrumentos vitales como son los medios de comunicación de masas, necesarios ahora más que nunca para consolidar nuestras sociedades democráticas, debido a la ingente cantidad información circulante necesitada de contextualización.
Es aquí cuando viene a mi mente el concepto de “modernidad líquida” acuñado por el filósofo polaco Zygmunt Bauman para referirse al estado fluido y volátil de la sociedad contemporánea, sin valores sólidos, en donde “la incertidumbre por la rapidez de los cambios ha debilitado los vínculos humanos”.
En esa encrucijada nos encontramos los medios de comunicación, debido a que la “providencia” del consumo gratuito de los contenidos periodísticos –por los accesos libres a dicho consumo– limita la rentabilidad de los soportes mediáticos, lo cual evidentemente trastoca los cimientos financieros de la autosostenibilidad de los “mass media”.
Eventos de esta naturaleza se convierten en una suerte de “tanque de oxígeno” para que, a partir de las reflexiones de voces autorizadas e inversores en el sector, se pueda delinear y revitalizar estrategias que permitan sacar a flote el negocio de la comunicación periodística. Esto en un contexto en donde las diversas Tecnologías de la Información y Comunicación (TICs) han propiciado que los consumidores ahora generen sus propios contenidos, “escabulléndose” de esa manera de la verticalidad tradicional de la comunicación del mensaje periodístico en sus diversas manifestaciones de manufactura.
Es evidente que estos cónclaves se convierten en escenarios propicios que buscan trabajar el fenómeno a partir de la puesta en el debate de las diversas miradas y experiencias de medios emergentes y consolidados, en relación al cómo afrontar la adversidad del consumo gratuito y lograr la autosostenibilidad.
Cabe recalcar que, la prensa como actor sociopolítico preponderante en la consolidación del acceso a la información de interés público, debe “apostar” al recuperamiento de la confianza de las audiencias en su papel, y esto pasa por los procesos de transparentar los escenarios mediante los cuales se gestiona la información que es mediatizada. Además de la progresiva desvinculación de controles externos “camuflajeados” en formas tan diversas (entre otras) como la publicidad, o la implantación de una suerte del denominado “periodismo incorporado” –por parte de la filósofa judeo-estadounidense Judith Butler–, mismo que es concebido como “la aceptación por parte de los medios de informar sólo desde la perspectiva establecida por los militares y las autoridades gubernamentales”. En otras palabras, la prevalencia del declaracionismo en los medios, lo que afecta notablemente un debate plural sobre la realidad.
En definitiva, el ejercicio periodístico debe concebirse como una “oportunidad” para “alimentar” esperanzas en la construcción de una sociedad global sin límites en la difusión de información, y sin temor a represalias de diversa naturaleza.
Posdata: La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) está integrada por 1,300 publicaciones afiliadas. De éstas, unas cincuenta son de origen mexicano con mayor presencia en la organización, en contraposición a cinco de origen hondureño, cuyo actual presidente, Jorge Canahuati Larach, es de dicha nacionalidad.
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