Endurecimiento de las políticas comerciales de EU hacia China
Enrique Dussel Peters

Desde la Socioeconomía

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Las medidas comerciales auguran una profundización de la confrontación entre las dos principales economías del mundo.

Lectura: ( Palabras)

En vísperas del próximo 20 Congreso del Partido Comunista de China (PCC) el 16 de octubre de 2022 y de las elecciones intermedias en Estados Unidos el 8 de noviembre de 2022 la administración Biden decidió el viernes pasado escalar nuevamente los controles a las exportaciones hacia China.

Hemos analizado en esta columna en repetidas ocasiones el tema y su evolución desde 2017 y bien pudiera no llamarnos la atención: una política “dura” hacia China es en la actualidad uno de los pocos consensos entre los partidos demócrata y republicano ante la generalizada preocupación de la población estadounidense según el Pew Research Center; estas nuevas medidas poco antes de las elecciones intermedias en EU parecieran buscar influenciar al electorado. Sin embargo, y a días del 20 Congreso del PCC también pudieran forzar una respuesta china. Pareciera que los “halcones” tienen la palabra en el conflicto entre ambos países.

¿En qué consisten las nuevas medidas estadounidenses? El documento de 139 cuartillas y 8 capítulos restringe aún más el control de las exportaciones de EU y de otros países de semiconductores y su fabricación hacia China y amplía el número de empresas a las que se les prohíbe tener acceso a tecnología estadounidense (entity lists). En línea con recientes políticas industriales en 2022 para apoyar explícitamente a las empresas de semiconductores de y en Estados Unidos, restringe -teóricamente con la posibilidad de solicitar permisos, aunque con pocas posibilidades de su otorgamiento- la venta de semiconductores avanzados y particularmente para su uso para supercomputadoras e inteligencia artificial en China; todo lo anterior para productos y servicios que utilizaran tecnologías estadounidenses (el aspecto es crucial: no sólo afecta a productos de empresas estadounidenses, sino que también a todas las que hicieran uso de tecnología de EU). Bajo el segundo rubro -ampliación del listado de empresas chinas a las que se les prohíbe tener acceso a tecnologías con base en productos y servicios estadounidenses- se incluyen a 28 nuevas empresas que ya estaban en listados anteriores, pero ahora con la prohibición internacional de acceso a semiconductores específicos, así como 31 nuevas empresas señaladas y que serán investigadas para integrarse al listado definitivo.

Más allá del tema electoral en China y en EU, los responsables de Tecnología y Seguridad Nacional en EU han señalado recientemente y abiertamente que EU busca “extender la ventaja absoluta” ante China, es decir, no sólo de permitir un proceso de competencia entre empresas entre varios países, sino que impedir el ingreso de las empresas chinas. Si bien las empresas chinas u otras todavía pudieran solicitar los permisos y exenciones, y por el momento no se incluyen a las dos principales fabricantes de semiconductores chinos (YMTC y SMIC), las nuevas políticas establecen precedentes y la estrategia de la política comercial de EU hacia China en aras de explícitamente impedir que China continúe con su proceso de escalamiento tecnológico mediante el uso de semiconductores (que pueden utilizarse en múltiples sectores, también en el militar; tanto en China como en Pakistán, México u otros países).

Las empresas estadounidenses -muchas altamente dependientes de sus ventas hacia China, aunque también interesadas en utilizar los incentivos recientes de la administración Biden- y chinas tendrán que implementar estas medidas desde abril de 2023. No existen por el momento estudios sobre el impacto de los diversos controles de las exportaciones de EU hacia China, aunque empresas como Huawei, por ejemplo, tuvieron que reducir al mínimo sus ventas del muy dinámico mercado de celulares, aunque sin afectar otros rubros como de 5G y de servicios a empresas.

Las medidas comerciales -aunadas a la reciente visita de Pelosi a Taiwán- auguran una profundización de la confrontación entre las dos principales economías del mundo; el nuevo enfoque estadounidense de controlar sus exportaciones con base en sus tecnologías y servicios (que no productos) son de la mayor relevancia ya que así logran abarcar a productos y procesos realizados en EU y fuera de EU por empresas estadounidenses y otras internacionales. También reflejan, sin embargo, crecientes preocupaciones por empresas internacionales y la capacidad del gobierno estadounidense de prohibir su producción y exportación ante el uso de tecnologías de EU. En el futuro, y ante la posibilidad de proveerse de insumos de productos y servicios, el que fueran no-estadounidenses será un criterio importante para no caer ante potenciales crecientes medidas y controles del gobierno de EU.

Por último, estas nuevas disputas sólo afectan en un principio el rubro de controles de exportación de alta tecnología. Se esperan en los siguientes meses nuevas medidas por parte de la administración Biden sobre las empresas chinas que cotizan en las diversas bolsas de valores de Estados Unidos y otras políticas, al menos tan significativas, que limiten las inversiones de EU en China.

Será complejo en el mediano plazo revertir estas medidas de “desempotramiento” (decoupling) tomadas por EU, mientras China, en paralelo, busca sustituir importaciones estadounidenses a marchas forzadas.

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