Orwell 2024
Fulvio Vaglio Bertola
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La salida de la Gran Depresión necesitó las dos cosas. Joe Biden no tiene ni la una ni la otra: sus cifras de empleo se revelan cada día como una boya flotante y estática, más que…

Orwell, Big Brother (Foto: Wallpaper Flare).
Orwell, Big Brother (Foto: Wallpaper Flare).

Lectura: ( Palabras)

Sería bueno que los medios liberales proporcionaran algo de información histórica precisa y completa. En estos últimos días, cuando no están explotando el melodrama policíaco barato del novio de Gabby Petito y de las dos familias, están comentando la crisis económica que ya nadie puede negar, la amenaza china a Taiwán y la resistencia de los legisladores republicanos a los subpoenas emitidos por la comisión dizque bipartidista para la investigación sobre el asalto al Congreso del 6 de enero.

La primera historia (el policíaco) no requiere información histórica: sólo requeriría un poco de decencia y autocontrol. Si realmente se quiere hablar de ello, se debería por lo menos insertarla en el clima de violencia y tiroteos que no ha menguado y queda latente, listo para reocupar las primeras planas cuando el espacio noticioso lo permita.

El último punto (los subpoenas) tampoco necesitaría mucha información, a lo sumo unos comentarios sobre los republicanos y sus medios empeñados en la rescritura de la historia reciente. Es un proyecto de alcance orwelliano, tiene como objetivo el 2004, y su protagonista, aunque no fue oficialmente Big Brother, sí organizó The apprentice que era casi lo mismo. 

big brother movie

Los dos otros temas están interrelacionados y necesitarían información más cuidadosa. No falta dónde documentarse, si se quiere. Cuando yo enseñaba Historia de Estados Unidos en Wayne State University, Detroit, entre finales de los setenta e inicio de los ochenta, usábamos libros con distintos grados de compromiso crítico, de los cuales, sin embargo, se desprendían hechos exactos; no me resulta que hayan sido quemados y, si CNN quisiera, podría fácilmente encontrarlos y documentarse. Pero claro que la reescritura de la historia es tarea mucho más cómoda sin bibliotecas y con Internet.

Para empezar, la crisis económica: los analistas de hoy la definen cono crisis de la “cadena de la oferta” (supply chain): no se produce bastante como para permitir que el consumo interno crezca y dispare el aumento del empleo. No es que “se parezca”, sino que es el mismo círculo vicioso que afectaba el sistema económico (norteamericano y mundial) después de la crisis de 1929. En aquella ocasión la respuesta ganadora fue el aumento del gasto público para conseguir el “efecto multiplicador” sobre la recuperación económica; hoy Joe Biden espera que la misma receta funcionará en los tres años que le quedan como presidente.

PROJECT Tennessee Valley Authority
Proyecto Tennessee Valley Authority (TVA) (Foto: Beyondplanb.eu).

Los textos canónicos de la economía keynesiana coinciden en dos cosas: primero, que la revolución de los ingresos no hubiera sido posible sin un movimiento obrero fuerte, combativo, renovado y reorganizado con el apoyo del poder político federal (el nuevo CIO contra la vieja AFL); segundo, que tampoco esto hubiera sido suficiente sin la guerra.Se lo dijo Keynes a la cúpula económico-política de Roosevelt en el verano de 1940; alguien en Estados Unidos supo escuchar las brisas que año y medio después trasformarían el viento en las planicies del Tennessee en la borrasca de la Segunda Guerra Mundial.

La salida de la Gran Depresión necesitó las dos cosas. Joe Biden no tiene ni la una ni la otra: sus cifras de empleo se revelan cada día como una boya flotante y estática, más que como la ola sobre la que puede navegar la recuperación económica; el movimiento obrero está fragmentado y más marginalizado que nunca: pregunten en qué piensan los norteamericanos cuando escuchan “Michigan” y contestarán: ciudades abandonadas como Flint, fuerza de trabajo desempleada, obreros transformados en cazadores armados, complots para raptar y matar a la gobernadora, fabricación de bombas caseras.

Queda la guerra. Nadie se pregunta de dónde empezaron a sonar históricamente los tambores. Empecemos con el ataque japonés a Pearl Harbor el 7 diciembre de 1941: ¿quién, en el Estado Mayor norteamericano, decidió desoír las advertencias del próximo ataque? Sigamos con la agresión norcoreana en 1950: misma pregunta, pero con el corolario de cómo se fundó la democracia en Corea del Sur, con un exilado (Syngman Rhee) enviado desde Washington en 1948 a liderar la represión violenta de los movimientos campesinos y sindicales (lo hizo bien: 60,000 muerto sólo en 1949). La guerra de Vietnam es (o era, antes de la reescritura de la historia actualmente en curso) la misma gata pero revolcada (y mucho más larga y devastadora).

En la versión en la que están de acuerdo FOX y CNN, OAN y MSNBC, parecería que Taiwán nació armada y democrática, como Minerva de la cabeza de Júpiter, a finales de 1949. En realidad, Estados Unidos decidió apoyar a Chiang Kai-Sheck y mantener a Taiwán como única representante del Extremo Oriente en la ONU (en 1949, tres millones de habitantes contra 541 millones de la China comunista).

Chiang Kai Shek, expresidente de Taiwan
Chiang Kai Shek (Foto: Wikipedia).

El melodrama político (nosotros los buenos, ellos los malos) sigue: desde 2008, China ha promulgado su Ley Antisecesión, gracias a la cual ya se ha apoderado de Hong Kong y está amenazando la independencia de Taiwán. El proyecto Orwell está vivo y bien en marcha, al son de los tambores de guerra.

decenas de miles de partidarios de Taiwán se reúnen para denunciar a China en Taipei
Decenas de miles de partidarios de Taiwán se reúnen para denunciar a China en Taipei, Taiwán, octubre, 2008 (Foto: Wally Santana-AP).
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