Susurros al oído
Fulvio Vaglio Bertola
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Los medios liberales han empezado a sugerir que, quizás, Bannon y Trump pudieron haber estado juntos en la preparación del golpe del 6 de enero…

Steve Bannon (Foto: Reuters).
Steve Bannon (Foto: Reuters).

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Parecería el título de una novela de terror de Lovecraft, pero no: una reseña biográfica de BBC News del año pasado lo llamó “Trump-whisperer” (“El que susurra [al oído de] Trump”). El mismo artículo lo llamaba también “agente del caos” y “el operador político más peligroso de América”. También agregaba un detalle aparentemente más frívolo: “Despeinado, regularmente sin rasurar, dado a llevar puestas dos camisas al mismo tiempo, era un candidato improbable para trabajar junto con Trump quien tiene en alto concepto las apariencias. Pero, de alguna manera, funcionó”.

La semblanza se titulaba Steve Bannon: la rápida caída de la gracia” [de Trump] y fue publicada el 20 de agosto de 2020 en ocasión de la que parecía la derrota definitiva de Bannon en los tribunales; su despedida de la administración Trump ya había sucedido dos años antes; BBC News la explicaba como un choque de egos (nada difícil de creer en esa Casa Blanca), sobre todo después la publicación del libro de Joshua Green (Devil’s Bargain, de 2017, sobre la relación de Bannon y Trump) en el que se pintaba a Bannon como el cerebro y a Trump como un “charlatán errático”.

El melodrama psicológico del duelo de egos oculta que Bannon nunca ha desertado las filas del radicalismo populista: cuando Trump lo sacó de su círculo rojo en agosto 2017, volvió a entrar por la puerta grande a la agencia noticiosa Breitbart (que él mismo había previamente impulsado hacia la alt-right, la “derecha alternativa”, y que había sido instrumental para el éxito de Trump en 2016).

Bannon con Roy Moore
Bannon con Roy Moore (Foto: Reuters).

Desde esa plataforma, Bannon se sintió libre de criticar los que consideraba despropósito de la administración y desafiar al propio presidente en su terreno: impulsó la candidatura del ultraderechista Roy Moore en contra del favorito de Trump; el hombre de Bannon ganó las primarias republicanas pero perdió las elecciones generales gracias a una campaña de descrédito que involucró, entre otras cosas, acusaciones de perversiones sexuales con chicas menores de edad; por primera vez en un cuarto de siglo el puesto senatorial por Alabama está siendo ocupado por un demócrata.

Los medios liberales norteamericanos, víctimas de ceguera selectiva hacia todo que no sucede en Estados Unidos y sus “patios traseros” (del Río Grande a Tierra del Fuego), parece que lo han olvidado; pero Bannon ha estado constantemente como operador político en tres de las grandes batallas internacionales de Trump: el ataque sistemático al bloque europeo (incluyendo el redimensionamiento de la OTAN); el abandono de los acuerdos de París sobre el cambio climático (incluyendo la defensa a ultranza de los combustibles fósiles); y la oposición a la política de “fronteras abiertas” (atribuida, bien o mal, al partido demócrata y a sus apoyadores financieros como George Soros); aunque los escenarios de estas batallas son globales, todas ellas tienen muchísimo que ver con Europa.

Desde su primera fase como CEO de Breitbart, Bannon había trabajado codo a codo con eurofóbicos de toda denominación, desde la “internacional populista” inventada por el derechista belga de Mischaël Modrikamen, al grupo de Visegrád (Polonia, Hungría, República Checa y –más moderada – Eslovaquia) y las derechas populistas de varios otros países. No resulta que esta asociación se haya perdido en los años siguientes, aunque es probable que, con el retiro virtual de Bannon del escenario político norteamericano, sus aliados y huérfanos europeos tengan que salir a plena luz.

Mischaël Modrikamen, Matteo Salvini, Steve Bannon
Mischaël Modrikamen (a la derecha), junto a Matteo Salvini y Steve Bannon (Foto: El Periódico).

La Corte Suprema de Polonia acaba de desafiar la Unión Europea, sosteniendo que las leyes nacionales tienen preferencias sobre las leyes de la Unión; ya se habla de un Polexit, los eurófilos protestan y los dados están en el aire. Por otro lado, Rusia y la OTAN están en confrontación abierta después de la expulsión por espionaje de varios personajes de la embajada rusa. Por lo pronto, Putin ha anticipado que no irá a la reunión sobre Cambio Climático (COP-26) prevista para este noviembre. En cuanto al Reino Unido, Boris Johnson ha reconocido que la emisión de gases invernadero aumentará hasta 2035 antes de bajar para 2050.

Manifestaciones anti-Polexit
Manifestaciones anti-Polexit (Foto: independent.ie).

Polonia se suma a las repúblicas bálticas en el cierre de las fronteras con Bielorrusia. Esto de las fronteras es un tema particularmente delicado para Bannon, quien ya ha sido indiciado por enriquecimiento ilícito sobre la construcción del muro con México; si se le encuentra culpable, podría enfrentar una condena de hasta 20 años de cárcel: mucho más que la condena irrisoria ‒un año‒ que enfrentaría, si acaso, por desacato al Congreso.

En la situación actual, los medios liberales han empezado a sugerir que, quizás, Bannon y Trump pudieron haber estado juntos en la preparación del golpe del 6 de enero (mientras escribo esta nota, Bob Woodward en CNN está comparando la dupla Trump-Bannon con la de Nixon y sus asesores en preparación del Watergate). Santa inocencia, diríamos nosotros que, gracias a Dios, somos analistas políticos y no estamos tan restringidos por las reglas estrictas que se enseñan en las escuelas de periodismo.

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